36 km.

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Lila cerró la puerta detrás de ella con lentitud, entrando en la casa sigilosamente. Aunque la negrura de la noche era espesa, no encendió la luz. El alumbrado de la calle se colaba por las ventanas abiertas, proporcionando una tenue iluminación que resultaba útil. A pesar de su cautela, Green escuchó sus pasos desde la cocina y se dirigió hacia ella de inmediato.

—¡Lila! —gritó, provocando que su hermana se sobresaltara.

—¡Joder, Green! ¡Casi me matas! —exclamó la chica asustada. —¿Qué haces despierto?

Él encendió las lámparas. La claridad que emanaba de estás reveló la sonrisa en la cara del muchacho.

—No te he visto en todo el día, estaba asustado, enana. —recriminó.

—Sí... Lo siento. —se disculpó desviando la mirada hacia el suelo. —Me surgió una urgencia. —explicó en un murmullo.

—Supongo que esa urgencia tuvo que ver con él chico de las flores, porque no estabas en la clínica cuando llevé a Brown al médico. —se mofó él, divertido.

—¿Cómo le fue a Brown? ¿Qué tal los resultados? —preguntó ella volviendo a conectar sus ojos con los de su hermano.

—Le quitaron el catéter, todo salió normal. Su corazón está a salvo, así que podremos marchar la próxima semana. —notificó.

—¿La próxima semana? —la muchacha se desconcertó. —¿En esa fecha no son las carreras?

No correré. —sentenció el piloto con voz ronca.

—¿No correrás? Pero... Creo que esta es una gran oportunidad, Green. Tienen la calle Helix, el dinero se va a disparar según he oído. Esas ganancias serían sumamente provechosas ahora que las necesitamos.

—Lo sé. Esta carrera tiene un gran beneficio económico, pero ya pacté la fecha de salida en el aeropuerto, además... —se interrumpió a él mismo, incapaz de continuar.

—¿Además qué?

Su hermano cogió aire profundamente antes de continuar.

He vendido la mayoría de mis coches.

—¡¿Que hiciste qué?! —soltó estupefacta. —¿Cuándo? ¿A quién?

—Hice las negociaciones estos días. Pero claro, solo unos pocos de mis coches tienen los papeles en regla, así que los vendí a los otros pilotos. Gustav me ha comprado tres... Prácticamente, su dinero está pagando la primera sesión del tratamiento. —declaró. —Es la única que se me ocurrió para conseguir efectivo rápido sin tocar mis ingresos, ya que estoy seguro de que los necesitaremos después, cuando tengamos que repetir el procedimiento.

Parecía abatido por la perdida de sus coches, pero la determinación era firme en su semblante.

—Bueno... —Lila no supo que decir ante esa inesperada noticia. Solo asintió de acuerdo, mostrando su apoyo. —¿Qué hay en la búsqueda de trabajo?

—Fui a varias entrevistas pero cuando me preguntan por mi experiencia laboral, estoy frito. No puedo justificar porque estuve tanto tiempo sin un trabajo blanqueado.

La enfermera se mantuvo en silencio varios segundos. La expresión en su rostro delataba que estaba meditando alguna ocurrencia.

—¿Aún te queda algún coche con un motor decente? ¿Algún V8 o V6?

—Por supuesto. Son los únicos que no he vendido, por el momento. —Green tragó saliva. —Me costará mucho deshacerme de ellos.

—Entonces puedes correr en Helix. Será la ultima carrera para tí si es lo que quieres, pero no puedes rechazar esto. De verdad, ese dinero es necesario ahora.

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ℂ𝕝𝕒𝕟𝕕𝕖𝕤𝕥𝕚𝕟𝕠𝕤 ; 𝑻𝒐𝒎 𝑲𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora