Capítulo 13: El Viento de Cambio
La lluvia comenzó a caer esa tarde en París, creando un ambiente tranquilo pero melancólico en la ciudad. Iván caminaba bajo un paraguas mientras las gotas caían suavemente sobre las aceras empedradas. Aunque el tiempo estaba gris y frío, él sentía una extraña paz en su interior. La ciudad tenía una magia única, y aunque se encontraba lejos de Mía, la sensación de estar comenzando un nuevo capítulo en su vida lo motivaba a seguir adelante. A pesar de los altibajos emocionales, el trabajo le ofrecía una salida, una razón para levantarse cada mañana.
En su oficina, Iván había tenido su primera gran reunión con los demás líderes del proyecto. A pesar de la barrera del idioma, él se sentía cada vez más cómodo. Había dejado atrás su inseguridad inicial y ahora sentía que formaba parte de algo grande. Estaba aprendiendo y creciendo en su carrera, pero las noches, esas largas y solitarias noches, lo hacían volver a su pensamiento recurrente: Mía.
Cada vez que lo veía a través de la pantalla del teléfono, sentía un torbellino de emociones. Era difícil no tenerla cerca, pero sabía que este tiempo separados les ayudaría a fortalecer lo que tenían. Sin embargo, los días comenzaban a pesar más de lo que esperaba.
Esa noche, al regresar al apartamento, Iván se sentó en el borde de la cama. Miró su teléfono con una sensación de ansiedad. Tenía un mensaje de Mía. Era algo breve, pero reconfortante.
"Hoy tuve una reunión importante con los inversionistas del café. Estaba tan nerviosa, pero salió todo bien. Estoy feliz, Iván. Te extraño, pero te siento cerca, de alguna forma. Siempre."
Iván sonrió al leer sus palabras. Su apoyo inquebrantable, incluso desde la distancia, era un consuelo que lo mantenía fuerte. Decidió responderle, aunque sentía que las palabras no podían expresar lo que realmente quería decirle.
"Me alegra tanto escuchar eso. Yo también te extraño. No te preocupes, Mía, sé que esto nos va a hacer más fuertes. Te quiero."
Esa fue la última conversación que tuvieron esa noche, pero cuando apagó el teléfono, Iván no pudo evitar sentirse algo nostálgico. Aunque estaba en París, en el epicentro de su carrera, su corazón seguía en otro lugar.
La Despedida de lo Familiar
Mientras tanto, en su ciudad natal, Mía estaba sumida en la rutina diaria de su trabajo en el café librería. El negocio comenzaba a prosperar más de lo que había imaginado, y aunque el éxito le traía satisfacción, algo dentro de ella la hacía sentir vacía. Había días en los que se levantaba con ganas de hablar con Iván, de escuchar su voz, de compartir con él sus pequeños logros y frustraciones. Habían pasado ya varios meses desde su partida, y aunque las videollamadas le ayudaban a mantenerse conectada, sentía la ausencia más profunda de lo que había anticipado.
El café estaba lleno de clientes, algunos conocidos, otros nuevos, pero a pesar de la actividad que rodeaba el lugar, Mía se sentía un poco sola. Sus amigos de siempre seguían visitándola, apoyándola en su proyecto, pero sentía que algo faltaba. Su vida había cambiado radicalmente en los últimos meses. Se había mudado a otro país, había comenzado a compartir su vida con su hermano y sus amigos, y ahora el café se estaba convirtiendo en algo mucho más que un simple sueño.
Pero había algo que la perturbaba. Mientras veía las calles llenas de turistas y locales, no podía evitar preguntarse si todo lo que había construido en este lugar había sido suficiente para llenar el vacío que sentía en su corazón.
Al terminar su jornada en el café, Mía decidió dar un paseo por la ciudad. Aunque el clima había comenzado a volverse frío, la ciudad tenía un aire acogedor. Se dirigió hacia el parque que solía visitar cuando se sentía perdida, donde todo parecía más tranquilo y las luces de la ciudad se reflejaban en el agua del pequeño lago.
Mientras caminaba, sus pensamientos no podían alejarse de Iván. ¿Cómo estaría él? ¿Estaría feliz con su decisión? ¿Lo estaría logrando en París? A veces sentía una mezcla de orgullo y celos, pero sobre todo, sentía que se encontraba en una encrucijada. Sabía que su vida estaba a punto de dar un giro inesperado, pero no sabía si debía seguir aferrándose a lo que tenía aquí, o si debía ser más valiente y arriesgarse a seguir sus propios sueños.
De repente, su teléfono vibró. Era un mensaje de Iván.
"Mía, he estado pensando en todo lo que hablamos antes de que me fuera. Sé que esto es difícil para los dos, pero quiero que sepas que me siento muy afortunado de tenerte en mi vida, incluso a la distancia. Siempre has sido mi mayor apoyo, y eso no ha cambiado. Gracias por estar ahí, por seguir creyendo en mí. Te extraño, y no puedo esperar para verte pronto."
Mía se detuvo en medio del sendero, leyendo las palabras de Iván. Su corazón latía con más fuerza, y una sonrisa apareció en su rostro. A pesar de la distancia, Iván seguía siendo su compañero, su apoyo, y eso le daba una extraña sensación de calma.
Decidió que era hora de dejar de dudar. Ya no podía seguir esperando que las cosas cambiaran por sí solas. Mía tenía sus propios sueños, y aunque Iván era una parte fundamental de su vida, ella también debía encontrar su propio camino. El café no era solo un lugar de trabajo, sino un reflejo de lo que ella quería lograr. Y lo iba a hacer, sin importar las dificultades.
Reencuentro Inesperado
Pasaron algunas semanas antes de que Iván regresara a la ciudad, pero durante ese tiempo, ambos continuaron creciendo de manera individual. Mía, fortalecida por su trabajo y la relación a distancia, empezó a sentirse más segura de sí misma y de sus decisiones. Mientras tanto, Iván comenzó a disfrutar más de la vida en París, sin dejar de extrañar a Mía, pero con la convicción de que su futuro no estaría completo sin ella.
Un día, cuando Iván regresó para una breve visita, todo parecía haber cambiado. En el aeropuerto, Mía lo estaba esperando con una sonrisa nerviosa en el rostro. Cuando sus ojos se encontraron, la distancia entre ellos desapareció por completo. Fue como si el tiempo y el espacio no hubieran importado. El amor que compartían era mucho más grande que cualquier distancia que pudieran haber enfrentado.
—Te extrañé tanto —dijo Iván, abrazándola con fuerza.
—Yo también, Iván. Pero creo que ambos hemos cambiado un poco durante este tiempo, ¿verdad? —respondió Mía, con una sonrisa llena de emoción.
Iván asintió, abrazándola con más fuerza. Sabía que, a pesar de todo, su amor seguía intacto. Aunque el futuro seguía siendo incierto, ahora entendía que no importaba lo lejos que estuvieran el uno del otro. Lo que importaba era que estaban juntos, y que siempre se tendrían el uno al otro, pase lo que pase.
La distancia los había fortalecido. Y el reencuentro había confirmado lo que sabían desde el principio: juntos, podían enfrentarlo todo.
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Viviendo con mi hermano
RomanceMía se muda otro país con su hermano Julián. Donde tendrá amistad, amor, desamor y muchas cosas más.