Noche III

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Eran las doce con cinco de la noche cuando Akashi se encontraba paseando por los jardines de la escuela con sus amigos. Que estuvieran despiertos a altas horas de la noche se debía a que era sábado y el internado los dejaba irse a dormir hasta que dieran las tres.

La caminata era tranquila hasta que Akashi logro divisar como una sobra se movía rápidamente directo a un árbol, se detuvo y giro su cabeza; logro ver que, efectivamente una sobra se movía, pero lamentablemente esta choco contra un tronco. Hizo una mueca antes de acercarse corriendo hasta donde estaba la sombra. Y se sorprendió cuando vio a Kuroko tumbado en el suelo.

— ¡Kuroko, ¿estás bien?! —se colocó a su lado extendiéndole la mano.

Abrio los ojos sobresaltado y se alejó de sobremanera de Akashi.

Su respiración era entrecortada y rápida, su cuerpo se estremecía y su piel estaba pálida que se podría decir que se podía ver a través de él.

—Kuroko —hablo suavemente Akashi Seijuro.

Kuroko lo ignoro y miro en todas direcciones como si buscaran algo.

— ¡Hey, Akashi! —le llamo Midorima.

—Aka-chin, ¿Por qué corriste? —se le unió Murasakibara.

—Sólo vine a ver a Kuroko —los volteo a ver y luego dirigió su mirada al nombrado, que se veía realmente temeroso. "¿Qué habrá sucedido?" pensó.

Los dos chicos miraron detrás de su amigo y sus ojos se abrieron al verlo.

— ¿Qué le paso?

Se encogió de hombres.

—No lo sé, sólo vi cuando chocó contra el árbol.

Kuroko Tetsuya estaba sentado muy cerca del árbol con la mirada perdida, hasta que se deformo en una mueca de terror. Los tres chicos al ver aquella reacción siguieron la dirección, pero no había nada, el mayor intento acercarse.

—Kuroko —le llamo.

Pero el mencionado ya no lo escuchaba, se encontraba perdido y aterrado. No sabía si su conciencia le estaba jugando una broma o realmente aquella sombra que había visto durante la hora de la cena —y antes por la ventana—, lo estaba persiguiendo, pero eso no era todo. Era de noche y eso sólo implicaba una cosa: oscuridad. Comenzó a hiperventilar.

—Kuroko, tienes que tranquilizarte —le ordeno con tranquilidad Akashi intentando buscar la manera de hacer algo.

—Intentare algo —dijo Midorima mientras acercaba su mano hasta el pequeño y tembloroso cuerpo de Kuroko.

—No, espera Shintarou no es... —pero se quedó callado al ver que Kuroko no reaccionaba de la misma manera a como lo había hecho con él, en realidad, no le había dicho nada.

Midorima lo había aproximado a su cuerpo, cubriéndole la boca con una mano y una de las fosas nasales. Al principio Kurokol reacciono algo alterado, pero conforme escuchaba las palabras calmantes de Midorima sintió su cuerpo relajarse. Midorima y Kuroko se miraron a los ojos unos momentos antes de que lo soltara. Akashi al ver esa escena no pudo evitar sentir una punzada en su corazón y rabia.

— ¿Te encuentras mejor, Kuroko? —hablo más serio de lo que quería Akashi.

Aspiro antes de asentir.

—Ahora, dime ¿qué estabas haciendo?, ¿por qué corrías así?

Balbuceo antes de poder contestar, bajo la mirada.

—N...no creo que me crean.

—Sólo dinos —le animo Murasakibara mientras le entregaba un dulce.

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