P.O.V. Jungkook
El fuego era todo lo que podía ver. No me dejaba pensar, solo sentir el calor quemando mi piel, ardiendo como si fuera parte de mí. Mis ojos brillaban como llamas y mis manos estaban cubiertas de fuego. Algo me estaba consumiendo, algo mucho más allá de mi control.
"Jungkook, ¿qué te pasa?" La voz de mi lobo resonaba en mi mente, pero no era mía. Era la voz de la desesperación, la voz de alguien que estaba tratando de entender lo que estaba sucediendo.
"No puedo controlarlo... No puedo..."
Mis recuerdos estaban borrosos. Lo último que recordaba con claridad era el combate, el enfrentamiento con el lobo, la batalla en el bosque, y el caos en el que me había sumido. Y luego, el fuego. Ese maldito fuego que parecía consumir mi alma.
"No soy yo... no soy yo..." me repetía, mientras mis piernas temblaban bajo el peso de la transformación. Mis pensamientos eran confusos, mezclados entre la furia y la desesperación.
No sabía cuánto tiempo había pasado desde que el fuego comenzó a envolverme, ni cuánto había destruido a mi alrededor. Solo sabía que no podía detenerme. Que no podía apagar este fuego que me estaba quemando por dentro.
"Jimin..." Mi corazón se detuvo un momento. "Jimin..."
Un dolor profundo y punzante atravesó mi pecho al recordar lo que le había hecho. La forma en que le había fallado. El modo en que lo había herido sin querer. La manera en que su sufrimiento había sido mi culpa. Ahora, el dolor por lo que había hecho me abrasaba tanto como las llamas que me rodeaban.
¡Jimin! —grité en mi mente, desesperado.
El mundo parecía desmoronarse a mi alrededor mientras el fuego crecía, se intensificaba, tomando un control absoluto sobre mí. El aire se volvía denso, el suelo bajo mis pies temblaba, y el bosque entero estaba ardiendo.
"¡Jimin!" —exclamé una vez más, con más fuerza, esperando escuchar una respuesta. Algo, algo que me dijera que todo iba a estar bien. Pero no hubo respuesta. Solo el rugido del fuego.
De repente, sentí una presencia. Un temblor en el aire, algo que me llamó la atención. Al principio pensé que era mi mente jugando trucos con mi confusión, pero luego lo supe. Era ella. La diosa Luna.
Mi cuerpo se tensó al instante. "¿Qué quieres de mí?"
"Jungkook..." —su voz resonó en mi mente, suave pero firme. "Tu destino no está sellado aún."
"¿Qué? ¿Cómo?" —me giré, buscando la fuente de la voz, pero no vi nada. El fuego seguía arrasando a mi alrededor, pero la diosa Luna se mantenía distante.
"Tienes que detenerte. Tienes que recuperar el control. Si no lo haces, tu alma quedará atrapada entre las llamas para siempre."
Las palabras de la diosa resonaron en mí como un golpe. "No puedo... No sé cómo..."
La figura de la diosa se materializó frente a mí, iluminando las sombras con su resplandor plateado. Su presencia era imponente, pero también serena. Miró profundamente dentro de mí, como si pudiera ver todo lo que había oculto en mi corazón.
"Tienes que perdonarte, Jungkook."
Mis rodillas cedieron bajo el peso de esas palabras. Mi mente se nubló aún más mientras el fuego aumentaba. Pero la diosa no se fue. Estaba ahí, esperándome.
"Perdón..." —susurré, más para mí mismo que para ella. "Nunca me perdoné por lo que le hice a Jimin... por lo que le hice a todos..."
La diosa acercó su mano y la extendió hacia mí. "Recuerda, Jungkook... El fuego que arde dentro de ti es tuyo, pero no te consume. Es tu decisión cómo usarlo."
Fue entonces cuando todo cambió. La intensidad del fuego disminuyó lentamente, y algo dentro de mí se calmó. Mi respiración se hizo más tranquila, el calor más soportable. La tormenta interna comenzó a amainar.
De repente, una imagen se formó en mi mente. Jimin cayendo del cielo. Sus ojos apagados, su cuerpo débil. La visión de él me llenó de desesperación.
Fue entonces cuando la voz de la diosa Luna resonó en mi mente, tan clara como un eco en la distancia.
"Lo que has perdido no se puede recuperar fácilmente, pero aún hay esperanza, Jungkook."
Mis ojos se abrieron con sorpresa, mi cuerpo tenso por la incertidumbre. "¿Qué? ¿Cómo? ¿Qué esperanza? ¿Cómo puedo salvarlo?"
La diosa me miró con dulzura y, con un gesto, la imagen de Jimin flotó ante mis ojos. "Ve a él. Busca la luz que aún reside dentro de su corazón. Él también está luchando."
Antes de que pudiera responder, la diosa desapareció, y el bosque en llamas comenzó a desvanecerse lentamente. El calor aún estaba presente, pero ya no me consumía. Algo dentro de mí había cambiado.
Me levanté de nuevo, las llamas que me rodeaban ya no me lastimaban. Podía ver más allá del fuego. Jimin... Tenía que encontrarlo. No sabía qué pasaría, pero algo en mi corazón me decía que si lo alcanzaba, si podía llegar a él, tal vez juntos podríamos enfrentarnos a todo.
Corrí. Corrí con toda la fuerza que me quedaba, hacia el lugar donde sentía su presencia, donde sabía que debía estar.
P.O.V. Jimin
Mis ojos se abrieron lentamente. No sentía el peso de la caída, ni el frío de la noche. Solo había oscuridad. Pero en ese momento, algo cambió. Un calor familiar me envolvió.
"Jimin..." La voz, la voz que tanto había temido escuchar, resonó en mi mente.
"Jungkook..." Murmuré, mi voz casi perdida.
Y en ese momento, como si la misma luna hubiera bendecido nuestra conexión, sentí que el peso del destino se aligeraba. Porque, tal vez, después de todo, aún había esperanza.
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《Herederos》Kookmin
RandomJeon Jungkook un lobo Alfa negro, hijo de la Luna y Park Jimin un lobo Omega blanco, hijo del Sol ambos representan la vida y la muerte. Jimin tiene prohibido ir al lado norte pero que pasara cuando este encuentre a un lobo herido al otro lado de la...