Capítulo 18: Soy igual que tú

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Con pesadez, dejó caer la aparatosa mochila a un lado mientras intentaba recobrar el aliento. El sol se encontraba en todo su esplendor y, aunque en otra ocasión hubiese sido sinónimo de un día precioso, para Fate, quién llevaba horas caminando por la ciudad, se sentía como un suplicio.

Su viaje había sido más largo de lo que había pensado. Luego de viajar toda la noche en el autobús llegó al terminal del otro estado apenas un par de horas después del amanecer. Sabía que tenía que moverse rápido. A esa hora era muy probable que Precia estuviera por enterarse de que su habitación se encontraba vacía, si no es que lo había hecho ya, así que desde ese momento mientras más pronto pudiera salir de ese lugar y borrar sus huellas mucho mejor.

Gracias a Yuuno, tenía al menos un punto geográfico en mente al cuál dirigirse.

Revisando las próximas horas de salidas de los buses, logró conseguir un ticket de subida para uno que estaba a punto de partir, y que se dirigía a una ciudad más grande. Ya en la tarde, en el inmenso terminal de la otra ciudad, empezó a preguntar por las taquillas para tomar un nuevo transporte, esta vez hacia otra ciudad que estaba un poco más cerca de la dirección a la que debía dirigirse y, una vez con otro ticket de embarque asegurado, buscó entre las diversas tiendas del lugar algo para comer.

No recordaba haber tenido tantas opciones para elegir antes. En el pueblo cercano al campamento, al que fue en escasas ocasiones, no habían tantos locales de comida, mucho menos con opciones tan diversas en cada menú. Mirando las opciones se sintió como una niña pequeña en medio de una dulcería, antojándose inevitablemente de todo. Sin embargo, su situación monetaria era bastante precaria en ese instante, es decir, aún no sabía cuán largo sería su viaje, y el dinero que había alcanzado a recolectar era lo suficiente para sobrevivir por algunos días antes de encontrarse en problemas.

Guardándose las ganas y tomando la decisión más sabia para las limitantes que tenía, compró algunos panes en una panadería y los devoró mientras los pasaba con la bebida más económica que alcanzó a encontrar.

Cuando llegó a la ciudad que estaba garabateada en el papel que Yuuno le había dado había hecho más de cinco trasbordos distintos, gastado mucho más de lo que había estimado y, de paso, estaba segura de que apestaba. Cansada por viajar durante días, lo primero que notó fue que esa ciudad era aún más grande que las anteriores.

Lo segundo que notó fue que estaba completamente perdida y, salvo el nombre de la calle, una numeración y lo que parecía ser la letra de un departamento, no tenía ninguna otra referencia para ubicarse.

Nunca había estado en un sitio con tanta gente, mucho menos sola. El bullicio provocado por las voces de todos aquellos transeúntes que hablaban a la vez la abrumaba, y con cada minuto se sentía más y más desorientada. Percatándose de que estaba bastante cerca de sufrir un ataque de pánico rogó por alguna señal, cuando una mujer, ataviada en su reglamentario uniforme de policía, se acercó hacia ella para preguntarle si necesitaba ayuda.

Al principio, cuando la mujer de ojos verdes empezó a interrogarla de manera sutil, Fate sintió que se iba a desmayar. Intentando explicarse sin que se le enredara la lengua, le dijo a la mujer que se encontraba algo perdida, y necesitaba ayuda para encontrar la dirección que aparecía en ese papel.

La oficial de policía, que luego se presentó como la oficial Lindy Harlaown, le pidió su identificación. Con manos temblorosas Fate le entregó su tarjeta de identidad, pensando que estaba presenciando el final de su aventura, pero la mujer quedó más tranquila al verificar que la rubia con la que hablaba era mayor de edad y estaba limpia.

Lindy Harlaown resultó ser mucho más amable de lo que Fate había creído. Cuando confirmó que realmente la chica solo se encontraba perdida y notablemente estresada se ofreció a comprarle algo de comer, y con paciencia infinita trató de explicarle cómo llegar a la calle que estaba escrita en el papel. Lo cierto era que la calle no se encontraba tan cerca del terminal como Fate hubiese esperado, y por lo apretado de sus finanzas el tomar algún transporte para llegar hasta esa calle la dejaría en aprietos. La distancia parecía ser demasiado larga para atravesarla caminando, pero no tenía otra alternativa.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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