LOS ÁRBOLES ROBOTS

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En cuanto se cerró la tapa del cajón, el brillo se extinguió y quedaron a oscuras, respirando entrecortadamente. Sin embargo, unas velas colocadas a los lados de las paredes interiores se encendieron por arte de magia. El interior era mucho más grande que el exterior. Los chicos descubrieron que estaban de pie sobre el primer escalón de una larga escalera que descendía hacia la oscuridad ¡las herramientas habían desaparecido y el camino parecía no tener fin! La tapa sobre sus cabezas también se había esfumado. Lo que tenían arriba era una especie de muro de piedra.

—¡Eso fue...! —comenzó a farfullar Colomba tan pálida como Vania.

—¡...Una súper aventura! —exclamó Gastón.

La fantasma, sin embargo, parecía preocupada.

—Se supone que no podías entrar —dijo mirando a Colomba—. Quiero decir, me alegro que estés aquí, pero algo salió como no esperábamos.

—¿Algo malo?

—No lo sé, esperemos que no.

—Fue tu melodía —supuso Colomba con una sonrisa de oreja a oreja—. ¡Hiciste un milagro!

La fantasma le devolvió la sonrisa.

—¡Vania! —gritó Gastón sobresaltándolas—. ¡Te puedo ver!

Ella se giró hacia el joven.

—¡Excelente! Debe ser la magia del mundo interdimensional. Los fantasmas podemos ser vistos en otros mundos.

—Pues, sí —Gastón la miraba de arriba abajo como si se hubiera sacado la lotería—. Así no nos tendremos que comunicar con escritos y ese tipo de cosas, aunque Colomba es una buena interprete.

Los chicos rieron para alivianar la tensión.

—¿Sabes qué? Pensé que dabas miedo, pero pareces un ángel, Vania—continuó él, divertido.

—¡Hey! —exclamó la aludida, guiñando un ojo—. ¿Qué pensabas? ¿Qué era un vampiro?

Miau.

Un gatito negro ronroneó restregando su cuerpo contra las piernas de Gastón.

—¡César! —gritó Colomba—. ¿Cuándo... Cómo...?

—Al parecer nuestro amigo felino nos acompañará en este viaje —El joven lo tomó en brazos y el minino ronroneó más fuerte.

Colomba suspiró.

—¡Ay, César! No sé si el mundo al que vamos sea apto para gatos. ¿Qué será de Don Eulogio cuando se dé cuenta de que no estás? Es un hombre muy solitario. Tú eras su única compañía.

—Los animales por general son valientes y tienen un aura muy desarrollada —explicó Vania quien miraba a César con un poco de desconfianza—. No debemos preocuparnos por él ahora. ¡Andando chicos!

Bajaron los escalones ante la atenta la luz de las velas. La escalera era tan larga que hicieron una pausa para respirar, excepto Vania quien flotaba sin ningún problema, pero trataba de no adelantarse para no perder de vista a sus amigos. Cuando ya perdían la esperanza de encontrar el fin del camino, llegaron hasta el último escalón. Las velas se apagaron y quedaron a oscuras otra vez.

Se produjo un silencio tenebroso.

De pronto, un foco de luz flotó sobre sus cabezas y les mostró una puerta de madera, con forma redonda. Los chicos se miraron entre sí y como si se hubiesen puesto de acuerdo, los tres asintieron al unísono y empujaron la puerta con suavidad. Esta emitió un pequeño chirrido.

VIAJE AL PLANETA DIMENSISWhere stories live. Discover now