—Vaya, vaya, pero si es el centauro pedante —se burló el ogro tuerto.
—Quiero luchar con Dursé para recuperar el collar de la princesa Aretea —replicó Roch —¡Y no me llames centauro!
El compañero del Ogro tuerto soltó una risa malévola.
—Ah, ya veo, vienes a morir. Bien, el amo no tiene problemas en dejar pasar a quienes se ofrezcan a perecer en sus garras. De hecho, estaba seguro de que vendrías.
—Ha dicho que "centauro a las brasas" es un buen plato para el almuerzo —Se burló el ogro tuerto.
Roch no se dejó amedrentar.
—¡Basta de charla y abre la puerta! —inclinó sus patas para que la mujer búho bajara de su cuerpo.
—La princesa es bienvenida —dijo el ogro al que le faltaba una oreja, pero luego dirigió sus horribles ojillos a los amigos—, pero los humanos, la fantasma y el gato no pueden entrar.
Aretea giró su cabeza en doscientos setenta grados.
—¡Son mis amigos! —suplicó ella—. ¡Por favor, déjenlos pasar!
—Ya escuchaste a la Princesa —replicó Roch—. Los humanos vienen con nosotros.
—¡Que entren! —repuso el ogro tuerto con tanta crueldad que Colomba se estremeció—. Cuándo Dursé acabe con el centauro, tendrá una contundente cena de humanos y gato. Nos felicitará por ello, ya lo verás. A la fantasma la puede encerrar en una botella atrapa-espíritus y divertirse con ella cuando se desvele por las noches.
Y ambas criaturas se echaron a reír, abriendo el portalón para dejarles entrar. Roch tomó la mano de su amada y Aretea caminó a su lado con andares tan elegantes como sus piernas deformes le permitieron.
—Bienvenidos a su muerte.
Gastón resopló y se irguió con más valentía de la que sentía.
—¡Escucha amigo, no somos la cena de nadie! ¡No dejaré que nos pongan un dedo encima! ¡Y nadie encerrará a Vania!
El ogro tuerto se acercó a él con asombrosa rapidez y tocó su pecho con un fuerte dedo arrugado.
—Acabo de ponerte un dedo encima —se burló—. ¿Te sientes valiente ahora?
El joven frunció el ceño y trató de encestar un golpe en la panza de la criatura, pera era tan dura que su mano rebotó y un calambre recorrió por sus dedos. Herido en su orgullo, intentó darle un rodillazo, pero Colomba lo agarró del brazo y tiró de él hacia atrás mientras los ogros se desternillaban de risa.
—¡¿Estás loco?! —chilló ella—. ¿Quieres que te maten?
—¡Se están burlando de mí!
—¡Prefiero eso a que te maten!
Los ogros los condujeron por un pasillo que antaño había sido un establo, pero que ahora estaba vacío y maltrecho. Al final del inmenso terreno se encontraba un dragón de tres metros de altura. Era una criatura imponente, con alas pequeñas y enormes garras. Su piel estaba decorada con escamas de color plateado que destellaban bajo la luz del sol. Sus fosas nasales expedían humo grisáceo.
—Dursé —siseó Roch con odio.
El dragón estaba terminando se zamparse a un ratón. Levantó la vista como si los hubiese estado esperando. Tragó el último bocado, relamiéndose el hocico.
—El centauro quiere luchar contigo, Señor —informó el ogro tuerto—además lo acompaña la princesa.
Al observar a Aretea, los ojos del dragón se estrecharon con interés.
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VIAJE AL PLANETA DIMENSIS
FantasyColomba, una chica de trece años, está desesperada porque el reloj que le ha regalado su padre se ha extraviado de forma misteriosa. Sin embargo, una fantasma aparece en su cuarto y le revela una impactante verdad acerca del malvado ladrón de su rel...