Kim SeokJin, es un escritor muy popular por sus libros de géneros: fantasía y sobrenatural que, necesita una pausa del ajetreado Seúl y evitar una fecha complicada que se aproxima a su vida. Por lo cual decide tomarse unas vacaciones laborales para...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
TaeHyung se despertó debido a la mezcla de olores que llegó a su nariz. La mañana que entró por la ventana en una cama desconocida pero extrañamente familiar a la vez, fue una mañana nublada. Su cuerpo cantaba de placer y estaba sonriendo cuando abrió los ojos, pero repentinamente recordó lo que sucedió en la madrugada cuando la nebulosa de sueño y descanso se disperso de su cabeza.
De inmediato se sentó en la cama precipitadamente y por supuesto, Seokjin no estaba a su lado. Desenredándose de la sábana y mantas, saltó fuera de la cama y buscó su boxer, el mismo estaba pulcramente doblado al final de la misma. Rápidamente se vistió e intentó ponerse la parte superior de su ropa para salir disparado fuera de la habitación, cuando lo hizo, encontró a Jin parado en la cocina, fresco y recientemente duchado.
TaeHyung lo miró un momento que pareció eterno, como si el tiempo se detuviera y Jin se moviera en cámara lenta. Cómo la escena de una película romántica en la que uno de los protagonistas se da cuenta que hay algo más allí que simple gusto.
Cuando el escritor giró, se veía demasiado bien. Radiante y feliz.
— Mi camiseta se ve mejor en ti si vas a usarla sin nada abajo —exclamó, mirando al chico con ojos hambrientos.
TaeHyung pasó el nudo en su garganta y recién ahí notó que estaba usando una prenda ajena. Se puso colorado, sólo un poco avergonzado y tomó el borde de la gran camiseta sintiéndose pequeño y caliente a la vez.
— Te ves bien —susurró Seokjin, llegando a su lado y besando su frente.
TaeHyung alzó la vista y se encontró con esa sonrisa que hizo temblar su suelo y no dudo en besar sus labios y colgarse del largo cuello del escritor. La lengua de Seokjin sabía a algo deliciosos y salado, asaltó sus sentidos y le gustó en demasía. Sus lenguas se acariciaron y el beso fue embriagador al punto de hacer olvidar a TaeHyung lo que iba a preguntar.
Se soltó repentinamente empujando al escritor para verlo de nuevo. No se veía pálido. No parecía débil. De hecho se veía precioso aún con la luz del día nublado que apenas entraba por la ventana. Su mano acunó su rostro antes de verificar que no tuviera fiebre y estuviera completo con todas sus piezas.
Seokjin sonrió confundido—. ¿Qué sucede? —fue dulce, él realmente se veía bien.
E incluso se sentía mejor.
— Tú volabas de fiebre en la madrugada —dijo TaeHyung preocupado.
Seokjin frunció su ceño—. No lo recuerdo —dijo intentando rememorar algún malestar.
Tuvo una pesadilla que no pudo recordar, pero fue sólo un momento. El cuerpo caliente y reconfortante de TaeHyung a su lado fue perfecto, la mejor compañía.
— Temblabas, estabas realmente mal. Me preocupe al punto de considerar llamar al paramédico de la isla ¿Realmente no lo recuerdas? —preguntó preocupado.
