Noche II

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Akashi buscaba algo desesperado a Kuroko, pero cada que le preguntaba a alguien si lo había visto, esté le respondía que no sabía quién era. Suspiro. "¿Dónde puede estar?" pensó mientras se pasaba su mano por sus lacios cabellos.

—Aka-chin, ¿qué haces? —pregunto Murasakibara mientras masticaba un dulce.

— ¿Ah? —lo volteo a ver y junto a él estaba Midorima —. Buscaba a Kuroko pero... —suspiro y se colocó las manos a la cintura —. No lo encuentro.

— ¿Para qué lo buscabas? —se acomodó los lentes.

—Para nada en especial —suspiro.

—Aka-chin, vamos a la biblioteca a hacer la tarea.

Tanto Akashi como Midorima se quedaron sorprendidos por el hecho de que su amigo les pidiera tal cosa.

— ¿A la biblioteca? —lo miro Midorima.

— ¿Estas bien, Atsuhsi? —le puso la mano en la frente Akashi.

Aparto la mirada.

—Sí, estoy bien, sólo que no hay nada que hacer y nos han dejado mucha tarea —comento abriendo una bolsa de papás.

—Eso es verdad —cambio su objeto de la suerte, que era un coche a control remoto, a su otra mano.

—Entonces vamos —se resignó Akashi, al fin de cuestas lo podía ver mañana.

☾☼☽

Kuroko estaba en su escritorio contestando el cuestionario que le había mandado el profesor de biología humana. Agradecía que había ido a la biblioteca durante la hora del almuerzo. Después de esa tarea tendría que hacer la de historia y luego la de literatura clásica. Se estiro un poco en su asiento y miro el techo y luego toco su muñeca. "¿Qué había sido eso?", se preguntó. Pero cada que pensaba en una opción, se le hacía más ridícula que la anterior, es que no había forma alguna que algo así le pasara. ¿Quemarse por un simple toque?, era algo totalmente irracional... sin embargo, era posible. "Simple alergia" se repitió por centésima vez, y volvió a sus deberes.

☾☼☽

—Buenas noches, Aka-chin —se despidió Atsushi, mientras se dirigía a su habitación.

—Hasta mañana, Akashi —Midorima entro a su cuarto.

—Buenas noches a ambos —dijo antes de entrar a su cuarto y a pasos lentos se acercó a su cama acostándose en está y dejando caer su mochila al suelo.

"¿Qué había sido eso?", pensó mientras miraba su mano.

El recuerdo del rechazo de Kuroko se le vino a la mente y lo único que pudo pensar es que era un completo imbécil, ¿cómo era que se le había ocurrido la semejante idea de tocar a una persona que es antropofobica?, esa sí que había sido una de sus peores ideas y eso que nunca ninguna lo fue. Inhalo y luego exhalo. Aunque tampoco se podía descartar que el comportamiento del chico había sido algo exagerada o... ¿no lo fue? Se paró de su cama y se dirigió a la ventana. Una enorme luna menguante de tenue color café con las estrellas dispersas en todo aquel cielo azul rey iluminaban la noche. Se recargo en el marco de la ventana y comenzó a pensar en aquel pequeño hasta que fue la hora de dormir.

☾☼☽

Una cegadora luz hizo que despertara. Sus ojos se abrieron y contemplo un techo con una araña de flores colgando de este, un aroma a chocolate invadió sus fosas nasales; curioso se levantó de aquella cama tan acogedora y se quedó asombrado al ver lo que lo rodeaba; muebles hechos de ramas y trepadoras con flores lilas cubrían las paredes y el piso. Camino por aquella habitación tan natural, sus pies sintieron el roció de la mañana, pero, sin embargo, no era incomodo, camino hasta llegar a una puerta, pero antes paso por un espejo y se contempló. Su boca se abrió. Tenía el cabellos de color magenta, sus ojos eran heterocromaticos, uno color azul y el otro rojo, vestía una túnica romana blanca con colibrís volando en esta y una cinta dorada como cinturón.

— ¿Cómo amaneciste? —le pregunto una suave voz.

Volteo la cabeza de un lado a otro buscando de dónde provenía aquella voz.

— ¿Qué buscas? —se burló esa voz.

— ¿Dónde estás? —le contesto.

Este rio levemente.

— ¿En dónde más voy a estar sino es en tu cabeza?

— ¿Ah? —miro de nuevo al espejo y pudo ver que su sombra se movía levemente, sus ojos se abrieron y volteo su cabeza para verlo —. ¿Eres...mi sombra? —tartamudeo levemente.

Este soltó una leve carcajada.

— ¿Acaso ya olvidaste el tratado?

Enarco una ceja. Se escuchó un suspiro.

—Recuerda que para preservar la paz para ambos reinos tuvimos que compartir el mismo cuerpo.

Akashi volteo a ver de nuevo al espejo.

— ¿Cómo te llamas?

— ¿Te encuentras bien Akaru? Estas comportándote algo extraño.

¿Akaru?, ese no era su nombre, ¿o sí?

Se escuchó una fuerte explosión. Se tambaleo un poco.

— ¿Qué fue eso? —corrió rápidamente hasta el balcón y vio una infinidad de criaturas negras —. Pero... ¿que son esas cosas? —se puso nervioso.

—Esto es malo —afirmo con voz seria —. Cambiaremos... —sin agregar más Akashi se encontraba en un cuarto blanco, bien iluminado, mostrando enfrente de él unas imágenes, parecía que estaba en un cine.

—Yo, Kiri, rey de la oscuridad, les ordeno criaturas que se detengan —hablo seria aquella voz.

Todos esos asquerosos entes se detuvieron. Pero, lo que parecía una persona, pero con la cara y cuerpo algo deforme hablo.

— ¡Kiri, no pararemos! —grito antes de desaparecer alejarse con todas esas monstruosidades.

En eso Akashi, o más bien, Akaru, regreso de nuevo a su cuerpo en un abrir y cerrar ojos.

—Kiri —llamo levemente —. ¿Qué quisieron decir con eso?

Este suspiro.

La luz y la oscuridad no pueden estar juntas —recito —, o al menos eso es lo que piensas muchas de las criaturas que he comandado a lo largo de los siglos. Nuestros pueblos no están muy de acuerdo con el tratado que hicimos hace tiempo —se escuchó melancólico, pero luego sonrió o al menos eso había percibido —. Pero no me importa ganarme el odio de todos mientras estés siempre conmigo, así que, jamás te separes de mi lado.

☾☼☽

La alarma sonó despertándolo de aquel extraño sueño sintiendo un vacío interior inexplicable. Jamás te separes de mi lado. Aquella voz la conocía de algún lado, pero no recordaba de dónde. Exhalo aire levantándose de su cama, listo para iniciar un nuevo día de clases.


...❤...

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Kayrim

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