Distracciones y café.

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-Nanase, te estás distrayendo mucho- Gritó el entrenador del azabache, la tarde anterior habían llegado a Los Angeles junto con su amigo Rin y Aichirou.

El aludido salió de la piscina y se fue camino a los vestidores.

-Oye, Nanase, ¡te estoy hablando!- Volvió a gritar, el mencionado hizo caso omiso a sus palabras. A unos cuantos carriles del de Haruka se encontraba Rin, su entrenador y Nitori.

El pelirrojo al ver la reacción de su amigo, salió de la piscina y tomó de la mano al peligris, el cual se sonrojó al tacto de estas, y, a pesar de que ya llevaban varios años saliendo, ese tipo de cosas le hacía sentir como una chica de preparatoria enamorada.

Caminaron juntos detrás de Nanase hasta que Matsuoka habló.

-Haru, ¿qué sucede? - El azabache se detuvo y volteó a ver a sus amigos. Sus ojos emanaban tristeza y confusión. Dio un leve suspiro.

-Nanase-san, ¿está así por la partida de Anthony?

-Ai, creo que no...- El dientes de tiburón fue interrumpido por el delfín.

-No se preocupen, estoy bien, solo algo cansado por el viaje- Mintió, pero tal vez era así, habían viajado varias horas hasta llegar a Los Angeles, además también podría estar afectándole el cambio de horario.

Suspiró y después se fue a los vestidores. Se colocó ropa más cómoda y salió del lugar para distraerse un rato.

Paseaba por las calles de aquella gran ciudad, esperaba no perderse. Revisó en la bolsa de su pantalón para verificar que traía su móvil y efectivamente si lo traía.

A lo lejos pudo ver una cafetería, tal vez si iba se relajaría.

Entró y una campanilla se escuchó por todo el lugar. Fue directo a sentarse en la ultima mesa que daba hacia la ventana. Un menú estaba frente a él.

Unos minutos más tarde se acercó un joven con cabellos negros iguales a los de él.

-Buenas tardes, ¿ya sabe qué pedirá?- Dijo aquel chico.

Nanase observó bien la carta hasta que algo de ahí le llamó la atención. Cerró el menú y sus ojos se dirigieron a los del joven junto a él.

-¿Eres Joshua?- Preguntó con algo de asombro. No esperaba encontrarse ahí al mejor amigo de Anthony.

-Ah, entonces no me equivoqué- Suspiró - Sabía que eras tú el que entró a la cafetería- Comentó y después se sentó frente a él -Sí, soy yo.

Haruka levantó ambas cejas -¿Sabes dónde está Anthony?- Se levantó de golpe de la mesa apoyando sus manos en ella. El pelinegro frente a él se asustó un poco por su reacción.

-Solo sé que regresó de Japón- Pronunció - Hace unos días llamé a su casa pero me dijeron que él no estaba, ni sus padres...

Y entonces Haruka lo supo, supo que estaba en el mismo lugar donde estaba Makoto, y no solo en el mismo país, sino también en la misma ciudad.

Un rayo de luz se iluminó en su pequeña tormenta.

-Si voy a su casa me dirán lo mismo- Reprochó - Seguramente sus padres lo llevaron a un lugar lejos de aquí para que él se distrajera.

-Entiendo- El ojiazul se volvió a sentar. Se sentía culpable. Independientemente si el chico era Makoto o no, él tenía la culpa de que estuviese así de distraído y asustado.

Makoto buscaba en los cajones de su escritorio un cargador para su celular. Para su suerte no tenía uno. Chasqueó la lengua y se sentó en su cama con su antiguo celular en las manos.

Regresa, por favor... [MakoHaru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora