Capítulo 32

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Jaden Kiselev

Mi ira va en incremento, sé que Jasmin lo hizo de forma intencional va a ser castigada de la peor forma esto ya está escrito en tinta indeleble.

- ¿Porque hiciste eso?- pregunto aún guardan un poco de paciencia.

- Por qué tú eres mío y de nadie más.

Se acerca lentamente hacia mi causandome repudio de forma instantánea.

- Aléjate.

- ¿Porque?.

- Soy alérgico a las zorras.

La quito de mi camino y abro la puerto para que salga, mientras sigue con su intento nulo de "sensualidad", no da más que pena ajena.

- ¿Entonces para que me trajiste aqui?- Se acerca demasiado para mi gusto tocándo mi brazos.

- A veces me pregunto lo mismo- le quito la mano mientras hace un puchero- Te vas.

Entra a la habitación ida uno de mis hombres de confianza, matón profesional y sanguinario de profesión, la toma de las manos antes de que pueda reprochar mi desición y se la lleva mientras ella suelta un monton de estupideces que no estoy para escuchar.

- Me tendré que bañar en acido para quitar su olor- me quito el saco y salgo del estudio, robando miradas al pasar.

No soy el indicado para dedicar frases románticas o de amor, me enseñaron la educación necesaria para defenderme en ambos mundos pero en la mafia la educación es algo inservible al igual que los mugrosos, tal parece que tendré que adelantar el viaje por los caprichitos de mi mujer le llevaré la cabeza de jazmín de regalo.

~¿Le gustará?~

Quién sabe pero tendré que llamar a alguien que las acompañe por sus caprichos de niña pequeña.

- Necesito que estés pegado a ella.

Hablo por celular cuadrando todo antes de montarme a mi auto y arrancar camino al aeropuerto, son varias horas de aviaje hasta Rusia y no creo llegar a tiempo.

- ¿Me vez cara de niñero?-Me pregunta su voz irritante.

- No, te veo cara de imbécil que tiene que cumplir con las órdenes que le dé su líder- bufa con mis palabras- Si alguien llega a tocarle un solo pelo a mi mujer te arranco el miembro y se lo doy a mis tiburones de merienda.

Antes de que pueda contestar cuelgo, bajando del auto camino a mi jet privado.

~Todos mueren si le llega a pasar algo~

(...)

Marcela Castillo

Luego de de agradable conversación con mi "Prometido", aquí estoy en medio de la pista bailando al ritmo de la música super mariada pero aún así sigo bailando junto a un completo desconocido que insiste en acompañarme; Ágora de María Becerra suena por los parlantes y solo sé que mi lindo acompañante parece un ángel o demonio dispuesto á llevarme por mis pecados y no me pienso resistir a él.

- Deberías parar- me grita para que pueda escucharlo a través de la musica.

- ¿Parar?- me echó a reír por su estupides- No pienso pararrr.

- Estás muy borracha- se ríe de mí mientras sigue mirandome hacer el ridiculo- Deberías ir a casa.

- ¿Casa?, yo no tengo algo así... el lugar en donde vivo no se le puede llame ni siquiera...hogar- Mis palabras salen arrastradas.

~En realidad sí debería parar~

No lo pienso hacer, quiero desestresarme olvidar los problemas que tengo en mi puto ávida desde que nací él peso que se impuso en mí y lo que "deberia" y "No deberia" hacer a la mierda con lo que está bien o mal, ya me canse de pertenecer a una sociedad de mierda que solo sirve para juzgar y opinar en cosas que no deberían.

Destino +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora