𝓑𝒓𝒐𝒌𝒆𝒏 𝓓𝒐𝒍𝒍 [Buck-Tick] CORREGIDA

咲く

咲く saku

Florecer

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Japón la recibía con su tráfico espantoso, el taxista se la paso maldiciendo todo el camino hasta el hotel, sólo porque pensaba que ella no era más que una turista, tal vez hubiese sido mejor tomar el subterráneo, pero no confiaba en su japonés actual; el viaje era de más de una hora desde el aeropuerto hasta uno de los hoteles más prestigiados de Japón, el Grand Hyatt Tokyo.

El directivo que llevaba a cuesta la cadena de Hoteles había llamado amablemente para que la joven tuviese la mejor habitación del complejo, antes de que saliese del aeropuerto su abuelo le envió un mensaje de texto con todos los detalles del lugar que iba a ser su casa por los días que decidiese quedarse en el país.

Viró los ojos en dirección a la ventanilla del taxi, ahí estaba de nuevo la ciudad que sólo estaba en su memoria, los enormes edificios japonenses apilándose entre ellos, las calles lisas como la seda más fina, árboles plantados estratégicamente, personas caminando de un lado a otro, el sonar de las campanillas de las bicicletas que circulaban como jamás iba a verlo en Finlandia, por fin en casa, pensó.

Al llegar al hotel se sintió aliviada, un joven de aspecto bastante bizarro le ayudó a bajar las maletas que tan arduamente había hecho en Finlandia; el cansancio comenzaba a apoderarse de su delgado cuerpo y Morfeo empezaba a tomarle las muñecas para guiarla al lugar más cómodo y que ahí tomase una merecida siesta, pero no podía permitirse eso, primero debería hacer el check-in de rutina.

En la recepción todo fue más fácil, como era de esperarse, tenía una suite a su disposición; un hombre con uniforme se encargó de subir las maletas hasta la suite mientras ella texteaba a su mejor amiga los pormenores del viaje. El hombre le abrió la puerta elegantemente, no podía esperar menos de uno de los mejores hoteles de Tokio, todo destellaba lujo y buen gusto.

Ya en la soledad de su enorme recamara dio un gran suspiro, no creyó que lograría poder bajar del avión, pero ahí estaba, en suelo japonés, de nuevo, después de tantos años. Sin más deshizo la maleta para después tomar una merecida ducha, sólo así su cuerpo entraría en un estado de relajación total y podría descansar del largo viaje; fueron las diez horas más extenuantes de su vida, odiaba viajar en avión, el ruido que hacían todo el maldito viaje, el aroma a plástico, cuero y personas le causaba nauseas, tal vez había heredado la fobia a los aviones de su tío Imai, pero él ni siquiera podía poner un pie en ellos.

El sueño la venció inmediatamente al sentir la almohada en su cabeza, la suavidad de las sabanas abrazando su cuerpo, era casi medio día, pero poco le importó, ahora sólo quería perderse en ese sueño que le hacía cerrar los ojos automáticamente. Soñó con su madre, una nube le cubría el rostro y de pronto su tío la tomaba de las manos para guiarla por un enorme parque de verdes tonos y viento cálido.

No podía evitar estar feliz de sólo pensar que estaba en el país que tanto amaba, en el cual había muchísimo más personas que la querían, tal vez todo hubiese sido diferente si su madre no hubiese muerto, o si su tío hubiese al menos peleado por la custodia, pero los hubiera no existían.

El sonido del celular vibrando en la mesilla de noche la hizo abrir los ojos de golpe, tanto que le dolieron, dejándole un leve escozor, se talló los ojos para enfocar el nombre que aparecía en la pantalla, era su abuela, contestó con la voz algo ronca debido a sus pocas horas de sueño.

—hija ¿cómo estás? — la saludó su abuelo con su típico tono imponente que hacia ecos en la bocina de su móvil, sonrió levemente, aunque él no estuviese ahí para verla.