《Capitulo 10》La Oscura Revelación

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《POV Jungkook》

Estaba allí, solo, en silencio, observando el reflejo del cielo en el agua oscura del lago que separaba al norte del sur. Mis patas estaban sumidas en el agua fría, pero no sentía nada, ni el frío ni el peso de mis pensamientos. Todo lo que veía era un vacío. Mi mente daba vueltas, arrastrada por los recuerdos de lo que había hecho. La imagen de Jimin, su sufrimiento y el dolor que causé, se repetía una y otra vez, como una pesadilla de la que no podía escapar. ¿Cómo había llegado a este punto? ¿Cómo había podido ser el lobo que destruyó todo lo que más amaba?

Estaba a punto de ponerme en marcha y buscarlo, cuando algo me detuvo. Una luz distante apareció en el horizonte. Al principio pensé que era solo un reflejo en el agua, pero no. Era una figura luminosa, flotando sobre la tierra, avanzando hacia mí con una gracia extraña.

El brillo de esa figura era tan intenso que me cegaba. Mi cuerpo se tensó de inmediato, una sensación desconocida recorrió mis venas. Retrocedí un paso, mis instintos me advertían que no debía acercarme, pero la figura siguió avanzando, como si no me fuera a dar opción.

Finalmente, la luz se detuvo a unos metros de mí, y una voz profunda y resonante emergió de ella, retumbando en mi pecho.

— Jungkook.

El sonido de mi nombre resonó como un eco en mi mente.

— ¿Quién eres? ¿Qué quieres de mí? Mi voz era baja, pero cargada de desconfianza.

La figura se detuvo frente a mí. Sus ojos brillaban como estrellas, pero sus palabras eran pesadas, llenas de una verdad que no quería escuchar.

— Sé lo que ha sucedido. Sé lo que estás pensando hacer. Pero no será lo mejor. Si ya cometiste un error, terminarlo no lo hará desaparecer. Lo que vas a hacer ahora solo te llevará más lejos en la oscuridad. Tú y yo sabemos que ellos no son tan inocentes como parecen.

Mis mandíbulas se apretaron con fuerza. Estaba empezando a entender lo que quería decir, pero no podía aceptarlo. — Estás equivocado... los malos somos nosotros. Dije con amargura, mi voz un susurro lleno de autodesprecio. Yo soy el monstruo aquí.

La figura no se movió, su presencia parecía tomar toda la escena. Luego habló de nuevo, sus palabras más suaves pero penetrantes.

— Tú sabes lo que hicieron. Sabes que mataron a Hoseok.

El mundo se detuvo. El aire se volvió espeso, y el dolor se hizo tan real que me golpeó como una ola. — No... Hoseok... Hoseok murió en un accidente. Las palabras salieron de mi boca, pero mi corazón ya no creía en ellas. La figura se acercó más, y con cada paso su poder crecía, envolviéndome.

— No te engañes, Jungkook. La figura levantó su mano, y con un suave movimiento, una luz roja comenzó a emanar de su palma. Se expandió rápidamente, envolviendo todo mi ser. Hoseok no murió por un accidente. Ellos lo mataron.

— ¡No! Mi voz salió rota. El peso de la revelación me aplastó. Mis recuerdos de Hoseok comenzaron a fragmentarse, y las dudas, la culpa, me arrollaron.

— Vengalo, Jungkook. Las palabras fueron un susurro gélido en mi oído, y en ese instante, mi alma se llenó de un odio indescriptible. La oscuridad me envolvió por completo.

Mi cuerpo reaccionó sin que pudiera detenerlo. La luz roja que emanaba de la figura desapareció, pero algo más comenzó a tomar forma dentro de mí. Una sombra oscura, fría y pesada, me rodeó. Mi aura se tornó negra, densa, como si la misma oscuridad del mundo se hubiera adherido a mi piel. Ya no quedaba rastro del Jungkook que había sido.

— Mataré a Jimin... a su manada. Mis palabras salieron con una calma mortal. No quedará ni uno. Ninguno de los del sur vivirá.

El aire a mi alrededor se volvió helado, y la energía que emanaba de mí era pura destrucción. Sabía lo que debía hacer. Sabía que había cruzado una línea de no retorno. La figura desapareció en un destello, dejándome solo con la rabia, la tristeza y la necesidad de venganza.

《POV Jimin》

Desperté en el suelo frío, mi cuerpo desnudo contra el pasto húmedo. Mi mente estaba nublada, confusa, y todo lo que podía recordar era haber estado caminando por el bosque. El aire se tornó espeso, todo se oscureció, y luego... nada. No sabía lo que había sucedido, no sabía cómo había llegado hasta allí.

Me incorporé lentamente, un dolor punzante recorriendo la parte baja de mi espalda. Fui incapaz de evitar un gemido de dolor. ¿Qué diablos había pasado? Las imágenes eran borrosas, como fragmentos rotos de un sueño del que no podía despertar.

A pesar de la niebla que me envolvía, logré ponerme de pie. Mi cuerpo temblaba ligeramente, como si la energía me hubiera abandonado por completo. Caminé con dificultad, mis piernas flacas no me respondían como de costumbre, y cada paso era un esfuerzo. No estaba seguro de adónde iba, pero mis pies me llevaron automáticamente hacia la cueva, hacia la manada.

De repente, una figura emergió de entre las sombras. Tae. Sus ojos, usualmente serenos, mostraban una mezcla de preocupación y miedo.

— ¡Jimin! Exclamó, abalanzándose sobre mí. Sentí sus brazos rodearme, pero ni siquiera pude corresponder a su abrazo como solía hacerlo.

— Ugh... Murmuré, apretando mis dientes por el dolor que me recorría la espalda.

— ¿Qué ha pasado? ¡Te he estado buscando por horas! Tae no podía ocultar la angustia en su voz.

No podía concentrarme en nada, el dolor me nublaba. Pero a pesar de mi mente caótica, algo en el aire me golpeó, una sensación extraña que me hizo detenerme.

— Jimin... Tae volvió a hablar, su tono cambiando ligeramente, como si acabara de notar algo raro. — Espera... hueles... a celo... y a... ¿Yoongi?

《POV Tae》

Horas antes, habíamos encontrado a Yoongi, agotado, como si hubiera estado buscando algo o a alguien. Aunque su olor era extraño, no le di demasiada importancia en ese momento.

— ¿Yoongi? ¡Estás vivo! Exclamé, ayudándolo a entrar en la cueva. — ¿Cómo llegaste hasta aquí?

— No lo sé, respondió débilmente, entrando conmigo.

Salí a vigilar mientras él se acomodaba. La situación era grave; varios de los nuestros estaban heridos, y Jimin aún no regresaba. Estaba preocupado, pero trataba de mantener la calma.

El tiempo pasó lentamente, hasta que una figura apareció a lo lejos, caminando con dificultad. Era Jimin.

Me lancé hacia él, pero él se apartó un poco, como si se sintiera incómodo. Y su olor... era confuso. Olía a celo, pero también a Yoongi. ¿Qué había pasado entre ellos?

Jimin no dijo mucho y decidió irse al fondo de la cueva. Yoongi se acercó rápidamente, su rostro lleno de alivio al ver a Jimin.

— ¡Jimin, estás bien! No te ha pasado nada, ¿verdad? Preguntó Yoongi, inspeccionando su cuerpo como si fuera a encontrar alguna herida.

— Estoy bien, gracias, respondió Jimin de forma cortante, sin hacerle mucho caso. Luego, se alejó hacia la oscuridad de la cueva.

Me quedé mirando a Yoongi, furioso, pero sin palabras. ¿Qué había pasado entre ellos?

— ¿Qué hiciste? Le pregunté finalmente, con un tono bajo y tenso.

— Lo hice mío, dijo Yoongi con una calma inquietante.

Mis ojos se abrieron de incredulidad, y aunque quise decir algo más, las palabras me faltaron. Solo me giré y caminé tras Jimin.

《Herederos》KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora