Mientras Adam y Valeri se dirigían al puerto, Richard se encontraba en su oficina, observando la pantalla de un monitor que mostraba imágenes en vivo de la operación. Un subordinado, llamado Marco, entró en la habitación con un aire de urgencia.
“Jefe, hemos recibido confirmación de que Adam y Valeri han salido hacia el puerto. La misión está en marcha”, informó Marco, su voz tensa.
Richard se giró lentamente en su silla, una sonrisa en sus labios que no alcanzaba sus ojos. “Excelente. Todo está saliendo según lo planeado. Pero no podemos permitir que se sientan demasiado seguros”, dijo, mientras acariciaba el borde de su escritorio, pensativo.
“¿Cuál es el siguiente paso?”, preguntó Marco, consciente de la naturaleza impredecible de su jefe.
Richard se quedó en silencio por un momento, contemplando las posibilidades. “Es hora de cambiar el rumbo de la misión. Necesito que se alteren los planes de Adam y Valeri. Que se enfrenten a algo que no esperen”.
Marco asintió, comprendiendo la intención de Richard. “¿Qué tienes en mente?”.
Richard tomó su teléfono móvil y, sin responder a la pregunta, presionó un número en la pantalla. El tono de llamada resonó en la habitación mientras su mirada se volvía fría y calculadora. “Es hora de hacer una llamada...”, murmuró para sí mismo.
Finalmente, la llamada fue contestada. “¿Estás en posición?”, preguntó Richard, su voz baja y autoritaria.
“Estoy listo”, respondió una voz grave al otro lado de la línea. “¿Qué necesitas que haga?”.
“Quiero que interceptes a Adam y Valeri antes de que lleguen al puerto. Crea una distracción, algo que los saque de su elemento. Asegúrate de que sientan la presión, que se den cuenta de que no están solos en esto”, ordenó Richard, su tono implacable.
“¿Y si se resisten?”.
Richard sonrió con desdén. “No te preocupes por eso. Haz lo que sea necesario. Recuerda, son solo herramientas en mi juego. Ellos no pueden ganar. No me fallen”.
Después de colgar, Richard se recostó en su silla, sintiendo una satisfacción oscura. “Esto se va a poner interesante”, pensó, imaginando la confusión y el caos que pronto se desatarían sobre Adam y Valeri. La misión que habían estado esperando se estaba transformando en una trampa, y él estaba en el centro de todo, moviendo las piezas como un maestro ajedrecista.
Con una mirada fija en la pantalla, Richard se preparó para disfrutar del espectáculo que iba a desarrollarse. La noche apenas comenzaba, y él tenía el control de cada movimiento.
Mientras Richard finalizaba su conversación, en un rincón oscuro de la oficina, Oliver había estado escuchando todo desde detrás de la puerta. Su corazón latía con fuerza, y cada palabra que salía de la boca de Richard le provocaba una mezcla de miedo y confusión. Nunca había imaginado que su situación era tan grave y que su propio hermano, Adam, estaba involucrado en todo esto.
“Adam...”, repetía para sí mismo, asimilando la revelación. La idea de tener un hermano que había estado actuando en las sombras, posiblemente arriesgando su vida por él, lo llenó de una extraña mezcla de esperanza y ansiedad. ¿Cómo era posible que no supiera de su existencia hasta ahora?
Al escuchar que Richard planeaba alterar la misión, el pánico se apoderó de él. No podía permitir que Adam y Valeri se metieran en problemas a causa de su situación. Sin pensarlo dos veces, Oliver dio un paso atrás, sintiendo que la presión en su pecho aumentaba.
“¡No puedo quedarme aquí!”, exclamó en silencio, mientras su mente comenzaba a trabajar a toda velocidad. Necesitaba encontrar un lugar seguro donde pudiera pensar, donde pudiera procesar todo lo que había escuchado.
Con un último vistazo al interior de la oficina, donde Richard parecía disfrutar de su malévolo plan, Oliver se dio la vuelta y salió corriendo por el pasillo. La adrenalina corría por sus venas; no sabía a dónde iba, pero sabía que tenía que alejarse de allí.
Mientras corría, las palabras de Adam resonaban en su mente. La idea de que su hermano estuviera tan cerca, dispuesto a arriesgarlo todo por él, le daba fuerzas, pero también lo llenaba de dudas. ¿Por qué no había estado allí antes? ¿Cómo había dejado que las cosas llegaran tan lejos?
Oliver necesitaba un lugar donde pensar, donde pudiera encontrar claridad en medio del caos. Así que, mientras se adentraba en la oscuridad de la noche, se prometió a sí mismo que haría lo que fuera necesario para proteger a su hermano y a Valeri, incluso si eso significaba enfrentarse a los hombres que los amenazaban. La revelación de su hermano era solo el comienzo de una nueva y peligrosa aventura.
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Solos Tú y Yo
RandomAdam, un chico de 19 años que vive con su abuela solamente tendra un camino muy interesante, con algunas lagunas oscuras.