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La primera vez que tuve algo a lo que la doctora Moonbyul llama "ataque de pánico" fue a los trece años, dos días antes de mudarnos. Recuerdo haber llegado a casa después de ser golpeado por tres de mis compañeros de clase, me gritaban cosas como raro y fenómeno...

Cuando llegue a mi habitación cerré la puerta con seguro y me deje caer a un lado de mi cama, era como estar atrapado en una pesadilla con ideas negativas clavándose en mis pensamientos. Tiré de las mangas de mi uniforme con tanta fuerza que las rompí, pataleé como si estuviera luchando contra algo, pero fue inútil. Agarré una de mis almohadas y enterré mi rostro en ella, ahogando mis gritos, ¿Por qué gritaba? No lo sé, pero deseé que alguien me escuchará. Tenía mi garganta seca de tanto que grité en medio de la inmensa oscuridad de mi habitación.

Tan doloroso como una epifanía. Tan agonizante como la necesidad de oxígeno mientras estás sumergido en arenas movedizas... Una sensación aterradora.

Para cuándo la enfermera tocó a la puerta yo ya me encontraba despierto debido a las constantes pesadillas.

Seokjin se despertó a regañadientes, y lo escuché bufar molesto mientras fulminaba a la chica pelirroja.

Mi rutina comenzó.

Me di una ducha antes que Seokjin, me puse unos pantalones cómodos y un suéter de color gris claro, fui escoltado por la pelirroja hasta el comedor. El desayuno fueron unos waffles de avena con miel, me dieron a elegir entre crema y chocolate —elegí chocolate— y un frasco con moras azules. 

Después de las nueve tenía consulta con la doctora Moonbyul, hablamos sobre mis compañeros de secundaria y el estrés constante que tenía por los exámenes y las clases. El almuerzo fue servido a las doce en punto, pero esa vez no me uni a la mesa en dónde estaba Seokjin, me senté junto a una chica de cabello rubio y un chico con mirada oscura. Después del almuerzo teníamos que asistir de manera obligatoria a actividades, y después nos dieron una hora de descanso y nos permitieron caminar por el patio trasero o mirar una película en la sala de descanso.

Yo decidí ir a la sala descanso. Me senté en una de las esquinas y mire la película, era una animación japonesa, contaba la historia de una chica que es hechizada por una bruja y pierde su juventud.

— Hola — una voz femenina me susurró a mis espaldas — hoy tu y yo almorzamos en la misma mesa — me dijo.

Giré mi rostro y la reconocí.

— Hola — imite el tono de su voz.

— Soy Lisa — hizo una corta reverencia.

— Hoseok — ella sonrió medianamente, se levantó de su asiento y se sentó a mi lado.

— Y, eres el nuevo, ¿No es así?

Asentí — ¿Y tú?

— No, la verdad es que llevó casi cuatro meses aquí — intentó sonreír, pero no lo logró.

— ¿Te gusta esta película? — quise cambiar el tema, y ella lo entendió de inmediato.

Hablamos de la película y de como llegamos a la conclusión que el mago luce mejor con el cabello negro y no rubio.

También Lisa me habló un poco de ella, tenía diecinueve años y sufría de anorexia nerviosa lo que la llevó a caer en un estado de depresión. Me dijo que su madre la había llevado a Rossel contra su voluntad y cuando mencionó a su madre pude ver como ella se tensó brevemente, pero al hablar no demostró nada aparte de neutralidad.

Oi las voces de varias personas y cuando moví mi vista hacia la puerta ví a Taehyung y el chico peliblanco entrando. Desde la distancia podía ver perfectamente sus facciones y las gruesas hebras de su cabello blanco, sin saber por qué, no pude evitar pensar que si pasaba mi mano por aquella atrayente cabellera, está sería tan suave como se veía.

Placebo [Sope]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora