Mikey y Draken habían sido descuidados, cegados por el repentino celo del omega y la marca que le adornaba el cuello habían olvidado algo muy importante, habían dejado que el telón se levantara en contra de sus voluntades y empezara una desastrosa obra que los tenía como protagonistas.
Cuando Mikey había despertado aquel día con un Draken lloroso que le suplicaba el perdón, Mikey se lo había dado porque lo amaba y él tenía claro que aquella situación no había sido con intención de herir, si no que había sido un accidente. Pero Draken debía hacerse cargo del omega a partir de eso, algo que no era diferente a su relación actual porque Mikey siempre se había colgado del mayor.
Por supuesto que Draken había ido a hablar con la familia del menor, les había expresado su mayor arrepentimiento por marcar a Mikey en contra de su voluntad y había dicho que asumiría la responsabilidad de cuidarlo y amarlo para toda la vida, incluso más de lo que ya lo hacía. La familia Sano no había reaccionado muy bien tras esa noticia y Shinichiro, como hermano mayor que era, quería asesinar al alfa, pero amaba demasiado a su hermanito como para quitarle su felicidad. Así que al final lo habían aceptado como un miembro más de la familia.
Y cuando creían que todo estaba mejor, que la vida les sonreía porque su relación estaba en el apogeo, con Draken admirando cada centímetro que era Mikey, cada travesura, cada expresión y cada pedacito de lo que era Sano Manjiro. Este había aparecido en el baño de la habitación con un rostro pálido y una expresión que decía que rompería a llorar en cualquier momento porque la prueba de embarazo que sostenía entre sus dedos había resultado positiva.
Draken, que había crecido en un burdel, que siempre les recordaba a las mujeres con las que convivía tomar sus anticonceptivos y medidas preventivas para esos casos se sentía como un idiota. Era obvio que luego del celo que habían pasado el omega quedaría embarazado, pero el miedo de que Mikey lo abandonase había ganado y la idea coherente que le decía que olvidaba algo había quedado muy atrás.
Eran unos niños.
El omega tembló en su sitio y la prueba resbalo de sus dedos, quería que fuese una pesadilla, que no fuera real, quería regresar a cuando se acurrucaba en el pecho del alfa y recibía caricias en el cabello, no quería un bebe, Mikey no sabía cómo cuidar uno y tenía miedo de todo. Draken lo abrazó cuando las lágrimas cayeron por sus ojos, cuando Mikey se rompió sin saberlo, le susurró palabras de amor y le besó el rostro, Draken lo amó en todo momento y respetaría cualquier decisión que tomara, pero no lo dejaría solo.
No estaban preparados para nada. Sin embargo, luego de una larga y amena conversación habían llegado a la conclusión de que la elección la realizarían luego, era demasiado precipitado hacerlo cuando el temor los dominaba, así que ninguno dijo nada, lo callaron y esperaron.
Cuando la calma llamó a sus puertas ambos sabían muy bien lo que querían.
- Es mejor que abortes – Había dicho Draken
- Voy a tenerlo – Exclamó Mikey, con el brillo de un chiquillo que acaba de probar un nuevo dulce en sus ojos, el alfa abrió los ojos, sorprendido – Vo-voy a tenerlo, Kenchin, tengo miedo, pero es mío y también tuyo, este bebé es nuestro – Dijo mientras se acariciaba el vientre plano
- ¿Estás, estás seguro? – Draken había pensado todo el fin de semana en cómo haría para mantener a un bebé, cómo se lo diría al hermano de Mikey sin aparecer en las noticias y dejar a su pequeño sin padre, la idea le había parecido graciosa, pero solo quería lo mejor para Mikey y un niño a su edad no era, precisamente, lo mejor – Te apoyaré en lo que decidas y si quieres tenerlo, por supuesto que estaré aquí, te amo, Mikey, a ti y ahora a nuestro futuro bebé también
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I love you forever - Baji x Chifuyu
FanfictionChifuyu Matsuno y Keisuke Baji han sido separados. Por circunstancias de la vida, uno de ellos ha terminado muerto y el otro ha tenido que seguir, arrastrando la culpa y el remordimiento, sin poder olvidar lo que sucedió ese fatídico día. Sin embarg...