Jesús sube al cielo después de su primer día con la humanidad, en Caracas, Venezuela.
Jesús: Papá, parece que muchos han perdido el rumbo. La gente lucha entre sí, las guerras siguen, y el amor y la paz se sienten cada vez más distantes. ¿Cómo hemos llegado a esto?
Dios: Hijo mío, el libre albedrío es un don y una prueba. Les di a los humanos la libertad para que pudieran decidir por ellos mismos, para que comprendieran el valor del amor, el respeto y la bondad. Pero también enfrentan tentaciones, miedos y el egoísmo.
Jesús: Lo sé, papá. Pero tenemos que recordarles el amor que intentamos enseñarles lo más pronto posible.
Dios: Y eso es lo que vamos a hacer con este plan. Vas a hacer actos de bondad, en corazones que buscan la justicia, en almas que aman sin condiciones. Pero tienen que estar abiertos a ver esas señales. No podemos forzar a nadie a seguir el camino correcto.
Jesús: Me duele verlos sufrir, a los niños en peligro, a los pobres sin ayuda. Quisiera estar allá de nuevo, recordándoles cómo amar, cómo vivir en paz. Quiero bajar ya de nuevo.
Dios: Tu sacrificio, hijo, es grande. Tu mensaje esta vez no va a desaparecer. Aún hoy, cuando alguien perdona, cuando alguien se sacrifica por otro, cuando buscan la verdad y la justicia, vas a estar ahí. Pero muchos se han olvidado de escuchar. La voz de sus propios deseos y miedos se ha vuelto más fuerte que el susurro de la bondad que sembramos en ellos.
Jesús: Entonces, ¿qué tengo que hacer?
Dios: No solo observar, sino seguir iluminando sus caminos. Inspirar a esos que buscan hacer el bien, fortalecer a los que son justos y dar paz a los que aman sin esperar nada a cambio. Pero recuerda, Hijo, en su libertad está su redención.
Jesús: A veces deseo que pudieran sentir por un momento la paz y el amor que compartimos aquí, para que recuerden que no están solos, que hay esperanza.
Dios: Esa es nuestra misión, Hijo. No rendirnos con ellos, no perder la fe. La humanidad aún puede cambiar, aún puede elegir el amor sobre el odio, la paz sobre la guerra. Y estaremos aquí, siempre, esperando que den ese paso, sigue con tu misión y mañana subes y me cuentas qué tal.
Jesús: Papá, también vi algo especial en la humanidad. Aunque todavía enfrentan desafíos, veo muchos corazones que buscan la paz, la justicia y el amor. La compasión se extiende más allá de lo que imaginábamos.
Dios: Es cierto, hijo. La humanidad ha comenzado a ver su propia luz. Pese a sus tropiezos, hay un despertar en su deseo de mejorar y cuidar la creación que les confié. Los veo ayudándose, creciendo juntos, abriendo sus mentes y corazones.
Jesús: Tal vez sea el momento de enviarles un nuevo mensaje, uno que les recuerde que están en el camino correcto.
Dios: Lo haremos. A su tiempo, hijo.
Jesús asiente y se acuesta a dormir, mañana es un nuevo día.
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Jesús mata
Misterio / SuspensoDios cree que por fin la humanidad se va a poder salvar con su nuevo plan y todo va a salir bien, pero todo sale mal y Jesús empieza a matar.