El Peso del Silencio

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—¿Jimin? —Una voz familiar me arrancó de mis pensamientos.

Me giré rápidamente, buscando la fuente del llamado. Y ahí estaba, Taehyung. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que lo vi... lo extrañaba tanto.

—¡Tae! —Corrí hacia él, sintiendo cómo las lágrimas comenzaban a amenazar mis ojos. El miedo que había acumulado durante todo este tiempo se desbordó en ese abrazo. Su presencia, cálida y reconfortante, me dio una paz inmensa. Había estado tan lejos de mi manada, y ahora, al tenerlo cerca, todo parecía más soportable.

—Minnie... ¿qué ha pasado? —Me dijo en un susurro, acariciando suavemente mi cabeza como si tratara de calmarme.

—Tanie... —dije entre sollozos, mi voz quebrándose—, perdí a mi cachorro.

—Fue Yoongi, ¿verdad? —preguntó, sin necesidad de decir más. Él sabía.

—Sí... —respondí con la voz entrecortada, las lágrimas ahora deslizándose libremente por mi rostro.

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Jimin ya se encontraba descansando en un rincón tranquilo, su cuerpo agotado por todo lo que había pasado. Yo, por otro lado, no podía evitar sentirme inútil. Habíamos estado separados tanto tiempo, y cuando más me necesitaban, no pude hacer nada. Maldito Yoongi, maldito todo esto.

—Tae... —dijo Jin, observando a Jimin con tristeza. El peso de la situación era evidente en sus ojos. A pesar de ser nuestro líder, a veces era tan vulnerable como nosotros, y ese dolor que compartíamos también lo alcanzaba a él. Teníamos que protegerlo, sin importar qué.

—Lo sé, Jin... lo sé —respondí, mirando a Jimin también. El dolor en su rostro era insoportable. Esto no podía quedar así.

Salí en silencio hacia la cueva que había descubierto detrás de la catarata, un lugar apartado y tranquilo donde podía pensar. La entrada estaba vacía, como siempre. Decidí sentarme en una roca y meditar, buscando algo de claridad en medio de tanta confusión.

De repente, sentí una presencia. Alguien se acercaba.

—Tae, has vuelto... —dijo una voz suave y familiar, mientras una figura se agachaba detrás de mí y rodeaba mi cintura con sus brazos.

Al escuchar esa voz, mi corazón dio un vuelco. No era solo el alivio de encontrarme con alguien conocido, sino la angustia de saber que el tiempo no había sanado nada. La guerra entre las manadas solo empeoraba, y las tensiones aumentaban cada vez más.

—Ya diles la verdad —susurré con un gran suspiro, dejando que las palabras salieran como un peso acumulado—. Las cosas van de mal en peor entre las manadas, las rivalidades parecen no tener fin. Esto no va a mejorar... al menos no si seguimos ocultando lo que sabemos.

—No puedo, Tae —dijo, su voz llena de dolor, como si la carga fuera demasiado para él.

—No aguanto más ver a Jimin llorar... ya no puede con todo esto, y mucho menos tu hermano. Ellos se aman, pero hay una barrera entre ellos, una barrera que eres tú. —Las lágrimas empezaron a nublar mi visión—. ¡Esa barrera eres tú!

—Tae...

—¡Solo diles! —grité, con la desesperación creciendo en mi pecho—. ¡Diles que eres Hoseok y que estás vivo! Si no lo haces, todo esto se irá al infierno. La tierra misma vendrá contra ti.

Me giré y comencé a alejarme, mis pasos resonando en la cueva vacía. No quería seguir allí, no quería ser testigo de cómo todo se desmoronaba, pero sabía que tenía que decirlo.

—Lo siento... —escuché su voz débil, justo antes de que me alejara por completo.







"Bueno, aquí estoy, aunque sea un poquito. XD
No tengo mucho que decir, solo que RIP a mi celular (sí, fue robado unu). Ahora escribir es un poco más difícil, pero espero que lo entiendan, personitas que siguen mi historia rara.  ¡I love you! 💖

《Herederos》KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora