Capítulo 18

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Samantha

— ¿No es algo exagerado?— solté visualizando lo que tenía ante mí, incapaz de permanecer con la boca cerrada.

El jardín de la casa es enorme, el pasto es como un campo de fútbol, pero ahora mismo estaba lleno de decoraciones de columnas griegas y esculturas de los Dioses del Olimpo, había largas mesas con manteles blancos y velas en forma del torso de Zeus, enormes esculturas de aquí para allá, candelabros dorados con varías velas alumbrando por doquier.

El jardín se había convertido en un jardín griego. La casa estaba rodeada de columnas, había mujeres arpistas vestidas como vírgenes vestales, luces doradas iluminando la noche y enormes esculturas de los dioses del Olimpo.

— Cuando dijiste que sería una fiesta ambientada en la cultura griega no pensé...no pensé que sería en esta magnitud — exprese mi asombro una vez más — ¿No es demasiado? — solté con recelos.

— No, es perfecto — respondió Darren a mi lado con tanta naturalidad que me sorprendió, me volví para observar su perfil, sus labios carnosos, sus largas y espesas pestañas, un rostro atractivo y varonil.

Lo que realmente me preocupa es su afán de derrochar el dinero sin ninguna preocupación alguna.

— Esto es una enorme celebración — le dije, abrumada por todo el ajetreo.

— Es tu cumpleaños número 25, un buen número — respondió antes de acercarse a uno de los empleados para dar órdenes.

Ha estado todo el día asumiendo su papel de tirano y haciendo la vida imposible a los que estaban decorando el jardín, y yo como la buena heroína de esta historia mi deber era básicamente salvar a esta gente, por lo que seducía a mi esposo y lo llevaba a la habitación unas cuantas horas para entretenerlo entre mis piernas, así liberaba a los trabajadores para que a su vez ninguno vaya a terminar en un hospital psiquiátrico o en la cárcel por asesinato.

— Señora Li — oí a mis espaldas la voz de una mujer, me di la vuelta encontrándome con un rostro familiar, sonreí a la par de ella.

—¡Bella!— exclamé con alegría, la última vez que la vi fue en Francia cuando me preparó para mi boda, ella es la asesora de imagen de Darren y si está acá significa qué estoy a punto de hacer una transición de plebeya a princesa — Que bueno volver a verte — dije abrazándola y así ofrecerle una cálida bienvenida.

— Lo mismo digo, tengo tu disfraz en la habitación, ¿Quieres acompañarme?— soltó en su tono sofisticado y profesional, habitual en ella

— Claro — respondí, dejándome llevar por la situación.

La casa ya estaba llena de gente y eso que aún faltaban los invitados, sin duda alguna Darren estaba organizando una gran fiesta por mi cumpleaños. Yo estaba emocionada por volver a ver a todos después de casi 3 meses, en especial a madre.

— Vaya — dije cuando me mostró lo que iba a usar esta noche — Es hermosa — observé embelesada.

Y si lo era, el vestido blanco impoluto caía relajadamente como cascada interminable sobre mi cuerpo, como si hubiera sido moldeado para mi propia silueta. El cabello lo llevé en una media cola con algunas ondas y de accesorio me puso una corona de laurel, y en los pies usé unas sandalias doradas.

— Tienes la piel muy hermosa, brillante y bronceada, eso hace que resaltes mucho más. Por eso me gusta vestirte — observó Bella, estaba a mi costado admirando el resultado de su labor.

— Gracias, pero tú haces un muy buen trabajo — respondí con una sonrisa, y  contemplé mi propio reflejo en el espejo, el vestido y el maquillaje reluciente me hacía ver en verdad hermosa.

Por Siempre Darren #4 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora