Adam, Valeri y Oliver se encontraban en un claro, a la sombra de algunos árboles que les proporcionaban un refugio temporal. La tensión de la reciente huida aún pesaba en el aire, pero había un sentido de camaradería que los unía en ese momento. Después de discutir sus próximos pasos, Adam miró hacia Valeri con una expresión de preocupación.
“Valeri, necesitamos que te quedes aquí cuidando el coche mientras Oliver y yo vamos al pueblo a comprar algo de comida. No podemos arriesgarnos a que nos descubran”, le dijo Adam, su tono era serio.
Valeri asintió, comprendiendo la importancia de su tarea. “Está bien, me quedaré aquí. Pero tengan cuidado”, respondió, esbozando una sonrisa que intentaba ocultar su nerviosismo.
Oliver se acercó a ella, agradecido. “No te preocupes, estaremos de vuelta pronto. Solo asegúrate de no llamar la atención”, le aconsejó, antes de añadir en un tono más ligero, “y no te olvides de cuidar el coche, es nuestra única forma de salir de aquí”.
“Lo haré, confíen en mí”, respondió Valeri, su voz firme.
Adam y Oliver intercambiaron una mirada de complicidad y, después de asegurarse de que todo estaba en orden, se despidieron de Valeri. “Ten cuidado, ¿sí?”, le dijo Adam antes de alejarse. Valeri asintió una vez más, observándolos mientras se alejaban por el sendero hacia el pueblo.
Sin embargo, lo que Valeri no sabía era que, desde las sombras, un par de ojos la estaban vigilando. Viktor había puesto a sus hombres en alerta, y ella se había convertido en un objetivo prioritario. Mientras Valeri se acomodaba en el coche, sintió un escalofrío recorrer su espalda, sin saber que alguien se acercaba sigilosamente.
De repente, un par de hombres enmascarados aparecieron de la nada, y antes de que Valeri pudiera reaccionar, la agarraron por los brazos y la arrastraron hacia la oscuridad. “¡Suéltame!” gritó, pero su resistencia resultó inútil. Los hombres eran fuertes y la sometieron rápidamente, llevándola lejos del coche.
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Mientras tanto, Adam y Oliver se encontraban en el pueblo, comprando provisiones en una pequeña tienda de comestibles. Hablaban de su situación, intentando mantener el ánimo alto. “Espero que Valeri esté bien”, dijo Adam, un poco inquieto.
“Seguro que sí”, respondió Oliver, aunque también sentía un nudo en el estómago. “Solo estará cuidando el coche”.
Después de pagar por la comida, los dos comenzaron a caminar de regreso al lugar donde habían dejado a Valeri. Sin embargo, a medida que se acercaban, una sensación extraña les invadió. Adam fue el primero en notar algo fuera de lugar. “Espera… algo no se siente bien”, murmuró, deteniéndose en seco.
Al llegar al coche, sus corazones se hundieron al ver signos de lucha: la puerta del vehículo estaba entreabierta, y había marcas en el suelo que indicaban que alguien había sido arrastrado. “¡Valeri!” gritó Adam, su voz llena de pánico.
Oliver se acercó rápidamente al coche, buscando alguna pista. “No… no puede ser”, dijo, su voz temblando. “¿Dónde está ella?”.
Ambos comenzaron a mirar a su alrededor, nerviosos y expectantes. “Tenemos que encontrarla, Adam”, dijo Oliver, su determinación creciendo. “No podemos dejar que la atrapen”.
“Vamos, tenemos que actuar rápido”, respondió Adam, su mente ya en marcha, mientras se preparaban para buscar a Valeri en medio de la creciente tensión y el miedo que los envolvía.
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Solos Tú y Yo
DiversosAdam, un chico de 19 años que vive con su abuela solamente tendra un camino muy interesante, con algunas lagunas oscuras.