Capitulo 19

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El lago reflejaba la luna con una luz mágica. A Harry le parecía relajante, como el cenador, que había sido construido cerca de la orilla para poder disfrutar de la brisa en los calurosos días de verano. Había ido allí cuando se había terminado la fiesta porque sabía que no podría dormir si se fuera a la cama. Rodeando el edificio, se acercó a la terraza y se apoyó en la barandilla intentando respirar la paz que llevaban al ambiente las olas hipnotizadoras.

— ¿Estás esperando a Daniel?.

La inesperada pregunta lo asustó y se dio la vuelta rápidamente. Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad del interior del cenador, distinguió a Louis, reclinado en una de las sillas de mimbre. Se preguntó cuánto tiempo llevaba sentado allí.

— ¿Y bien? —preguntó el castaño y Harry recordó que le había hecho una pregunta.

Cuando recordó qué pregunta era frunció el ceño.

— ¿Y por qué iba a estar esperando a tu primo?

—Para seguir coqueteando con él sin que te vea nadie.

¿Coqueteando? ¿Cómo podía...? Lo único que había hecho era bailar con él. La reacción de Louis era completamente desproporcionada. Si no lo conociera bien, creería que estaba celoso.

De repente, su corazón se aceleró. Quizá no lo conocía tan bien. ¿Podría estar celoso? ¿Y si lo estuviera, podría usar eso para que volviera con él? Lo único que sabía era que tenía que probar. Se humedeció los labios, con el corazón latiendo a toda velocidad.

— ¿Y qué si lo estuviera? —preguntó fríamente.

Con un rápido movimiento, Louis se levantó y se dirigió hacia él. Harry vio que se había quitado la chaqueta y la corbata. Llevaba las mangas de la camisa dobladas hasta el codo, lo que le hacía parecer más relajado y al mismo tiempo incrementaba la sensación de poder que solía dar.

—Te recordaría que sigues casado conmigo —dijo secamente.

¡Estaba celoso! Con el corazón en la garganta, tuvo que hacer un esfuerzo para poder respirar. Sabía que tenía que ir con cuidado porque él no se había dado cuenta de que lo que dejaba entrever con esas palabras.

—Ya sé que estoy casado contigo, Louis.

— ¿Ah, sí? Pero no ha salido como esperabas, ¿verdad? Quizá has decidido coquetear con Daniel para añadir un poco de sal al asunto —dijo él con una sonrisa cínica.

Harry contuvo el aliento. Él no merecía eso. No había hecho nada que traicionara sus promesas.

—No estaba coqueteando con Daniel—negó vehementemente.

Celoso o no, él no tenía derecho a acusarlo. La expresión de Louis cambió.

—Te lo advierto. No creas que puedes jugar conmigo, Harry.

— ¡Esto es ridículo! ¿Por qué iba a hacerlo cuando todo el mundo sabe que está loco por otro hombre y que yo estoy loco por ti?.

—Me hablas de tu amor como si fuera un talismán. Pero sólo son palabras, Harry, y los dos sabemos lo bien que las sabes manipular para conseguir lo que quieres. Las mentiras salen de tu boca, tan dulces y seductoras como la miel.

Harry cerró los puños impotente.

—Mi amor no es una mentira, Louis. Todo lo que he hecho ha sido por que te quería y porque me daba miedo perderte.

—Una persona que ama a otra no haría lo que tú has hecho, Harry —dijo duramente.

—Estás equivocado. No sabes qué equivocado estás. Una persona enamorada haría cualquier cosa —contestó, sabiendo en su corazón que él no quería escucharlo. En ese momento, una ligera brisa movió el cabello de Louis sobre su frente.

EL PROMETIDO DE MI HERMANO - Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora