Siete.

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vive un poco

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vive un poco

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EL CLUB ESTABA abarrotado. La música sonaba muy fuerte y parecía  que las paredes temblaban. Estaba oscuro y la única luz provenía de las luces de neón que decoraban la pista de baile. El olor a alcohol y sudor llenaba el aire y el suelo estaba pegajoso por el lico derramado. Habían cuerpos por todas partes, algunos frotándose unos contra otros, algunos bailando, algunos sentados en la cabinas o en la barra, bebiendo, y algunos besándose en la esquina.

Aaron estaba sentado en la barra, con una botella de cerveza en la mano. Anthony Rizzo, Anthony Volpe, Clay Holmes y Gleyber Torres estaban sentados a su lado, bebiendo sus propias bebidas. Había más Yankees dispersos por el club, pero Aaron no se molestó en recordar quién estaba en qué lugar. El grupo estaba hablando, riendo y bromeando, y el ambiente era relajado. La música era buena y él se lo estaba pasando genial. Estaban en Miami, celebrando otra victoria. Se sentía mal por perderse su llamada diaria con Scottie, pero intentaba no pensar en ello. Sus amigos se lo estaban pasando genial, y él también.

Estaba bebiendo su cerveza, escuchando a Rizzo contar una historia sobre su perro, Kevin, cuando Clay le dio un codazo en el brazo y señaló hacia su izquierda.

— Creo que esa chica está interesada en ti, amigo — dijo, inclinándose para que Aaron pudiera oírlo. Aaron se giró y siguió su línea de visión. Sus ojos se posaron en una mujer joven y bonita, de cabello rubio y ojos azules brillantes. Llevaba un vestido negro que no dejaba nada a la imaginación y un par de tacones altos. No podía negar que era hermosa, pero en realidad no era su tipo.

— No, estoy bien — sacudió la cabeza y volvió a centrar su atención en su amigo. Clay puso los ojos en blanco antes de interrumpir la historia de Rizzo.

— Chicos, Judge debería salir con la chica rubia de allí, ¿no? — Señaló a la mujer rubia de nuevo y todo se giraron para mirarla. Ella sabía que la estaban mirando, así que Aaron le hizo un gesto con la mano sin mucho entusiasmo y ella sonrió alegremente y le devolvió el saludo.

— Hermano, si no lo haces tú, lo haré yo — dijo Volpe, moviendo las cejas. Aaron puso los ojos en blanco y le dio un codazo a su compañero de equipo.

— Chico, tienes doce años. Estás bebiendo un Shirley Temple — Señaló mientras terminaba el resto de su cerveza. Volpe le saco la lengua, lo que provocó la risa del grupo. 

— Simplemente hazlo. Vive un poco — dijo Rizzo, dándole una palmadita en el hombro.

Dudó, sin saber qué hacer. Se sintió tentado, pero una pequeña parte de él sentía culpable. No había estado con nadie desde que él y Carmen rompieron. Quería hacerlo, claro, pero algo siempre lo frenaba. Y ese mismo algo lo frenaba ahora

— Ve. — intervino Gleyber, dándoles una sonrisa tranquilizadora. Aaron suspiró, tomó la cerveza de Clay y se bebió el resto. 

— Bien, pero si esto termina mal, será tu culpa — murmuró, poniéndose de pie. Los otros hombres lo aplaudieron, lo que hizo que pusiera los ojos en blanco y sacudiera la cabeza. Mientras cruzaba la habitación, una sonrisa burlona adornó sus labios pintados y se mordió el labio inferior, recorriendo su cuerpo de arriba a abajo con la mirada. Cuando llegó hasta ella, se presentaron rápidamente y ella no perdió tiempo en arrastrarlo hasta una cabina en la esquina.

Se besaron y ella le recorrió todo el cuerpo con las manos. Luego la arrastró hasta el baño. Entraron en uno de los cubículos y la situación se intensión rápidamente, ella era buena y la forma en que lo besaba le hacía sentir chispas en la columna vertebral. No se permitió pensar en lo que estaba sucediendo porque estaba disfrutando el momento y no quería arruinarlo.

— Vamos, cariño. Así de fácil — le susurro al oído, en voz baja y seductora.

Ella gemía, jadeaba y hacía todo tipo de ruidos. Sus manos agarraban la nuca de él y sus uñas se hundían en su piel, dejando pequeñas marcas en forma de medialuna. Él tenía las manos en su cintura y podía sentir sus caderas rozando contra él. la fricción era increíble y su corazón latía a un millón de millas por minuto. El vestido que llevaba puesto fue sacado por la cabeza de un tirón y el sujetador y las bragas siguieron poco después.

Estaba completamente concentrado en ella y en su cuerpo. En la forma en que sus piernas lo rodeaban, en la forma en que sus caderas se sacudían, en la forma en que jadeaba y gemía, y en la forma en que sus dedos se hundían en sus hombros. La sujetaba con fuerza por las caderas, las yemas de sus dedos se hundían en la piel suave y bronceada. Las piernas de ella se apretaron alrededor de él y su cabeza cayó hacia atrás, mientras un fuerte gemido escapaba de sus labios.

— Oh, Dios — jadeó ella, con la respiración entrecortada.

Tenía la boca abierta y las mejillas sonrojadas. Se veía hermosa y su cuerpo era asombroso. Su cabello estaba desordenado, su maquillaje estaba corrido y jadeaba con dificultad. Podía sentir su cuerpo moviéndose contra él y podía escuchar los sonidos que salían de su boca. Se estaba acercando y ella también.

Abrió la boca y se sorprendió cuando la palabra "Carm" casi se le escapó de los labios. Pero se contuvo y, en lugar de su nombre, soltó una retahíla de malas palabras.

—Mierda. 















Holisss

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Holisss

Dos actualizaciones en un día, waos...

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Los amo<3

𝐀𝐋𝐖𝐀𝐘𝐒¹ ! Aaron Judge ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora