Memories 5

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Septiembre llegó a "la ciudad que nunca duerme" con un ambiente cálido y húmedo, ideal para pasear por los maravillosos parques que rodeaban el edificio donde vivían. Sin embargo, la joven pareja prefería pasar su escaso tiempo junto bajo las sábanas, a veces durmiendo, a veces hablando, a veces viendo alguna película de temporada o solo derrochando su lujuria justo como esa noche.

Zoro salió del interior del rubio y se dejó caer de espaldas sobre la cama, exhausto, intentando recuperar el aliento. La deliciosa sensación del orgasmo aún recorría su cuerpo causando un agradable hormigueo en su vientre.

Giró la cabeza contemplando la cara sonrojada de Sanji a su lado que se apartaba los mechones de cabello del rostro para refrescarse un poco con la tenue brisa que se colaba por la ventana. Una sonrisa se explayó en los labios de Roronoa seguro de que no podía ser más feliz.

Pronto cumplirían cuatro años de vivir juntos, cuatro años de momentos difíciles, pruebas, peleas y reconciliaciones; eran más lo días donde la felicidad los abrazaba y se sentían completos, donde su amor florecía cada día más.

Zoro se acercó a Sanji abrazándose a su pecho, incapaz de borrar esa sonrisa satisfecha de su rostro haciendo reír al rubio.

—¿Estás bien? Tienes cara de querer llorar en cualquier momento.

—Solo estoy feliz.

—¿Pasó algo bueno? —preguntó acariciando las verdes hebras con ternura, haciendo sonreír al joven.

—Sí, es porque te tengo a mi lado.

—Jaja, que cosas dices. Ya hemos estado juntos por cinco años, ¿no?

—Aun así, no es suficiente —replicó levantándose, apoyando los brazos a cada lado de la rubia cabellera para observarle mejor—. Quiero que estemos juntos para siempre.

Zoro gateó por la cama hasta la cómoda junto a ella y rebuscó en el fondo de unos de los cajones ante la extrañada mirada de Sanji. Sus cerúleos orbes se abrieron de par en par y un jadeo ahogado brotó de su garganta cuando lo vio acercarse con una pequeña caja de gamuza azul rey.

Las lágrimas cayeron a borbotones de sus emocionados zafiros, a la vez que cubría su boca temblorosa mientras reía con nerviosismo. El brillo dorado del anillo era visible a pesar de la tenue luz de la habitación y la mirada ilusionada del espadachín frente a él solo enterneció su corazón.

—Por Dios, Zoro...

—Sanji, ¿te casarías conmigo?

El nudo en su garganta le impidió hablar y su visión cristalizada por el llanto no le permitió seguir mirando al peliverde. Sanji se lanzó a sus brazos asintiendo, dando el "Sí" en medio de balbuceos emocionados y lágrimas.

Aún recordaba los brazos de Zoro rodearle con alegría y como sus manos temblaban mientras deslizaba el anillo en su dedo. La cándida y radiante sonrisa que iluminó su rostro cuando le dijo que lo amaba y el dulce beso que unió sus labios antes de volverse uno entre las sábanas de seda.

BETRAYAL (Zoro x Sanji)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora