Dua puluh

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El aire era denso esa noche, cargado de un silencio inquietante

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El aire era denso esa noche, cargado de un silencio inquietante. Las luces de la ciudad brillaban en la distancia, pero el pequeño rincón en el que Sunoo se encontraba parecía alejado de todo eso, sumido en la penumbra. Su corazón latía con fuerza en su pecho, un ritmo acelerado que no lograba calmarse. La idea de estar solo en el parque a esas horas le ponía nervioso, pero algo lo mantenía ahí, esperando, mirando hacia la entrada como si algo —o alguien— lo estuviera llamando.

Se pasó una mano por el cabello rojizo, sintiendo la fría brisa acariciar su rostro. Desde que había comenzado a pasar más tiempo con los chicos, algo extraño había comenzado a suceder en él. Una sensación extraña, como si algo o alguien estuviera observándolo constantemente, acechándolo. Se decía a sí mismo que era solo su imaginación, pero la verdad era que algo en su interior lo inquietaba.

De repente, una sombra pasó por su lado, y Sunoo se tensó al instante, su cuerpo erguido, listo para correr, aunque sabía que no podría escapar. No estaba seguro de qué era lo que lo perseguía, pero las noches oscuras como esa, cuando todo se sentía más denso y real, lo hacían temer lo peor.

—¿Te asustas tan fácilmente? —una voz suave, pero autoritaria, lo hizo girar hacia el sonido.

Era Heeseung. Siempre tenía esa capacidad para aparecer de la nada, sin que Sunoo se diera cuenta. Y aunque su presencia era reconfortante, algo en su mirada esta vez era diferente. Era como si estuviera midiendo cada uno de sus movimientos, cada respiración que daba.

—¡Ah! —Sunoo soltó un pequeño grito, pero luego se rió nervioso. —Pensé que estaba solo...

—No lo estás —respondió Heeseung, su tono calmado y casi burlón. Se acercó más, el sonido de sus pasos resonando en el silencio de la noche. —¿Acaso pensaste que podrías escapar de nosotros?

Sunoo lo miró confundido. ¿Escapar? No entendía bien a qué se refería, pero las palabras resonaron en su cabeza mientras Heeseung lo observaba fijamente. El ambiente a su alrededor parecía volverse más pesado, y por un momento, Sunoo no pudo evitar preguntarse si estaba siendo parte de algo mucho más grande y oscuro de lo que podría haber imaginado.

—¿De qué hablas? —preguntó, sin poder evitar que el temor se filtrara en su voz.

Heeseung se inclinó hacia él, sus ojos oscuros llenos de una intensidad que lo dejó sin palabras.

—A veces, no hace falta un motivo para hacer algo —murmuró, sus labios curvándose en una sonrisa que no llegó a ser amistosa. —¿Sabes qué dicen? No necesitamos razón para hacerte parte de nuestro juego.

Sunoo se quedó sin aliento, sus ojos abiertos de par en par mientras su mente comenzaba a entender lo que sucedía.

El frío de la noche lo envolvía, pero la sensación de inquietud era mucho más intensa que cualquier viento gélido. ¿Era esto real? ¿Estaba entrando en algo peligroso?

De repente, la risa de Heeseung se desvaneció en el aire, y Sunoo sintió cómo la oscuridad a su alrededor se espesaba. Un escalofrío recorrió su espalda mientras pensaba en las palabras de Heeseung. "Nuestro juego"... ¿De qué tipo de juego estaba hablando?

Con el corazón aún acelerado, Sunoo intentó dar un paso atrás, pero la presión en el aire parecía mantenerlo en su lugar. ¿Qué querían de él? ¿Qué hacían? La pregunta flotó en su mente, pero no pudo encontrar respuestas.

Y mientras pensaba en eso, se dio cuenta de algo: el miedo no solo estaba en la atmósfera, sino en él mismo. Algo dentro de él lo atraía hacia ellos, algo peligroso, algo que no podía controlar.

—No tienes por qué saber nada —dijo Heeseung, interrumpiendo sus pensamientos. Su tono era suave, casi seductor, pero los ojos que lo miraban eran como los de una bestia a punto de cazar. —Solo sigue el juego, Sunoo.

El ambiente se volvía cada vez más pesado, y Sunoo sintió su cuerpo temblar. Algo en su interior le decía que ya no podía escapar.

La risa de Heeseung resonó en sus oídos, haciéndole pensar si alguna vez podría liberarse de esa sensación, de ese deseo extraño y oscuro que lo perseguía.

Y entonces, de repente, la risa cesó, y Sunoo se quedó en un absoluto silencio, con los ojos bien abiertos, mirando a su alrededor como si algo pudiera saltar sobre él en cualquier momento.

El aire parecía haberse detenido. La temperatura había caído, y lo único que podía escuchar era su propio aliento entrecortado. ¿Y si ya no podía escapar de ellos? ¿Y si ya no había forma de salir de este juego?

El pensamiento lo congeló, y el miedo lo invadió.

"¿Lo harías...?", pensó, preguntándose si en realidad había alguna salida.

A lo lejos, como un susurro en la brisa, una nueva voz, apenas perceptible, llegó a sus oídos.

—Si estás solo, cierra las puertas y ventanas... No querrás ser parte de esto.

¿Era la voz de Heeseung? ¿O de alguien más?

Sunoo tragó con dificultad, su mente en blanco, pero con un único pensamiento atravesando su cabeza: **¿Y si ya es demasiado tarde?**

Las sombras parecían moverse a su alrededor, como si todo estuviera siendo observado por ojos invisibles. Y mientras su respiración se aceleraba, la pregunta rondó en su mente con más fuerza que nunca:

**¿Qué tan lejos llegaría este juego?**

Y ahora... ¿quién estaba realmente en control?

Vampire's Game.  - Sunoo Harem ღDonde viven las historias. Descúbrelo ahora