Capítulo 8: La Larga Noche.

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"No importa cuánto lo intentes, porque una vez que te entregas a la oscuridad, ya no hay vuelta atrás."

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La ciudad estaba sumida en una quietud incómoda esa noche. Las calles solían estar llenas de vida, pero ahora todo parecía desmoronarse bajo el peso de una oscuridad más profunda que cualquier noche habitual. El parque estaba vacío, excepto por los dos: Taehyung y Nox. Un lugar que alguna vez fue refugio de la normalidad, se había transformado en el campo de batalla de una obsesión cada vez más peligrosa.

Nox no necesitaba hacer ruido para dominar el espacio. Su presencia era suficiente. Como siempre, no era solo su físico lo que aterraba, sino lo que emanaba de él: una calma perturbadora, un control absoluto sobre todo lo que lo rodeaba. Y Taehyung, a pesar de su miedo, no podía evitar sentirse atraído por esa fuerza. La misma fuerza que lo quebraba cada vez más, que le hacía cuestionar todo lo que había sido antes de encontrarlo.

-¿Sabes lo que me fascina de ti, Taehyung? -preguntó Nox, sus ojos oscuros fijos en él, como si estuviera descifrando algo oculto dentro de su alma. Su voz era baja, pero clara, casi como un susurro que se impregnaba en el aire.

Taehyung intentó apartar la mirada, pero no pudo. Estaba atrapado en ese imán invisible que Nox parecía tener sobre él, un imán que lo atraía con una fuerza tan irresistible que ya no sabía si quería escapar o rendirse.

-No -respondió, su voz temblando. Intentó mantenerse firme, aunque su corazón latía desbocado. No importaba cuánto lo intentara, siempre acababa siendo vulnerable ante él.

-Me fascina cómo aún intentas resistirte -dijo Nox con una sonrisa que parecía burlarse de él, pero al mismo tiempo, había algo más en esa sonrisa, algo que hacía que Taehyung no pudiera mirar hacia otro lado. Algo que lo invitaba a seguir cayendo, sin esperanza de ser salvado.

Nox dio un paso hacia él, lento, calculado. El espacio entre ellos disminuyó a medida que el asesino se acercaba, hasta que solo los separaban unos pocos centímetros. El aire se volvía más denso, pesado, como si el mismo tiempo se hubiera detenido por completo, esperando que algo sucediera.

Taehyung sintió la cercanía de Nox en su piel, la electricidad de su presencia invadiéndolo. El olor a peligro, a muerte, se mezclaba con el deseo. Y, por una fracción de segundo, Taehyung se vio a sí mismo deseando que todo se desmoronara de una vez, que Nox lo tuviera completamente, que no quedara nada de él que pudiera luchar.

-¿Tienes miedo de mí? -preguntó Nox, sus labios rozando la oreja de Taehyung, casi sin que lo notara, pero lo suficiente como para hacer que su piel se erizara.

Taehyung cerró los ojos y negó con la cabeza, aunque sabía que mentía. Lo temía, lo sabía, y no podía negarlo. Pero también lo deseaba. La mezcla de miedo y deseo era una tormenta que lo envolvía y que no podía controlar. Era como una droga, como un veneno dulce que lo arrastraba más profundo en esa espiral que no parecía tener fin.

-No -dijo finalmente, pero su voz ya no tenía el mismo poder. Sonaba como una súplica, como si estuviera tratando de convencerlo a él mismo más que a Nox.

Nox sonrió de nuevo, pero esta vez, la sonrisa no fue de burla, sino de victoria. Sabía que estaba ganando la batalla, que Taehyung ya no podía escapar. Y eso lo excitaba, lo hacía más peligroso aún.

-Te he dicho que eres mío -susurró Nox, sus dedos tocando suavemente el cuello de Taehyung, donde la marca de su toque aún estaba fresca, como un recordatorio de lo que había sucedido, de lo que seguiría sucediendo.

Taehyung no pudo evitar temblar. Las palabras de Nox, esa posesión tan oscura y tan absoluta, lo desarmaban. Ya no había vuelta atrás, lo sabía. Había caído en una trampa de la que no sabía si quería salir.

El sonido del viento soplando entre los árboles rompió la tensión en el aire, pero no era suficiente para calmar el nudo en el estómago de Taehyung. No podía decidir si esa noche sería su perdición o su redención. Quizá ambas.

Nox lo miró, su mirada penetrante como una lanza que atravesaba su pecho. No había compasión, solo un deseo frío y despiadado de poseerlo, de destruirlo lentamente hasta que ya no quedara nada. Y, en algún lugar oscuro dentro de Taehyung, algo respondió a ese deseo. Algo que lo empujaba a caer más profundo, que lo arrastraba hacia ese abismo del que ya no podía salir.

-¿Sabes qué quiero de ti, Taehyung? -preguntó Nox, su tono tan suave como una caricia, pero la amenaza era palpable en el aire.

Taehyung no respondió, pero su cuerpo lo delataba. Estaba tenso, preparado, esperando lo peor. O lo mejor, dependiendo de cómo se viera.

Nox levantó una mano y le acarició la mejilla con la punta de los dedos, como si fuera un juego. Taehyung se tensó más, pero no se apartó. Algo lo mantenía allí, inmóvil, atrapado en una red que él mismo había tejido con cada decisión que había tomado.

-Quiero que entiendas algo, Taehyung -dijo Nox, su voz transformándose en algo más profundo, más oscuro-. Tú eres mi obra maestra. Y me gusta ver cómo te rompes poco a poco.

El miedo y el deseo se entrelazaban en el aire. Taehyung ya no sabía qué era lo que realmente temía: si ser destruido por Nox o perderse en la oscuridad que este le ofrecía.

Nox se acercó aún más, pegándose completamente a él. El contacto era brutalmente cercano, tan íntimo que Taehyung casi podía oír el latido de su corazón acelerado. Pero a pesar de la proximidad, había algo que los separaba. Algo invisible, pero irrompible.

-Te he dicho que eres mío -susurró Nox, mientras sus labios tocaban ligeramente los de Taehyung, enviando una corriente eléctrica por su cuerpo.

Y, por primera vez en mucho tiempo, Taehyung comprendió lo que era ser realmente suyo: estar completamente perdido en las garras de alguien, entregado sin reservas. Y no sabía si eso era lo que realmente quería, pero algo dentro de él le decía que ya no importaba.

A love out of the ordinary   [Kookv--Kooktae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora