𝐬𝐮𝐧𝐨𝐨 𝐡𝐚𝐫𝐞𝐦
➯ Sunoo nunca pensó que ser el centro de atención de tres vampiros podría ser tan peligroso
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Sunoo no podía dejar de preguntarse qué había pasado. Cómo había llegado hasta aquí, hasta ese momento tan extraño. ¿Por qué sentía como si cada paso que daba en este lugar lo acercara más a algo peligroso? Era como si sus pies se movieran por sí solos, guiados por una fuerza invisible que lo arrastraba hacia un destino que no podía controlar.
A pesar de su mente frenética, algo lo mantenía cautivo en ese lugar. Había algo... algo en los tres hombres que lo hipnotizaba. Los miraba a todos, pero especialmente al de cabello negro, Park Sunghoon, que parecía saber más de él de lo que debería.
-----Te has metido en algo mucho más grande, Sunoo------ le dijo, y la forma en que lo dijo lo hizo sentir como si estuviera atrapado en una red que lentamente se cerraba.
-----Pero... ¿cómo sabes mi nombre?----- Sunoo preguntó, casi sin querer. La pregunta salió de su boca antes de que pudiera detenerla.
Sunghoon sonrió, una sonrisa suave, casi cruel. -----Sabemos mucho más de ti de lo que imaginas-----, respondió con calma, pero sus ojos destilaban una intensidad inquietante. "Es solo cuestión de tiempo para que entiendas por qué estás aquí."
Sunoo sintió un escalofrío recorrer su espalda, como si alguien estuviera observando cada uno de sus movimientos. Los otros dos vampiros, Ni-ki y Heeseung, no estaban lejos, observándolo con la misma mirada calculadora.
Ni-ki, el más joven, con su fría indiferencia, lo miraba como si fuera solo un juguete en sus manos. ----No es tan complicado, Sunoo. Estás aquí porque nos atraes, porque hay algo en ti que nos deja sedientos. No puedes escapar de lo que está por venir.----
Heeseung, por su parte, parecía querer relajarlo con una sonrisa bromista, pero su presencia era demasiado imponente para que Sunoo se sintiera tranquilo. ----Te vas a acostumbrar a nosotros, ¿no es así? Ven a jugar con nosotros, Sunoo.---
De alguna forma, sus palabras, que deberían haber sonado como una amenaza, parecían cargadas de una sensación mucho más profunda. ¿Era deseo? ¿Poder? ¿O simplemente... hambre? Sunoo no estaba seguro, pero lo que sí sabía era que no podía salir de ahí, no podía escapar de esos tres, ni de la sensación que se apoderaba de él.
A medida que avanzaba la noche, las sombras dentro del castillo parecían acercarse, como si el lugar mismo lo estuviera envolviendo. Cada rincón parecía estar lleno de secretos, de susurros y de promesas vacías.
Sunoo intentó entender, intentar procesar todo lo que le estaban diciendo, pero la realidad era mucho más aterradora de lo que había imaginado. Estaba atrapado en un juego del que no entendía las reglas, un juego que no podía abandonar. Y mientras caminaba detrás de ellos, sin poder escapar, algo en su interior le decía que este solo era el comienzo.
