INVESTIGACIONES Y REVELACIONES

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A la mañana siguiente, Colomba se sentó a desayunar muy pensativa. Su madre la observaba mientras revolvía su tazón de leche con la cuchara y la mirada perdida en las flores pintadas del mantel. 

—¿Hija? ¿Pasa algo malo?

—¿Eh?

La chica levantó la cabeza y vio la expresión preocupada de su madre. Recordó que su padre pretendía llevarla a un médico, pero la aparición de Vania había regresado la esperanza a su corazón. Sonrió de manera deslumbrante y sincera, lo que fue un bálsamo para su madre. No pudo evitar devolverle la sonrisa.

—¡Estoy bien, mamita linda y preciosa! —exclamó con efusividad, levantándose de la silla y dándole un beso la mandíbula—. Estaba pensando en la prueba de matemáticas.

—¡Mi niña! has estudiado toda la semana. No tienes razón para preocuparte.

—¡Lo sé! –exclamó Colomba como si le hubiera contado un chiste y su madre rio con ganas.

—¡Tómate la leche, mi pequeña traviesa! No quiero que se te enfríe.

Colomba regresó a su silla y bebió a sorbitos.

—Mamá... ¿Tú sabes si el día que nací hubo un eclipse de luna?

—¿Mm?

Su madre la miró a los ojos con extrañeza.

—¿Eclipse de luna? ¡Vaya cosas preguntas! ¿Para qué quieres saber eso?

—Solo por curiosidad —replicó la chica golpeando el tazón con la punta de sus dedos.

—No tengo la menor idea, hija mía... sólo recuerdo que era una noche muy bonita y estrellada.

—Oh, entiendo.

Su padre entró silbando al comedor y cogió una tostada de la mesa. Revolvió el cabello de su hija con cariño y besó a su esposa en la mejilla.

—Buenos días, princesas.

—Buenos días, papá —saludó Colomba con alegría y su padre la miró gratamente sorprendido. Su madre le guiñó un ojo.

—¡Veo que la niña más hermosa del mundo está de buen humor! —dijo imitando la voz de un locutor de noticias—. Bien, me voy a la portería.

—Yo iré saliendo en unos cinco minutos, cariño.

—¡Nos vemos en el recreo, papi!

Colomba terminó su desayuno, se lavó los dientes y después de diez minutos, salió en dirección al pasillo de la escuela. Se despidió de su madre y corrió a su sala de clases.

Gastón ya estaba sentado en su pupitre acomodando sus cuadernos. En cuanto su amiga lo vio, se apresuró a reunirse con él. Estaba desesperada por contarle todo lo sucedido la noche anterior.

—¡Colomba! —saludó el chico percibiendo el cambio de ánimo en el rostro de su amiga. Le tendió un caramelo de fresa—. Te ves diferente, más radiante ¿Qué sucedió?

—Tengo que contarte algo sorprendente —susurró Colomba restregándose las manos—, pero no aquí. No quiero que nadie nos oiga. Juntémonos en el recreo.

—Claro ¡Me encanta tanto misterio! —el joven sonreía de oreja a oreja— Se me hará larga la espera ¿Se trata de tu reloj? —Gastón habló tan rápido que su lengua se trabó —. Solo dime si son buenas noticas.

—¡Sí! ¡No!... ¡más o menos! Quiero decir... no lo sé. Depende del punto de vista de cómo se mire. Pero creo que es un avance para la investigación.

VIAJE AL PLANETA DIMENSISWhere stories live. Discover now