El sonido de la lluvia continuaba retumbando contra las ventanas del departamento de Han, un ritmo constante que hacía eco en mi cabeza mientras intentaba calmarme. No había nadie en casa, lo que me dejó con una mezcla de alivio y desasosiego. Caminé con pasos lentos y vacilantes hacia el baño, la luz tenue de la sala apenas iluminaba mi camino, proyectando sombras largas y fantasmales a lo largo del pasillo.Al entrar al baño, la frescura del azulejo bajo mis pies descalzos me sacó un escalofrío. Me miré en el espejo y apenas reconocí al chico que me devolvía la mirada. Mi cabello rubio estaba pegado a mi frente, húmedo y desordenado, y mis ojos reflejaban la agitación que aún sentía en el pecho. Desvié la mirada rápidamente, incapaz de sostener mi propio reflejo.
Busqué en los estantes y cajones en busca de un vendaje o algo que pudiera ayudar a calmar el dolor en mi muñeca. Encontré un botiquín de primeros auxilios y lo abrí con manos temblorosas. Las gasas y vendas estaban desordenadas, y me llevó un par de intentos encontrar una venda elástica. Algún vendaje comprensivo, la muñeca palpitaba al menor movimiento y no sentía fuerza, cuando traté de envolverla, el contacto me hizo apretar los dientes para contener un gemido de dolor.
Mientras ajustaba la venda, los pensamientos comenzaron a amontonarse en mi mente. ¿Qué iba a hacer con mi mochila? No podía quedarme sin mis cosas; mis apuntes y mis libros, mis audífonos, mi celular... eran esenciales, y no podía permitirme perderlos. Pero volver a la biblioteca en ese momento, enfrentarlo de nuevo, era impensable. La idea de cruzarme con Hyunjin me hacía sentir como si un peso aplastante se instalara en mi pecho. Tenía que ser cuidadoso.
La idea de que Hyunjin pudiera haber visto mi mochila y la hubiera tomado era una posibilidad que no podía sacar de mi mente, más al haber estado rodeados de gente. Mientras el silencio del departamento me rodeaba, esa imagen se hacía más y más clara: Hyunjin con sus ojos oscuros y ceño fruncido, inclinándose para recoger mis pertenencias, tocando los objetos que yo había dejado en mi prisa. La escena se repetía una y otra vez, cada vez con más detalles, haciendo que mi pecho se apretara hasta que me costaba respirar. ¿Y si simplemente las dejó tiradas?
¿Qué habría pensado al encontrarla? Aunque sabía que no era el tipo de persona que ignoraría algo así. Era demasiado meticuloso, demasiado consciente de todo a su alrededor. Imaginé sus dedos rozando los libros que había leído esa misma mañana, pasando por las notas garabateadas al margen con mi letra apurada. Y lo peor, mi celular, con las notificaciones de mensajes y las fotos que guardaba, expuestas a sus ojos, aunque dudo que lo viera, estaba hasta el fondo.
La posibilidad me llenaba de inquietud. ¿Lo habría abierto? Hyunjin no era alguien que invadiera la privacidad de otros sin motivo, al menos. pero después de lo que había pasado en la biblioteca, ya no estaba tan seguro de nada. Las emociones de ese momento seguían nublando mi juicio.
Me aparté del lavabo y comencé a caminar por el pasillo estrecho del departamento, como si moverme pudiera disipar la ansiedad que crecía dentro de mí. La lluvia seguía golpeando el cristal, acompañando el tamborileo acelerado de mi corazón. Traté de pensar lógicamente, de encontrar una explicación racional: tal vez alguien más la había tomado. Algún estudiante, un empleado de la universidad. Pero, por más que intentara consolarme con esa idea, la imagen de Hyunjin sosteniendo mi mochila volvía a mí, persistente y amenazadora.
¿Qué haría si lo enfrentaba y él la tenía? El solo pensamiento me hacía detenerme en seco, la incomodidad clavándose en mi pecho como un puñal. No era solo la incomodidad de recuperar mis cosas de sus manos, sino lo que implicaría ese momento, lo que se diría en el silencio que caería entre nosotros. Las palabras no pronunciadas, las miradas que no se podrían evitar.
Apreté la venda en mi muñeca, sintiendo cómo el dolor físico se entrelazaba con el tormento mental.
Un plan comenzó a formarse en mi mente. Esperaría hasta la madrugada, hasta que las luces en los edificios se apagaran y el campus se sumiera en un silencio profundo. Podía ir y revisar si mi mochila la había tomado Hyunjin. Lo haría a una hora en la que él estuviera durmiendo, cuando no hubiera posibilidad de cruzarnos. No quería verlo. No podía verlo.
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Convivencia peligrosa | Hyunlix
RomanceENEMIES TO LOVERS Un error en la administración de la Universidad y sus departamentos no podría causarle problemas a Hwang Hyunjin. Al menos eso creía hasta que llegó a su puerta lo que creía ser otro alfa, porque esas las reglas ¿no? Omegaverse Hjn...