Los chicos aterrizaron en medio de un desierto y a diferencia de otras dimensiones, descendieron de forma lenta hasta tocar la arenilla del suelo. César se sacudió la cabeza y miró a los amigos con cara de culpabilidad.
—¡Je! —parecía nervioso—. Hola...
—¡¡Wuuuaahh!! —gritó Colomba, trastabillando hacia atrás.
—¡Tú... puedes hablar! —farfulló Gastón.
—Siempre supe que había algo extraño en ti —murmuró Vania abriendo los ojos.
—¿Quién eres? —quiso saber Colomba.
—¡¿Qué eres?! —preguntó Gastón.
César los miró con pena y se sentó sobre sus cuatro patas, emitiendo un largo suspiro.
—Bien, supongo que les debo una disculpa —dijo— y una explicación. No quiero que desconfíen de mí.
—¡Estuviste engañándonos todo este tiempo! —exclamó Colomba—. ¡No eres un gato! O... ¿lo eres?
—No lo soy —reconoció César—. Mi nombre es Asdaff y provengo de Zuntt, un planeta extinto. Nuestro mundo está junto a Dimensis. Los pocos que quedamos con vida tuvimos que migrar allí, para sobrevivir.
—¿Provienes de la civilización que construyó los árboles robots?
Él negó con la cabeza.
—No. Nuestro mundo se vio asediado por inundaciones, sequias y enfermedades. Lituaff nos acogió en su planeta, pero nos engañó. Nos esclavizó.
—¿Son esclavos? —preguntó Vania, frunciendo el ceño.
—Los Zuntt somos fantásticos constructores, nos encargamos de diseñar las naves y casas de los dimensinos —prosiguió el gato—. Lituaff nos proporcionaba nuestros alimentos a cambio de mano de obra, pero con el tiempo comenzó a reducir la cantidad de comida y aumentar las horas de trabajo.
—¿Por qué no se rebelaron contra Lituaff?
—Porque somos débiles. Físicamente no podemos defendernos. Lituaff no es más fuerte que un humano, pero es más poderoso que el resto de su pueblo.
—¿Y qué pasa con el resto de los Dimensinos? —quiso saber Gastón.
—Le tienen miedo —Asdaff hablaba con pesadumbre—. En su mayoría son seres bondadosos que no conocen el concepto de guerra. Lituaff tiene un ejército pequeño de dimensinos que se encarga de cuidarlo y vigilar el trabajo de los Zuntt.
—¿Y cómo llegaste a la Tierra? —preguntó Gastón.
El gato lo miró a los ojos.
—Escapé en una de las naves espaciales que había construido con un grupo de Zuntt. Imagino que si regreso a Dimensis, Lituaff me matará por robo y traición.
—¿Dejaste familia en Dimensis?
—No —dijo Asdaff tan bajito que apenas lo escucharon—. Mis padres fallecieron cuando era niño y mi hermano... murió de hambre.
—¿Cómo? —preguntó Colomba ahogando un grito.
—Yo era muy pequeño... recuerdo que mi hermano cayó debilitado y sediento cuando terminaba de construir junto con seres de mi raza una estatua que representa a un Dios Dimensino llamado Avax. Un día no pudo levantarse y un esbirro de Lituaff pensó que no quería trabajar, y por orden de aquel malvado, lo golpeó hasta matarlo —una lágrima cayó por uno de los ojitos del felino.
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VIAJE AL PLANETA DIMENSIS
FantasyColomba, una chica de trece años, está desesperada porque el reloj que le ha regalado su padre se ha extraviado de forma misteriosa. Sin embargo, una fantasma aparece en su cuarto y le revela una impactante verdad acerca del malvado ladrón de su rel...