Nikolai avanzó por el patio, sus pasos tranquilos pero con un propósito claro en cada uno. Sabía exactamente a quién buscar; en esa prisión de miradas y palabras calculadas, había pocas personas que podían entender los intrincados matices de un plan elaborado. Y entre ellas, Dazai era quizás el mejor aliado posible, alguien que jamás haría preguntas de más, sino que vería en sus intrigas una diversión adicional.
A lo lejos, Dazai estaba de pie junto a la verja, observando cómo las hojas mecidas por el viento se arremolinaban alrededor. Nikolai se acercó a él, asegurándose de que nadie estuviera demasiado cerca como para escuchar la conversación. Cuando llegó lo bastante cerca, Dazai no hizo ningún movimiento brusco, solo giró ligeramente el rostro, con esa expresión de curiosidad despreocupada.
—Dazai —comenzó Nikolai, dejándose caer contra la verja junto a él, una sonrisa amigable en el rostro.
—Nikolai, mi querido compañero de locuras —respondió Dazai con una voz lánguida, como si le hablara a un amigo de toda la vida—. ¿Qué trae a mi simpático amigo hasta mi soledad en este rincón?
—Necesito un favor. Un favor que sé que podrías disfrutar tanto como yo —le respondió Nikolai, manteniendo un tono de misterio que sabía que captaría la atención de Dazai.
Dazai le dirigió una mirada llena de interés, dejando escapar una ligera sonrisa mientras se cruzaba de brazos.
—Ya tienes mi interés, querido amigo. Dime, ¿qué podría hacer por el gran Nikolai?
Nikolai se acercó un poco más, inclinándose hacia él para que sus palabras fueran solo para sus oídos.
—Necesito unas pastillas —dijo en voz baja—. Algo que pueda darme fiebre y unos cuantos mareos, lo suficiente para que parezca que me he enfermado de verdad.
Los ojos de Dazai brillaron con una chispa de entendimiento. No necesitaba más detalles; conocía lo suficiente de Nikolai y sus métodos como para saber que cualquier plan que implicara simular una enfermedad no era más que una puerta a algo más grande y peligroso.
—Ah, fingir enfermedad, ¿eh? —Dazai dejó escapar una risa suave, una que apenas rompió el silencio a su alrededor—. Puedo conseguir algo para ti. Mareos, fiebre, quizás un poco de visión borrosa... Todo lo que necesitas para parecer un enfermo genuino.
Nikolai asintió, manteniendo una expresión serena mientras le sostenía la mirada a Dazai, quien lo observaba como si intentara adivinar sus intenciones exactas.
—¿Y tú? ¿Qué ganarías tú con esto? —preguntó Dazai, juguetón, como si intentara medir cuánto estaba dispuesto a ofrecer.
—Oh, Dazai —replicó Nikolai en un tono teatral—, ¿qué no harías tú por un espectáculo nuevo? Esto es tanto para ti como para mí.
Dazai entrecerró los ojos y luego soltó una risita.
—Tienes razón, amigo. ¿Por qué resistirme a ver un poco de caos en este lugar? —De pronto, su voz bajó un poco más, casi susurrante—. Lo que sea por mi querido amigo.
Hubo un leve gesto, un toque apenas perceptible en su manga, y Nikolai se dio cuenta de que Dazai le deslizaba una pequeña bolsita sin que nadie lo notara. Los dedos de Nikolai la recogieron con la misma discreción, y ambos siguieron en silencio, mirando a su alrededor como si no hubiera pasado nada.
—Recuerda, querido amigo —añadió Dazai con tono relajado—, unos pocos bastarán. Siéntete libre de darme un buen espectáculo.
Nikolai sonrió, saboreando la posibilidad del espectáculo que se avecinaba.
—Tienes mi palabra —murmuró, su sonrisa volviéndose una promesa en el aire—.
Nikolai caminó de regreso hacia el edificio con la bolsa de pastillas escondida en el bolsillo, con una sonrisa que parecía prometer travesuras. Al entrar en la zona común, localizó a Fyodor sentado en una esquina, inmóvil y vigilante. Fyodor levantó la mirada en cuanto Nikolai cruzó la puerta, y la expresión en su rostro era suficiente para que cualquier otra persona se detuviera en seco.
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Ecos del abismo.
FanficEn un hospital psiquiátrico, donde el silencio se ve interrumpido por susurros de dolor y desesperanza. Nikolai Gogol se encuentra atrapado en su propia mente, internado debido a un comportamiento errático y a recuerdos que amenazan por consumirlo...