Después de una intensa y peligrosa huida, Adam, Valeri y Oliver se encontraron en un lugar apartado, cerca del auto que habían robado. Habían logrado alejarse del puerto y de la banda de los Rojos, y ahora, con el corazón aún acelerado, se sentaron en el borde de un pequeño claro, rodeados de árboles que los ocultaban de las miradas curiosas.
El silencio que los envolvía era reconfortante, y poco a poco, la adrenalina comenzó a desvanecerse. Valeri se recostó contra el coche, respirando hondo para calmarse. "No puedo creer que hayamos salido de eso", dijo, mirando a Adam con una mezcla de admiración y preocupación.
Adam, aún recuperándose de la tensión, se sintió impulsado a compartir algo que llevaba dentro desde hacía tiempo. "Hay algo que quiero contarles", comenzó, su voz un poco temblorosa. "Desde que me enteré de todo lo que está pasando, he estado pensando en mi abuela y en lo que me dejó".
Oliver lo miró con curiosidad. "¿Tu abuela? ¿Qué fue lo que te dejó?".
Adam se pasó una mano por el cabello, recordando con nostalgia. "Antes de morir, me dejó una carta. Hablaba de mí, de cómo había sido su vida y de la mía. En esa carta, me contó sobre su amor por mí y cómo siempre había deseado que tuviéramos una conexión. Me mencionó que había algo más en mi historia, algo que no entendía del todo".
Valeri se acercó un poco más, interesada. "¿Y qué decía la carta?".
"Me habló de mi padre", continuó Adam, su mirada fija en el suelo. "Decía que él había estado en prisión y que, a pesar de todo, siempre había sentido una conexión conmigo. Decidí visitarlo, a pesar de todo. Quería entenderlo, y quizás encontrar respuestas sobre mi vida".
Oliver lo escuchaba atentamente. "¿Y qué pasó cuando fuiste?".
Adam hizo una pausa, recordando el momento. "Cuando llegué, me senté frente a él y le hablaba. Le conté sobre mi vida, sobre cómo había crecido con mi abuela. Pero él simplemente me ignoró. Era como si no le importara. Sin embargo, cuando mencioné tu nombre, Oliver, vi una pequeña reacción en su rostro. Por un instante, pareció recordar".
"Eso debe haber sido duro", comentó Valeri, sintiendo una punzada de empatía por Adam.
"Sí, lo fue", admitió Adam, sintiéndose vulnerable. "Fue un momento confuso. No sé si él estaba arrepentido o simplemente no quería hablar de su pasado. Pero me quedó claro que todo lo que ha pasado, desde lo que viviste en el orfanato hasta la mafia, ha sido parte de un hilo que se ha tejido a lo largo de mi vida. Nunca supe que tenía un hermano en la mafia, y ahora, aquí estamos, enfrentando a estas personas".
Oliver, sintiendo que era su turno de abrirse, respiró hondo. "Mi historia es diferente, pero también dolorosa. Cuando me recogieron en el orfanato, no tenía idea de lo que me esperaba. Recuerdo que un día, un hombre de la mafia vino a hablar conmigo. Me prometió una vida mejor, un lugar donde pertenecer. Me llevó con él, y al principio pensé que todo sería diferente".
Se detuvo un momento, su mirada perdida en el horizonte. "Pero la realidad era muy distinta. Desde ese momento, me vi atrapado en un mundo de violencia y miedo. Me entrenaron para ser uno de ellos, para hacer cosas que nunca imaginé. Me enfrenté a situaciones que me hicieron cuestionar quién era realmente. Aún no entiendo por qué me eligieron a mí, por qué me llevaron de esa vida en el orfanato a la oscuridad de la mafia".
Adam y Valeri lo miraron, sintiendo la carga de su historia. "Debió ser muy difícil", dijo Valeri suavemente.
"Lo fue", respondió Oliver, su voz llena de resignación. "Perdí gran parte de mi infancia y de mi inocencia en ese proceso. Pero ahora, aquí estamos, tratando de salir de ese mundo. Y aunque no tengo todas las respuestas, sé que no estoy solo".
Adam asintió, sintiendo una nueva determinación. "Nosotros tampoco lo estamos. Vamos a enfrentar esto juntos, y no dejaremos que la mafia controle nuestras vidas".
Valeri sonrió, sintiendo el vínculo que los unía aún más fuerte. "Estamos contigo, Oliver. Juntos podemos encontrar una manera de salir de esto y descubrir la verdad".
Con el corazón más ligero y un sentido renovado de propósito, los tres se prepararon para continuar su camino, listos para enfrentar cualquier desafío que se les presentara.
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Solos Tú y Yo
RandomAdam, un chico de 19 años que vive con su abuela solamente tendra un camino muy interesante, con algunas lagunas oscuras.