Capítulo 1: El Encuentro.

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"En la oscuridad, el miedo se convierte en deseo, y la atracción se vuelve una condena silenciosa e inevitable."

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Las calles de Seúl parecían menos acogedoras por la noche, especialmente en estos tiempos. Cada esquina proyectaba sombras profundas y distorsionadas por el parpadeo de las luces, como si la propia ciudad guardara oscuros secretos que ningún ciudadano debía conocer. La gente caminaba con prisa, los ojos bajos, evitando todo contacto visual. Después de todo, nadie quería ser la próxima víctima de Nox.

Taehyung lo sabía, y aún así, sus pasos lo llevaban hacia esos rincones olvidados, lugares donde ni la policía patrullaba con frecuencia. Su mente estaba cargada de una fascinación inexplicable, una mezcla de curiosidad y algo más, algo oscuro que no se atrevía a reconocer. Nox -el asesino del que todos hablaban- había sido el protagonista de sus pensamientos desde hace semanas. Las noticias lo describían como una sombra que acechaba la ciudad, invisible y mortal, un asesino que elegía a sus víctimas sin piedad. Pero, mientras la mayoría sentía miedo, Taehyung se sentía... intrigado.

Esa noche, se encontraba en el mismo parque donde, según las noticias, había aparecido la última víctima de Nox. Los arbustos cercanos estaban aún rodeados de cintas amarillas de la policía, y el suelo conservaba rastros de lo que alguna vez fue una escena del crimen. Taehyung no sabía exactamente por qué estaba allí. Quizá era el deseo de ver si algo de aquella presencia sombría permanecía en el aire, o quizá buscaba una razón para sacudir su aburrida rutina y ponerle un rostro a su perturbador interés.

Caminaba despacio, observando a su alrededor, intentando imaginar cómo Nox se movía en las sombras, acechando a su víctima. Se detuvo cerca de un banco, el mismo en el que habían encontrado rastros de sangre. Cerró los ojos por un momento, sintiendo el frío del ambiente, y permitió que su mente creara la imagen de aquel asesino, de ese hombre envuelto en un misterio tan aterrador.

Un silbido. Agudo, melódico, pero perturbador. Un escalofrío recorrió su espalda, y sus ojos se abrieron al instante. Escaneó el entorno, pero no había nadie en el parque, al menos nadie que pudiera ver.

-Curioso lugar para visitar a estas horas -la voz surgió de la oscuridad, y Taehyung contuvo la respiración.

De entre las sombras, un hombre emergió, alto y con una presencia fría, intimidante. Sus ojos oscuros lo observaban con una intensidad penetrante, casi como si pudieran ver a través de él. Taehyung no necesitó pensar demasiado; sabía que estaba frente a Nox, el nombre que el asesino había tomado para aterrorizar a la ciudad. Cada fibra de su cuerpo le decía que debía huir, pero algo lo mantenía en el sitio, enraizado, como si hubiera estado esperando este encuentro toda su vida.

-No tienes miedo, ¿verdad? -preguntó Nox, inclinando la cabeza, estudiándolo.

Taehyung sintió que sus labios se secaban. Era una pregunta simple, pero detrás de ella había algo retador, casi un susurro que lo invitaba a jugar un juego peligroso.

-No, en realidad no -respondió, su voz apenas un murmullo.

Nox sonrió, una sonrisa que no llegó a sus ojos, pero que transmitía una crueldad helada y, a la vez, una curiosidad indescifrable. Dio un paso hacia Taehyung, acortando la distancia entre ellos. Taehyung sintió la intensidad de su presencia como una ola fría y sofocante; cada latido de su corazón era un recordatorio de que estaba ante alguien que no dudaba en matar.

-¿Sabes quién soy? -Nox extendió una mano, casi tocando el borde de la chaqueta de Taehyung.

Taehyung asintió, incapaz de apartar la mirada de esos ojos oscuros y profundos, como si estuviera atrapado en un hechizo que no podía romper.

-Entonces, deberías saber que no saldrás de este parque ileso.

Las palabras resonaron como una sentencia, pero Taehyung no sintió el miedo que debería. Al contrario, la fascinación crecía en él como una llama. No entendía de dónde surgía ese deseo de quedarse, de hablar con él, de explorar esa oscuridad. Era como si estar cerca de Nox lo hiciera sentir vivo, como si fuera la única forma de experimentar algo real.

-¿Y si no quiero salir ileso? -respondió con un tono desafiante.

Por primera vez, Nox pareció sorprendido. La sonrisa en sus labios se amplió, pero había algo más ahora: una chispa de interés, como si encontrara algo extraño en la respuesta de Taehyung. En su vida, había visto muchas reacciones: gritos, lágrimas, súplicas... pero nunca una invitación disfrazada de desafío.

-Eres... diferente -murmuró Nox, y Taehyung sintió que había algo en su voz, algo que podría ser peligroso para ambos.

Durante varios segundos, se quedaron así, observándose en silencio. Taehyung sintió que había cruzado una línea invisible, como si hubiera dado un paso hacia un mundo oscuro y prohibido del que ya no había vuelta atrás. Sin embargo, lejos de asustarlo, esa sensación lo envolvía y lo atraía, como si una parte de él estuviera destinada a estar allí, a compartir un secreto con ese hombre.

Nox retrocedió un paso, y el aire frío regresó, haciéndole sentir la ausencia del calor perturbador que había entre ellos. Sin decir una palabra más, desapareció en la sombra de los árboles, tan rápido y silencioso como había aparecido. Pero antes de perderse por completo en la oscuridad, lanzó una última mirada a Taehyung, una advertencia o tal vez una promesa de que volverían a encontrarse.

Cuando Taehyung se quedó solo en el parque, el silencio era tan denso como el aire. Su corazón latía frenéticamente, y sus manos temblaban. Pero había algo en él que le hacía sonreír, una emoción febril que nunca había sentido antes. Había conocido al monstruo que todos temían, y había salido de esa experiencia intacto. Aunque, en el fondo, sabía que una parte de él ya no era la misma. Nox, o más bien Jungkook, le había dejado una marca, invisible pero profunda.

Mientras caminaba de regreso a casa, Taehyung supo que no sería la última vez que vería a Jungkook, el hombre que el mundo llamaba Nox.

A love out of the ordinary   [Kookv--Kooktae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora