Capítulo 8

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Jisung regresó a su casa dos días después de haberse quedado con Minho. Al entrar, sintió una mezcla de nervios y alivio. Al pasar por la sala, vio a su padre sentado en el sillón, viendo la televisión, y a su madre en la mesa, revisando unos papeles. Su padre notó su presencia y le dirigió una mirada seria, aunque su tono era más moderado de lo que Jisung esperaba.

—Si vas a quedarte fuera más de un día, avisa —dijo su padre, con una voz firme pero sorprendentemente suave.

Jisung asintió, un poco atónito por el cambio en la actitud de su padre. Aunque había esperado algún comentario mucho más severo, este pequeño acto de control parecía venir desde otro lugar, como si su padre intentara mantener cierto orden sin ser tan agresivo. Esto le dio a Jisung una pequeña chispa de esperanza de que, quizá, las cosas en casa podían empezar a mejorar, al menos un poco.

Jisung salió de casa después de unas horas, aún emocionado por los cambios en su vida y decidido a comprar los materiales para sus trabajos escolares. Mientras avanzaba por la calle, sin darse cuenta, pasó frente a un grupo de excompañeros que solían hacerle bullying. Al reconocer sus rostros, sintió una mezcla de sorpresa y rabia, pero esta vez, no fue el miedo lo que predominó en él.

—Mira, mira quién se digna a aparecer —dijo uno de ellos con una sonrisa maliciosa, cruzándose de brazos frente a Jisung—. ¿Qué? ¿Creías que te habías escapado de nosotros?

Otro lo empujó suavemente en el hombro, como si intentara provocarlo.

—¿Ahora crees que eres alguien importante? —dijo con un tono burlón, y las carcajadas de los otros lo siguieron.

Jisung sintió su pecho arder, pero esta vez no con miedo, sino con una mezcla de valentía y firmeza que jamás había sentido antes. Recordó las palabras de Minho y lo lejos que había llegado, y con un paso hacia adelante, mantuvo su postura y levantó la voz, sus ojos fijos en ellos.

—Ya no soy el mismo de antes, ¿me escucharon? —dijo, con un tono firme que dejó a los otros en silencio por un momento—. No voy a dejar que sigan interfiriendo en mi vida. Ustedes no tienen ningún control sobre mí, ¿entendieron?

Uno de ellos intentó reaccionar, lanzando otro comentario sarcástico, pero Jisung no dudó en mirarlo directo a los ojos.

—¿No tienes nada mejor que hacer que seguir buscando a alguien a quien molestar? ¿Es lo único que tienes en la vida? —dijo con una voz segura, que hizo que su excompañero titubeara y retrocediera un paso.

La tensión en el aire era palpable, y los que antes parecían tan seguros ahora lo miraban con sorpresa y un toque de nerviosismo. Jisung se dio cuenta de que ellos nunca esperaron esta versión de él: alguien que ya no se dejaría intimidar.

Jisung mantuvo su postura, firme y decidido, viendo cómo los muchachos empezaban a retroceder. Por un momento, creyó que su fuerza y valentía les había dado miedo, que finalmente lo veían como alguien que no podían pisotear. Pero al ver sus miradas desviarse hacia algún punto detrás de él, notó que había algo más.

Giró ligeramente y, ahí estaba Minho, con los brazos cruzados y una expresión intensa. Sus ojos parecían arder, y la firmeza en su postura decía más que mil palabras. Los excompañeros de Jisung se encogieron bajo la mirada de Minho, claramente incómodos, e intercambiaron miradas nerviosas antes de dar otro paso atrás.

—¿Tienen algún problema? —preguntó Minho en un tono bajo y peligroso, sus ojos fijos en cada uno de ellos.

—N-no, nada... nos íbamos ya —balbuceó uno de los muchachos, esquivando la mirada.

☆Nuestro camino☆-(minsung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora