- Me gustas Baji-san – El viento revoloteaba en los cabellos del rubio, arrastrando las hojas de los árboles hacia ellos y formando pequeñas espirales a su lado.
Baji tenía una mirada tranquila, sus ojos mirando fijamente a Chifuyu que tenía la cabeza agachada. Ese día ambos tenían la intención de compartir un plato de penyoung yakisoba, algo normal en su rutina, pero el más alto nunca se imaginó que el rubio a su lado se adelantaría a su confesión.
- Chifuyu, mírame – Las mejillas del nombrado enrojecieron a más no poder y se negó rotundamente a acatar la orden
- No puedo hacer eso Baji-san
- Chifuyu, mírame – Repitió, pero él se seguía negando. Baji se acercó a él, tomó sus mejillas con cariño, obligándolo a levantar la cabeza – Abre los ojos – Susurró y para Chifuyu le fue imposible no hacerlo
La mirada miel de Baji se encontró con la celeste de Chifuyu, sus sentimientos explotando en su pecho, Chifuyu sentía que veía fuegos artificiales, casi podía sentir las mariposas revoloteando en su estómago, tratando de salir con urgencia. Baji apreciaba la imagen que tenía del contrario, era precioso, sus ojitos brillando a más no poder, sus rojitas mejillas y sus pequeños y carnosos labios.
- Baji-san, si vas a rechazarme, hazlo ahora, me parece muy cruel que juegues con mis sentim – Chifuyu nunca terminó la frase, tenía los labios del mayor estampados contra los suyos, moviéndose con lentitud. Su sorpresa era notoria, pero eso no le impidió cerrar los ojos para disfrutar del beso. Beso que duro unos segundos y que lo dejo atontado por mucho tiempo.
- También me gustas CHI – FU – YU – Baji susurro sobre sus labios y Matsuno se convirtió en un tomate andante.
Chifuyu despertó de golpe, con un fuerte dolor de cabeza y observó el techo blanco encima de él, sintió las cobijas pegándose a su cuerpo y los recuerdos lo abofetearon con fuerza, pero no la suficiente para creer que todo había sido real.
- Fue un sueño – Lanzo al aire al creerse a salvo en su habitación
- El golpe ha matado la mitad de sus neuronas – Mitsuya habló a un lado de él y Chifuyu dio un grito nada varonil – Ves lo que has hecho Mickey
- Sabes que no ha sido mi culpa, no tengo la fuerza suficiente para sostener un cuerpo – El nombrado respondió con las mejillas infladas
- Pero para golpear a alguien sí la tienes
- Quieres probar esa teoría Mitsuya, aunque a ti te golpearía de otra forma
- ¿QUÉ RAYOS HACEN EN MI HABITACIÓN? – Chifuyu se permitió hablar antes de que Mickey hiciera uno de sus berrinches. El rubio más bajito le observó con extrañeza
- Perdón Chifuyu, no debí dejarte caer – Los ojos de perrito regañado que le dio a Matsuno solo lo confundieron más – Ahora tendré que explicarles a todos que has quedado descerebrado solo porque quería vengarme un poquito, pero solo un poquito
- No te estoy entendiendo Mickey
- Esta es mi habitación, has estado aquí un par de veces, no lo recuerdas, ¿Cuántos dedos tengo? – Mickey levantó la mano mostrando el símbolo de la paz
- ¿Dos?
- Tengo cinco, ¿qué clase de persona tiene solo dos dedos en la mano? – Se acerco hacia el omega más cuerdo en esa habitación – Mitsuya, lo hemos perdido
Mitsuya le dio un suave golpe en la cabeza y se acercó a Chifuyu
- ¿No recuerdas nada? – Su mano se dirigió hacia la frente del contrario y comprobó que el calor del celo ya se había esfumado
- ¿Hablas del sueño? Es algo loco, juraba que estaba limpiando el salón y luego asistí a la reunión de la TOMAN, llegué tarde, perdón por eso. Pero no importa porque fue un sueño, el apuesto alfa pelinegro estaba ahí, quería que me tomara entre sus fuertes brazos, Mickey, tú también, a ti no te vi, Mitsuya – Chifuyu se dio cuenta que mientras más hablaba, menos coherencia tenía que fuera un sueño – Todo eso pasó, ¿verdad?
Mitsuya se apiado de él mientras asentía con la cabeza
- Entonces él- él pelinegro es real, el olor, la feromona, el celo
- Sí, sí, sí y sí – Mitsuya acarició sus cabellos mientras lo acercaba hacia él y lo atrapaba en un abrazo – Has encontrado a tu destinado
- Oh, Dios – Chifuyu se permitió acariciar y mimar, Mickey, a su lado, se puso celoso por acaparar a Mituya y se invitó al abrazo.
Los tres omegas dándose confort, uno más preocupado que el otro por la situación de Matsuno, Mickey solo podía pensar en qué haría con los alfas que estaban tras la puerta evitando que Baji ingresara a la habitación. El estruendo de un golpe se oyó y el omega bajito fue el primero en deshacer el abrazo para acercarse a la puerta.
- ¿Qué haces? – La voz confundida de Mitsuya lo detuvo
- Abrir la puerta, ellos necesitan hablar
- ¡Estás loco! Casi se destrozan allá afuera, Chifuyu no soportará las feromonas de Baji
Pero antes de que Mickey pudiera responderle, la puerta se abrió, dejando ver al dueño de sus preocupaciones.
- Tomé un supresor – Baji ingresó a la habitación sin pedir permiso y su respuesta fue más para Mitsuya que para Mickey
- Ha sido un tiempo
- Demasiado, diría yo - Baji le regalo una sonrisa melancólica a sus amigos de la infancia
Chifuyu, en el fondo, sintió su corazón latir a mil por hora, el alfa de sus sueños estaba parado en la puerta, era tan real que le dolía mirarlo, guapísimo ni siquiera alcanzaba para describirlo, sin duda debía ampliar su vocabulario para apreciar la belleza que tenía en frente. Pero había algo raro.
- Te dimos un supresor – Mitsuya hablo al ver su cara de confusión, después de todo Matsuno no podría estar cuerdo ni un minuto cerca del alfa
- Ah, ya veo
Baji concentró todo su cuerpo en memorizar el sonido de la voz de Chifuyu, parecía un ángel y aun con el supresor actuando en su sistema, sentía la imperiosa necesidad de abalanzarse sobre él.
- Bueno, ustedes tienen muuucho de qué hablar y recordar – Chifuyu se levantó y se encaminó hacia la puerta – Yo me iré para darles espacio, seguro desean privacidad.
Pero antes de que el omega escapará, Mickey arrastró a Mitsuya fuera de la habitación y cerró la puerta.
- Creo que solo somos tú y yo, bonito
Disfruten el capítulo:)
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I love you forever - Baji x Chifuyu
FanfictionChifuyu Matsuno y Keisuke Baji han sido separados. Por circunstancias de la vida, uno de ellos ha terminado muerto y el otro ha tenido que seguir, arrastrando la culpa y el remordimiento, sin poder olvidar lo que sucedió ese fatídico día. Sin embarg...