Chifuyu Matsuno y Keisuke Baji han sido separados. Por circunstancias de la vida, uno de ellos ha terminado muerto y el otro ha tenido que seguir, arrastrando la culpa y el remordimiento, sin poder olvidar lo que sucedió ese fatídico día. Sin embarg...
Mikey suspira con cansancio y luego de ver el dulce caer sonríe como si no hubiera dicho nada, como si no le hubiera dado la noticia del siglo a Chifuyu.
- ¿Caíste? -Dijo sacando la lengua, con esa sonrisa juguetona que solo él puede hacer. Chifuyu iba a protestar, regañándolo por mentir de esa forma, pero cuando observo que el brillo de esa sonrisa no se reflejaba en sus ojos se detuvo, porque en el fondo entendió que lo que dijo era cierto y nuevamente se congelo
- Mikey yo – Pero él nombrado no escuchó y lo interrumpió
- Bueno, me voy, tengo una cita con Kenchin, ya lo hice esperar mucho, se enojará si llego tarde, bye, bye – Y se fue agitando la mano, con la misma expresión sin vida con la que lo había encontrado.
Chifuyu se quedó pensando y le entró un miedo repentino, Mikey no estaba bien, para cuando volteo a ver este ya no estaba en su campo de visión, en su lugar se encontró con Baji. El verlo le permitió sollozar con tranquilidad mientras se aferraba a él.
- ¿Pasó algo, Chifuyu? – Dijo con suavidad
- Mikey, él, él no está bien, Baji-san creo que debo ir con él
- No te preocupes Fuyu, Mikey estará bien porque Draken está con él – Sus brazos rodearon al omega y este se acurrucó más en él – Cuando un alfa está con su omega pueden enfrentarlo todo
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Chifuyu estaba algo cansado, entre las largas noches de estudio, las salidas con Baji y la preocupante situación de Mikey, se agotaba mentalmente, pero había algo más, algo que no decía por el miedo a que se hiciera realidad.
Los horribles sueños en los que su alfa moría, el olor a sangre que inundaba el lugar, la sonrisa que se apagaba y el frío cuerpo que caía de golpe al suelo, podía escuchar su propio grito desgarrador y como las emociones lo inundaban.
Sabía que también afectaba a Baji, que lo preocupaba y se lo mencionó en varias ocasiones, pero siempre se negaba a hablar e inventaba excusas respecto a la escuela. El solo hecho de admitir que aquello podía ser cierto lo lastimaba, no se imaginaba una vida sin él, una en la que Baji no estuviera, sería devastador.
Por otro lado, su relación con su madre se volvía más estrecha y su suegra lo trataba como un hijo más, Baji, sin duda alguna, le había traído más que felicidad, le estaba dando una familia a la cual pertenecer, aparte de la de sus amigos, claro está.
Chifuyu se levantó de su cama, decidido a alistarse para recibir a Takemichi, casi no lo veía fuera de la escuela, pero habían decidido reunirse para distraerse un poco de los deberes escolares y jugar video juegos.
Unas horas después Takemichi aparecía en la puerta de su casa, se abrazaron antes de entrar y se instalaron en una competencia por ver quién era el mejor en Mario Kart.
- ¿Qué opinas del matrimonio? – Chifuyu casi escupe su jugo al escuchar esa pregunta tan singular de su amigo, no es que no quisiera casarse o que nunca lo hubiera pensado, pero era extraño tener esa conversación con su mejor amigo
