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Hyunjin empujó la puerta del departamento, un suspiro pesado escapando de sus labios al cruzar el umbral. La semana fuera de casa lo había dejado renovado. Sin embargo, apenas dio unos pasos dentro, una sensación extraña se apoderó de él. Había algo diferente, aunque no lograba poner el dedo sobre qué.

El departamento estaba limpio, sorprendentemente limpio. Félix, su molesto compañero de cuarto, nunca había sido exactamente desordenado, pero tampoco era el tipo de persona que se esmerara en mantener cada cosa en su lugar. Hyunjin se detuvo en medio del salón, observando el espacio con ojos críticos. Los cojines del sofá estaban perfectamente alineados, la mesa de café libre de tazas y papeles que usualmente se acumulaban. Un leve aroma a detergente, con un toque químico que le resultaba desconocido, flotaba en el aire.

-¿Félix? -llamó, su voz reverberando en el silencio. Como esperaba, no hubo respuesta.

El alfa avanzó hasta la cocina, donde cada superficie brillaba con una pulcritud que no era propia del lugar. Abrió el refrigerador por costumbre, pero sus pensamientos estaban en otra parte. Había algo que no encajaba, algo más allá de la limpieza excesiva. Cerró la puerta con un leve golpe y frunció el ceño. El olor era artificial, como si intentaran cubrir algo más.

Sacudió la cabeza y se dirigió a su habitación. Al entrar, notó de inmediato que la cama estaba hecha, las sábanas estiradas sin una sola arruga. La ropa que usualmente dejaba tirada en la silla junto al escritorio había desaparecido, reemplazada por un orden impoluto. Hyunjin olfateó el aire sin darse cuenta, intentando captar cualquier rastro familiar. Sin embargo, lo único que percibió fue el aroma penetrante del detergente.

"Extraño", pensó, pasando una mano por el borde de la cama. Sus dedos rozaron la almohada, y aunque todo parecía normal, algo en su interior le decía que Félix había estado allí. Pero la idea era absurda; Félix y él apenas se dirigían la palabra, limitando sus interacciones a intercambios fríos y miradas cargadas de desdén.

Hyunjin resopló, descartando el mal presentimiento que lo acosaba. Era probable que Félix hubiera hecho una limpieza a fondo para evitar alguna confrontación sobre el desorden, un intento de evitar las constantes discusiones. Pero, por alguna razón, la idea no lo tranquilizaba.

Al salir de la habitación, su mirada se detuvo un instante en la puerta de Félix, cerrada y silenciosa como siempre. Había algo más que no lograba comprender, algo que se le escapaba. Pero como era costumbre en él, decidió ignorarlo, convencido de que si Félix había hecho algo fuera de lo común, ya se encargaría de enterarse.

Sin embargo, la sensación de que algo había cambiado permaneció, una inquietud que le recorrió la piel.

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Hyunjin se levantó de su cama y, por un impulso inexplicable, se dirigió al pasillo que conducía a la habitación de Félix. Nunca antes había entrado allí, y la idea de hacerlo ahora lo hizo detenerse por un momento. Pero la inquietud que lo perseguía desde que llegó no lo dejaba en paz. Golpeó la puerta suavemente y, al no obtener respuesta, giró el pomo y entró.

La habitación de Félix era un mundo completamente diferente al resto del departamento.

Dio un paso atrás y observó el entorno con una mezcla de curiosidad y algo de sorpresa. No era típico de él invadir el espacio personal de otra persona, y menos de Félix, su compañero de departamento y, francamente, su constante fuente de irritación. Sin embargo, después de una semana fuera y una inquietante sensación de que algo había cambiado, su instinto territorial le hizo cruzar ese umbral que hasta entonces había evitado.

La habitación de Félix era un mundo completamente distinto al que Hyunjin estaba acostumbrado. Una luz suave se filtraba por las cortinas, mezclándose con el resplandor cálido de una guirnalda de bombillas que colgaba en líneas delicadas, proyectando sombras doradas sobre las paredes y el techo. Todo en el cuarto parecía diseñado para ofrecer una sensación de calma y refugio. Las paredes estaban decoradas con ilustraciones enmarcadas y algunas adorables, cosas que Hyunjin nunca habría asociado con su compañero de cuarto.

Convivencia peligrosa | HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora