7. Anhelo

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"Quiero estar contigo

tan simple y tan complicado como eso."

Charles Bukowski.


Ver a su pequeño retoño bajar del vehículo amarillo chillón alegró el corazón de Zoro, a pesar de la arriesgada situación.

—Muchas gracias por esto, señorita Makino—agradeció de nuevo, extendiendo un par de billetes al chofer y un sobre blanco a la docente. La mujer lo observó confundida—. Son bonos de descuento del restaurante. Venga con su esposo cuando termine la remodelación.

—Cielos, no era necesario, pero gracias. Suerte con el trabajo.

Padre e hija observaron el auto partir y se adentraron al restaurante por la entrada principal con sigilo. Roronoa creyó transmutar en un espía mirando de un lado a otro con cautela mientras caminaba ligeramente agachado detrás de las mesas. Los meseros estaban limpiando la vajilla al fondo y Gin estaba con Nami en la oficina, la brigada estaba ocupada en la cocina preparando el mise en place. No había muros en la costa.

—Papá, ¿por qué entramos como ladrones? —cuestionó Kuina con confusión imitando a su progenitor—. ¿No trabajas aquí?

—Tenemos que hacerlo si no quieres quedarte sin padre.

Llegaron hasta la oficina y Zoro cerró la puerta con llave dejando escapar el aire aliviado. No quería imaginar lo que pasaría si Sanji los descubría; su hija era el autentico retrato de Tashigi y aunque sabia que el rubio sería incapaz de lastimarla no quería hacerlo sufrir mostrándole el fruto de su traición o que Kuina se sintiera rechazada al verla, sería devastador.

—Papá, tengo hambre —se quejó la menor frotando su barriguita.

—Te traeré algo de comer, pero debes prometerme que no saldrás de aquí hasta que vuelva, ¿entendido? Tampoco hagas ruido.

La joven asintió agotada arrastrando sus pies con pereza hasta el sofá desparramándose en el. El peliverde maldijo una vez más a su esposa, desde que empezó a trabajar era cada día un infierno lidiar con ella y Kuina siempre pagaba los platos rotos; sabia que era su punto débil y se aprovechaba de eso.

Roronoa salió de la oficina con rapidez, más palideció al borde de un infarto al encontrarse de frente con el rubio.

—¡Cielos, chef! Digo, Sanji.

—¿Qué rayos te pasa?

—N-nada, solo me sorprendió —tartamudeó nervioso cerrando la puerta. Sanji entrecerró los ojos con desconfianza y alzó una ceja, inquisidor.

—¿Acabas de ponerle seguro a la oficina?

—Voy a almorzar y hay muchos extraños rondando el edificio.

—¿Todavía no comes? No te daré el día solo por desmayarte. Ten. —Le entregó varios folders—. Nami revisó los nuevos contratos y dice que están bien.

—Perfecto. Llamaré a los proveedores de inmediato.

Sanji le dio la espalda, dispuesto a irse, pero se detuvo.

—Me estas ocultando algo, ¿cierto? —El pánico que se apoderó de Zoro desligó su alma de su cuerpo y la estampó contra el suelo. Clavó su mirada avergonzada en el piso de madera, paralizado por los nervios. Era el fin, estaba jodido.

—Yo...

—No quiero saber —interrumpió mirándole de soslayo—. Dije que iba a confiar en ti, no me decepciones, Zoro.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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BETRAYAL (Zoro x Sanji)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora