Ya habían pasado más de dos meses desde que Akashi había hablado con Kuroko, lo que para el pelirrojo era algo completamente irritante y más sabiendo que iban en la misma clase. ¿Cómo era que no lograba acercase?, sencillo el pequeño chico tenía una falta de presencia asombrosa, además que el pelirrojo estaba ocupado con sus tareas y que cada que intentaba acercase lo interceptaba algún maestro o alumnos, era como si todos tuviera un radar que al indicar que Akashi se acercaba a Kuroko ese era el momento justo para ir a hablar o, en todo caso para él, molestarlo. Al principio pensó que lo vería a la hora de las comidas pero resultaba que Kuroko no se encontraba durante esta, Akashi sabía bien porqué, así que cuando acababa de comer salía a buscarlo por todos lados, pero al final era inútil ya que no lo encontraba. Terminando todos los días cansado, irritado, enojado, frustrado, simplemente de un humor que ni siquiera él se aguantaba. Lo único bueno del día era que acaba, poniéndolo ansioso antes de la hora de dormir ya que sus sueños eran realmente fabulosos.
Cada noche soñaba con Kiri, casi siempre despertaba en el cuarto pero a veces se encontraba en un prado, bosque —una vez en un desierto—, en la playa y la última había ocurrido mientras paseaban por un pueblo de época medieval, con criaturas con aspecto de personas, paseando a su alrededor. Era por eso que al día siguiente despertaba con un aura de alegría a su alrededor y con un optimismo de que hablaría con Kuroko, aunque empeoraba con conforme pasaban las horas.
Era sábado por la mañana y Akashi ya estaba listo para ir a desayunar, con un rostro refrescante y una sonrisa de oreja a oreja se dirigió a las escaleras. Su estado tan prospero se debía que el sueño de la noche había tratado de que Kiri y él —Akaru—, fueron a ver una lluvia de estrellas. Él sabía que era solo un sueño, como bien se lo repetía Midorima cada que le contaba sobre ellos, pero a veces consideraba que su vida diaria era el sueño y el sueño era lo que realmente vivía cada día.
Iba a girar para bajar el último tramo de escaleras cuando su corazón casi se sale de su pecho al ver aquella cabellera azul. Se encontraba bajando las escaleras como si pasara en cámara lenta; la mirada azul estaba fija en un libro de tapa café, vestía unos desgastados jeans, una camisa a cuadros y unos converse. Esperaba tanto aquel momento que cuando —casi— se lanzó a encontrarse con Kuroko para abrazarlo, claro está que con el error que había cometido la última vez, se detuvo justo a tiempo.
—Kuroko —le llamo.
El mencionado casi dio un respingón. No necesitaba voltear para saber quién lo llamaba, así que se quedó en su lugar muy quieto, como si fuera una estatua mientras sostenía con mucho esmero el libro, pegándolo a su rostro.
— ¿Si?
El pelirrojo bajo las escaleras para colocarse enfrente del peliazul y hace una reverencia.
—Perdón.
El menos bajo poco el libro y al verlo así, dejo caer el libro y comenzó a balbucear antes de poder formular una palabra.
— ¿P...ero... que hace?
—Me disculpo apropiadamente por lo que paso la última vez. Lo siento.
Kuroko miro a su alrededor, notando que las personas se quedaban observandolos.
—No es necesario. Ahora, por favor, levanta la cabeza que la g...ente —murmura el final.
Akaski al percatarse de las miradas se enderezo rápidamente.
—Perdón.
—No hay porque —bajo la mirada para recoger su libro antes de rodear al muchacho y seguir con su camino.
—Kuroko —le hablo de nuevo.
Este suspiro y se detuvo.
— ¿Podemos desayunar juntos?
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Osuz
Fiksi PenggemarKuroko Tetsuya. Akashi Seijuro. Ellos cargan un romance que fue separado hace siglos y vuelve a unirse por el deseo del destino... ¿Podrán lograr superar cualquier calamidad o dejaran que ese amor se desvanezca? ---- (Las imágenes que use de portada...