Capítulo 20

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—No deberías estar aquí, mi cielo —recriminó la mujer, haciendo sonreír a los presentes—. Deberías estar descansando.

—Jeray es bastante terco, así que no le pidas mucho, tía —fue lo que dijo Jolie, regresando a la sala luego de abrirle la puerta a las siguientes visitas—. Al parecer, hoy es día de visitas inesperadas.

Darius y sus padres pasaron por el lado de ella sin decirle ni una sola palabra y para nadie pasó por alto que la incomodidad y la tensión se sembró en el ambiente. Y es que, al fin, luego de tanto, estaban todos reunidos nuevamente, inclusive los padres de Kian que se habían puesto de acuerdo para visitar a sus amigos y saber de su estado de salud luego de lo que había ocurrido.

El silencio que se estableció fue interrumpido por la madre de Jeray, que ofreció bebidas y bocadillos para todos, solo que Asier y Jolie la hicieron sentar nuevamente en su lugar.

—Quédate ahí, yo me encargo de las bebidas y los pasabocas de todos, ¿sí? —se apresuró a decir Jolie, teniendo la oportunidad perfecta para huir de las miradas recriminatorias de todos—. Ya regreso.

Huyó del lugar a paso rápido, tensa y con el corazón acelerado. Las miradas que le daban le dejaban en claro que todavía sentían mucho resentimiento por ella y por todo lo que había hecho, pero, sobre todo, no podía soportar la indiferencia de Darius, de que su presencia no fuera grata siquiera para que le diera un simple vistazo cuando ella deseaba ser observada por esos ojos oscuros y profundos que tantos sentimientos traslucían.

Entró a la cocina y se apoyó de la isla, soltando un profundo y largo suspiro. No podía creer que deseara tanto una mirada y una atención como la que recibía en el pasado, cuando ella misma atribuyó a un olvido que la estaba matando muy lentamente.

—Espero no incomodarte —escuchó una suave voz a su espalda y sonrió, enderezando su cuerpo y girándose para ver a Avery—. Con todo lo que había pasado apenas si pudimos cruzar algunas palabras, pero ahora que todo está en calma, quiero darte las gracias por lo que hiciste por mí. Agradezco de corazón que me ayudaras a salir de ese infierno en el que caí... aunque lamento mucho que varios se vieran arrastrados por mi culpa.

—No tienes que sentirte culpable, Avery. No es tu culpa que la maldad actúe de ese modo. Y no agradezcas, que mi labor es ayudar y proteger con creces a los más inocentes —sacudió la cabeza al ver que los ojos de la chica se llenaron de lágrimas—. Oh no, aunque no salió como esperaba, aquí todos estamos bien y vivos que es lo importante, así que olvidémonos de lo que pasó y sigamos adelante. ¿Me podrías ayudar con las bebidas? Tía hizo algunos bocadillos, pero supongo que no alcanzan para todos lo que hay en la casa.

—Puedo hacer unos, no tengo problema con ello —murmuró, encogiéndose de hombros.

—¡Perfecto! —la rubia sonrió de oreja a oreja—, ¿En qué te ayudo entonces? No soy muy buena horneando, pero de algo he de servir, ¿no?

Las dos chicas rieron y se pusieron manos a la obra, horneando una torta de chocolate y hablando de todo un poco. Jolie no perdía la oportunidad para preguntar cómo iba la relación de ellos, queriendo saber cómo era su primo. Aunque era bastante obvio lo amoroso y atento que estaba siendo con Avery, le agradaba la idea de escuchar las buenas virtudes que poseía Jeray.

Hornearon y hablaron por largo rato, haciendo que Jolie olvidara que Darius y su familia estaba en esa misma casa y que existía alguna tensión fuera de la cocina. Lo cierto era que ella estaba huyendo de las contradicciones y del miedo que sentía en su corazón cuando él estaba cerca, de alguna manera lacerando su alma ante tanta indiferencia.

Tan pronto la primera torta estuvo lista, Jolie se encargó de porcionarla, deseando no salir de la cocina para darles la cara a aquellos que la juzgaban en silencio, pero se dio la fuerza a sí misma como siempre había hecho y salió con la bandeja en mano, ocultando muy bien todo lo que la atormentaba y la tenía al borde de un colapso.

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