«Una piña.»
Ese fue el primer pensamiento de Ace al ver a un joven de cabello rubio y alborotado sentado en el sofá beige de la sala de su casa mientras tomaba una taza de té.
Una sensación de irritante desesperación se apoderó de él cuando sus ojos se encontraron y pudo notar su semblante calmado, excesivamente calmado. Tan relajado que parecía estar en medio de un viaje con éxtasis muy bueno, al menos eso le decían sus ojos cansados. Ace frunció el ceño apartando la mirada y tomó asiento en un sillón a un lado. No lo conocía, pero ya le fastidiaba demasiado.
Su madre servía el té para todos con una sonrisa mientras hablaba con un imponente hombre de bigote blanco sentado junto a la "piña". Edward Newgate, un magnate del comercio marítimo y gran amigo de la familia Portgas – Gold luego de tantos años juntos en el negocio.
—Has crecido bastante, mocoso —saludó Newgate con voz algo ronca, pero con tintes alegres haciendo reír al pecoso—. ¿Estás listo para hacer parte de "Los más valientes de Nueva York"?
—Con esas notas, como mucho logrará ser el conserje de la estación —se burló su padre, Roger, entrando a la sala tomando asiento junto a su amigo. Ace solo se cruzó de brazos chasqueando la lengua.
—Cállate, lo conseguiré si me lo propongo.
—¡Ja! Si lo haces por tu cuenta quien sabe cuántos años te tomará, ja ja ja —se mofó de nuevo sacando una vena de cabreo en la frente del menor. Le fastidiaba que se burlara así, sobre todo enfrente del desconocido—. Es por eso que le pedí ayuda a Edward. Ace, él es Marco Newgate, su hijo.
—Es un placer-yoi.
«Claro, se te nota en la cara. ¿Yoi?», pensó arqueando una ceja, extrañado.
—¿Es hijo del viejo? No lo conocía.
—Bueno, estuvo encerrado en la universidad hasta hace poco —explicó Edward siendo secundado por Roger.
—Es un recién graduado de la facultad de medicina de la Universidad de Columbia. ¿Sabes lo difícil que es entrar ahí?
«Eso no lo dudo», pensó mirándolo de arriba abajo. Tenía "Nerd" escrito en la cara.
—Si él no puede enseñarte entonces nadie más lo hará.
—Escuché que tu proyecto de grado ganó un reconocimiento, muchas felicidades, Marco.
—Muchas gracias, Sra. Portgas. Entonces, ¿puedo ver sus libros? —preguntó Marco dejando la taza en la pequeña mesa de vidrio en medio de la sala y levantándose del sofá—. Quiero saber por dónde empezar.
—Claro. Ace, enséñale tu habitación.
«Aburrido»
Fue lo segundo que Ace pensó de Marco mientras sacaba los libros en su bolso. Era igual o más aburrido que pasar sus preciadas vacaciones de verano con un tipo estoico que parecía drogado todo el tiempo. Lo miró de reojo tras de sí observando su habitación con detenimiento. Ace entornó los ojos y soltó un bufido cansado.
—Ten, estos son los libros para el siguiente curso y esta mi boleta de notas.
—Wow, justo por los pelos —silbó Marco al ver sus pobres calificaciones mirándole guasón cabreando al pecoso—. Con estas notas hasta yo estoy dudando de mis capacidades-yoi.
—No debería ser problema para ti, Sr. Egresado de Columbia —habló sarcástico sentándose en la cama ganándose una mirada de fastidio del joven doctor.
—¿Crees que estoy feliz de desperdiciar mis preciadas primeras vacaciones en tres años enseñándole a un mocoso que apenas conozco y que además me odia sin razón? Sí, genial. Que maravilloso inicio del verano.
—Nunca dije que te odiara.
—Tienes "vete a la mierda" escrito en la frente.
—Pues si tanto te molesta, entonces vete —advirtió Ace levantándose de golpe con la rabia hirviendo en su ser, pero el mayor no parecía intimidado en lo absoluto—. No tienes que ayudarme.
—Ya se lo prometí a tus padres —resopló dejando los libros en el escritorio cruzándose de brazos—. Los Newgate siempre cumplimos nuestra palabra.
—Hablas como un viejo.
—Comparado contigo claro que lo soy. Sin mencionar que mi cara me delata —respondió con simpleza encogiéndose de hombros. Ace soltó un intento de risa, pero se contuvo por puro orgullo. Elevó el rostro al notarlo frente a él. Era bastante alto, mucho más que él, la sombra de sus hombros anchos cubría la pequeña figura de Ace y por un instante tragó en seco al sentirse diminuto ante Marco.
—Escucha, yo haré todo lo posible para que pases el examen, pero también debes hacer tu parte. ¿Realmente quieres unirte a los bomberos?
—¡Por supuesto! Son los héroes de la ciudad. Yo también me labraré un nombre y seré recordado por todos por mis hazañas. Ya lo veras.
—Bien, entonces hagamos nuestro mejor esfuerzo —declaró extendiendo su mano, Ace la contempló un instante antes de estrecharla con firmeza. Al menos no lo trataba como un niño.
—Sí, cuento contigo.
La luz del ocaso refractó en la ventana iluminando brevemente los ojos del joven doctor revelando los maravillosos zafiros ocultos tras sus pestañas.
«El mar»
Fue lo tercero que pensó de él conteniendo el aliento. Un atisbo de sonrisa se dibujó en la esquina de los labios de Marco haciendo que Ace afirmará su agarre.
«Hermoso»
Fue lo último que pensó antes de irse a la mierda.
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BETRAYAL (Zoro x Sanji)
Fanfiction"Siempre creí que estaríamos juntos por siempre. Siempre creí que nuestro amor nos ayudaría a enfrentar cualquier dificultad. Que sin importar lo que pasará, el amor que sentíamos surgiría indomable y derribaría cualquier obstáculo frente a nosotros...