Narra Sora:
Tal cual como lo hacíamos el año pasado, y mucho antes de eso, al terminar el horario de clases, Yuu y yo fuimos a mi casa, la cual -como siempre-, estaba sola. Mis padres trabajaban hasta tarde, pero sabían que Yuu venía conmigo. Madre siempre dejaba la comida preparada, lo único que yo tenía que hacer era calentarla.
Hoy todo cambiaría, le confesaría a Yuu mis sentimientos hacia él.
Sinceramente no sabía si era normal, pero cuando él me abrazaba por detrás, o juntábamos mucho nuestros cuerpos, me hacía sentir una especie de placer en mi parte baja que últimamente era común.
Llegamos a casa y abrí la puerta con cautela, al entrar, ambas nos quitamos los zapatos y los dejamos en pequeños cajones que se encontraban a un costado de la puerta, Yuu cerró la puerta bruscamente y yo di un salto por el impacto. Dejó caer su mochila al suelo, yo hice lo mismo.
Tomó mi muñeca y tiró de ella. Mi casa era de una sola planta la cual era amplia, si bien no fuera así ella hubiera tardado demasiado en llevarme a mi habitación.
Azotó la puerta y puso el seguro. Yo me senté en la cama -que estaba pegada a la pared-, y apreté los puños por la emoción. Bajó las persianas de la ventana con la que mi cuarto contaba y se paró frente a mi.
-Sora -Noté un poco de nervios en su voz- Tengo que decirte algo -Asentí con la cabeza- Se que probablemente tu me odies después de este día pero necesito hacerlo. Soy una chica. -Sólo pensé ¿Qué...? Sin embargo la noticia no me impactó demasiado. No era homofóbica ni nada así... Sin embargo no me lo esperaba, su voz era neutral... Nunca me pasó por la cabeza...- Y necesitas saber que me gustas mucho desde hace demasiado tiempo.
Reaccioné de la manera menos esperada, abalanzándome a ella como un animal, di un salto y ella me atrapó, de tal manera que posicioné mis piernas alrededor de sus caderas, ella sostenía mi cuerpo con los brazos. Me tomé la libertad de rodear su cuello con los míos y la acerqué mucho más a mi. Nuestras narices se rozaron. Y luego de eso, nuestros labios también lo hicieron.
Creí que sería yo quien tomara la iniciativa, pero Yuu me robó el beso antes de que yo pudiera hacerlo. Era cálido, húmedo y placentero.
Mordí su labio inferior y ella soltó un gemido. Caminó hacia mi cama tambaleándose, pero al llegar -sin romper el beso-, ella me recostó.
La posición en la que ahora estábamos no era tan incómoda. Yo estaba abajo, y mis piernas ya no rodeaban el cuerpo de la pelinegra. Las había cerrado un poco y ella al contrario abrió las suyas de tal forma que ambas estuviéramos a gusto. Hizo como si se sentara en mis muslos pero sin ejercer su peso sobre mi. Parecía tan sencillo... Simplemente estaba encima mío. Luego de un momento, dejó reposar su cuerpo sobre mi.
Cerré mis ojos hasta aquel momento. Introdujo su lengua en mi boca y yo imité la acción, se sentía muy bien... Bajó de altura sus manos hasta que éstas llegaran a mi espalda baja. Continuamos con el beso, y un gemido ahogado se me escapó.
Yuu rompió con el beso y alzó la parte superior de su cuerpo, rápidamente se quitó el suéter, la corbata y la camisa del uniforme. Vi su cuerpo casi desnudo... Sus pechos estaban cubiertos por vendas. Empezó a librarse de ellas una a una.
También me quité la parte de arriba del uniforme, hasta quedar en sostén. Antes de que pudiera reaccionar, un nuevo beso se hizo presente, y con él, la sensación en la parte baja de mi cuerpo que Yuu me provocaba. Me sonrojé por un instante y ella lo notó.
Cubrí mi rostro con las manos. La pelinegra soltó mi cabello anteriormente sujeto en un sencillo peinado. Esto me proporcionó mayor comodidad.
-N-no voy a lastimarte...
Me quitó el sostén. Tocó mis pecho para estimularme, e hizo que mi ritmo cardíaco se acelerara. Volví a gemir, esta vez aún más fuerte. Y no pude dejar de hacerlo por un rato, cuando recién paré, Yuu mordió uno de mis pezones y lo lamió un poco estimulandome mucho más.
-Para -Exclamé
Yuu se detuvo
-Lo siento, ¿Te herí?
Miró a mi persona con ternura y compasión.
-No... Pero no quiero hacer esto.
La empujé y me puse el sostén. Me senté en la cama, evité que nuestras miradas se cruzaran. Me cubrí el pecho con los brazos y la pelinegra seguía sin reaccionar. Cabizbaja le dije que se fuera.
Se puso de pie.
-Si no me querías de esta forma sólo tenías que decirlo -Se escuchaba molesta. Comenzó a vestirse y término más rápido de lo que yo lo hubiera hecho-. Pero no quiero que menciones nada de esto a nadie.
Asentí con la cabeza.
-Y... -Me miró, estaba roja de furia- No es que no te quiera así... Pero... No creo estar lista
Rodeó los ojos y salió de mi pieza como rayo. Estaba demasiado apenada conmigo misma. Escuché como la puerta principal se cerraba.
Me sentía como un desastre. Lloré como nunca antes, no quería lastimarla... Así que decidí enviarle un mensaje de texto.
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Mi mejor equivocación [Yuri]
RomantizmTal vez el "Felices para siempre" no quiso darse en nuestro cuento, pero siempre serás la mejor de mis historias.