太陽

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太陽 taiyou

Sol


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Ayanami tomó asiento junto a su tío después de que las lágrimas del encuentro se contuvieran en cada uno de los integrantes, los cuales no podían negar la felicidad que los invadía de tenerla ahí.

—¿entonces que has hecho? ¿aun vives con ese hombre? — al decir esa última palabra Hide frunció el entrecejo, sus ojos rolaron un poco para beber su vino, era sabido que todos los integrantes de la famosa banda le profesaban un odio a su querido progenitor y no era para menos, la había arrancado de su lado de la forma más violenta posible.

—No, hace unos años me salí de esa casa y ahora vivo con mis abuelos— respondió con una sonrisa y tratando de mitigar los horribles recuerdos que atestaban su mente al hablar de esa casa.

—¿Son buenos contigo? — preguntó Imai, jamás pudo conocerlos, como ya había dicho antes, su madre había sido un amor secreto de verano que terminó en desgracia.

—Sí, son todo lo que unos abuelos deben ser, me ayudaron con mis estudios— todos estaban atentos a su anécdota, querían empaparse de la información contenida en un baúl por tantos años, estaban felices que su niña hubiese recibido un poco de amor en esos años.

—Me alegro— exclamó Toll antes de beber un poco de vino. —¿Cuánto te tendremos aquí? — ni ella misma sabía la respuesta, quería quedarse para siempre, establecerse en Japón y olvidar Finlandia en el recóndito lugar que la geografía le había dado, pero también era egoísta siquiera pensar en eso cuando sus abuelos también estaban ahí y sus amigos.

—No lo sé, unas semanas tal vez— dijo sin pensarlo y todos le reprocharon en un unísono que alegró su corazón, los lazos se habían vuelto a unir y ninguna de las partes quería deshacer el nudo. Pero a su mente vino el blanco rostro de su padre, en el momento en el que se enterará que su estadía en Japón se iba a prolongar, era capaz de declararle la guerra a ese país que detestaba con fervor.

—¿Tan poco tiempo? — Acchan le miraba suplicante, pero sabía que no podía quedarse, necesitaba un trabajo y la única manera de conseguirlo era compitiendo con los japoneses que no por nada eran los mejores en todo lo que hacían, no es que ella fuese una mediocre, pero el nivel de los nipones siempre estaba en los primeros lugares de desempeño.

—Estoy trabajando con una revista Finlandesa, el editor me externo sus ganas de contratarme, aquí no tengo nada— alzó los hombros rápidamente, aunque le dolía tener que lanzarles era terrible verdad, era mejor hacerlo en esos momento, para que la despedida no fuese aún más dolorosa, no había marcha atrás acaso que de una estela bajara un puesto de trabajo en una empresa japonesa.

—Puedes aplicar para un trabajo aquí, sé que eres la mejor en lo que sea que hagas— Imai cruzo la pierna mientras miraba a los demás buscando aprobación, ellos asintieron ante las palabras del guitarrista principal.

—Qué empresa crees que me contrate a estas alturas, los tiempos de contratación ya pasaron. — pronunció un tanto exasperada, para ellos era fácil decirlo; ni siquiera pensaba que su japonés estuviese a tal punto para pedir trabajo, estaba consciente de que hablando con ellos había cometido algunos errores, unos que ningún empleador iba a pasar por alto, en Finlandia tenía un trabajo seguro, en algo que le gustaba.

—primero, necesito saber que estudiaste— prendió un cigarrillo el cual le daba un aire un poco soberbio, aunque el aroma a nicotina era mucho de su agrado, pretendió que no existía esa nube grisácea que salía de los delgados labios de su tío y se concentró en su hablar, delicado y varonil.

𝓑𝒓𝒐𝒌𝒆𝒏 𝓓𝒐𝒍𝒍  [Buck-Tick] CORREGIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora