Otra vez juntos.

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Nanase se removió en la cama en la cual estaba acostado, pero, debido a unos grandes brazos que lo rodeaban no pudo hacerlo más. Sus ojos se abrieron y de inmediato se toparon con el hermoso rostro de un ángel que yacía dormido a su lado.

La boca de aquella persona estaba entreabierta escuchando cada una de sus respiraciones, haciendo que el ojiazul llevara una de sus manos a los cabellos que se esparcían por su frente, los peinó hacia atrás para seguir admirando aquel hermoso rostro que extrañó durante esos cinco años.

Cinco años sin ti... ― Pensó ― Aunque hayan pasado cinco años, no te he olvidado, me alegra que haya sido eso a no verte nunca más ― Susurraron sus labios sin dejar de acariciar los mechones castaños.

A los pocos segundos los bosques profundos se abrieron lentamente, Nanase sonrió mirando el gesto que hacía su rostro al bostezar.

― Buenos días, Haru-chan ― El cuerpo de el azabache reaccionó ante las palabras, las lágrimas comenzaban a asomarse, de nuevo lloraría.

Makoto no sabía qué hacer, así que por mero instinto abrazó a Haruka, apretándolo con sus brazos y este se aferró a su cuerpo, jalando levemente de la camisa que tenía puesta el castaño.

― Tranquilo, Haru ― Mencionó el castaño en voz baja cerca del oído de su amado. Los sollozos del delfín se hacían más fuertes cada vez, todo lo que se había contenido salió, aunque hubiese llorado el día anterior, pareciera que no se había desahogado bien.

Las manos de Tachibana acariciaban su espalda tratando de calmarlo, hasta que hizo que sus ojos se toparan, limpió los restos de las lagrimas que se habían quedado en sus mejillas, ahora sólo se escuchaban como Nanase hipaba, parecía que ya se había tranquilizado.

― L-lo siento... ― Se disculpó el ojiazul y el contrario negó.

Se miraron fijamente por un buen rato hasta que sus rostros comenzaban a acercarse, inconscientemente sus orbes se fueron cerrando lentamente hasta que sus labios se juntaron en un dulce y beso un poco salado debido a las lagrimas de Nanase que se derramaban de nuevo.

Aquel beso se fue intensificando hasta hacer que los dos chicos aún en su cama quedaran sin aire, a lo cual se tuvieron que separar.

― Quedémonos así ― Nuevamente se abrazaron, Haruka había hundido su rostro en la curvatura del mayor en estatura y este le proporcionaba caricias llenas de amor y ternura en los cabellos de su nuca y la espalda.

Momentos después se levantaron de aquella cama y se fueron directo al baño, Tachibana iba a dejar solo a Nanase pero el ultimo se negó e hizo que ambos entraran a la ducha, logrando un salvaje sonrojo en el ojiesmeralda, sin embargo, al final terminó accediendo a la invitación.

Luego de su tranquilizante baño, ambos fueron al restaurante del hotel, aún era temprano para desayunar juntos, y así lo hicieron.

Pero, para la desgracia del azabache no había caballa en el lugar.

En serio que no ha cambiado en nada, sigue siendo el mismo... ― Un ligero rubor apareció en las mejillas del amante del agua al notar la mirada fija de Makoto en él.

― ¿Q-que tanto me ves? ― Preguntó desviando la mirada.

Tachibana salió de sus pensamientos y le respondió:

Regresa, por favor... [MakoHaru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora