delapa belas

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El clima había comenzado a cambiar

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El clima había comenzado a cambiar. La brisa, usualmente cálida, ahora se sentía fresca, y las luces de la ciudad parecían parpadear con más intensidad. Sunoo no sabía si era el cambio de estación o si algo más estaba ocurriendo, pero no podía dejar de sentir que el aire estaba más denso de lo habitual. Como si algo estuviera a punto de pasar. Algo grande. Algo que podría cambiar todo.

Estaba en su habitación, mirando por la ventana mientras pensaba en todo lo que había ocurrido recientemente. Los últimos días habían estado llenos de momentos extraños, como si las piezas de un rompecabezas estuvieran encajando de forma incómoda y peligrosa. De repente, un ruido sordo hizo que Sunoo se girara, sobresaltado.

—*¿Qué diablos...?* —se dijo a sí mismo, caminando lentamente hacia la puerta de su habitación. No había nadie. La casa estaba en silencio, como siempre, pero había algo inquietante en la quietud de la noche.

Con un suspiro, decidió ir a la cocina a tomar algo de agua, esperando que esa sensación extraña desapareciera. Caminaba por el pasillo con paso lento, pero a medida que se acercaba a la cocina, el aire parecía volverse más pesado. Las sombras parecían alargarse más de lo normal, como si estuvieran siguiéndolo.

De repente, un susurro. Un susurro bajo, casi inaudible, que hizo que el vello de su nuca se erizara.

—*Sunoo...*

Su corazón comenzó a latir con fuerza. No podía identificar de dónde venía la voz, pero sabía que no estaba solo. Giró sobre sus talones, esperando ver a uno de sus hermanos o amigos, pero no había nadie. La oscuridad lo rodeaba. Respiró profundo, tratando de calmarse, pero las sombras parecían moverse a su alrededor.

—*Ven a jugar conmigo...* —la voz volvió a susurrar, esta vez más cerca, como si estuviera justo detrás de él.

El pánico lo invadió, pero lo que más lo sorprendió fue la sensación de que no tenía miedo. Al contrario, había algo... seductor en esa voz, como si lo estuviera llamando a algo que no debía, pero que no podía rechazar.

Un escalofrío recorrió su cuerpo, pero logró caminar hacia la cocina, intentando convencerse de que solo era su imaginación. Aunque, al abrir la puerta, algo extraño sucedió.

Un aire frío le golpeó la cara, mucho más frío de lo que debería estar en su hogar. Miró a su alrededor, pero la cocina estaba vacía. Solo el sonido de su respiración rompía el silencio.

—*¿Qué está pasando...?* —se preguntó, cerrando la puerta y buscando un vaso en la alacena.

Entonces, sintió una presencia. No estaba solo. No lo estaba en absoluto. Podía sentirlo, como si alguien estuviera observándolo desde las sombras.

Se giró rápidamente, pero no había nada. Solo las luces parpadeando. Su corazón seguía acelerado, y una sensación de opresión lo invadió. El ambiente estaba... extraño, cargado de algo que no lograba identificar. Como si todo se estuviera desmoronando.

De repente, un sonido, como si algo o alguien se deslizara por el suelo, lo hizo girar bruscamente. Esta vez, vio una figura. Alta, con la figura algo difusa por la oscuridad, pero claramente visible.

Era un hombre, con el rostro medio cubierto por la sombra, pero algo en su presencia hizo que Sunoo no pudiera moverse. No tenía miedo, pero sí curiosidad. Algo... demasiado tentador en el aire.

—*¿Quién...?* —empezó a preguntar, pero la figura levantó una mano, callándolo.

—*Shh...* —susurró la figura, acercándose lentamente. Cada paso que daba hacia Sunoo parecía hacer que la habitación se volviera aún más fría. —*No tengas miedo. Solo estamos jugando.*

Aquel tono... tan suave, tan bajo, pero a la vez tan... peligroso.

Sunoo no podía moverse. Estaba hipnotizado por su mirada. Algo había cambiado en él. Como si esa persona lo estuviera controlando sin esfuerzo alguno.

—*¿Qué eres...?* —musitó Sunoo, sabiendo que no debía preguntar, pero no pudiendo evitarlo.

La figura se acercó aún más, y Sunoo pudo distinguir una sonrisa tenue en su rostro, algo burlona y llena de promesas oscuras.

—*Soy todo lo que deseas...* —respondió la figura, con una voz profunda que hizo eco en la mente de Sunoo.

La sensación de estar atrapado en algo demasiado grande y peligroso lo abrumó. El aire estaba cargado, el silencio en la casa era aterrador, y el mundo a su alrededor parecía volverse más distante. Como si todo se estuviera desmoronando.

En ese instante, la figura desapareció tan rápido como había aparecido, dejando a Sunoo solo, temblando, sin entender qué había sucedido.

De repente, el sonido de un timbre lo sacó de su trance. Con un salto, corrió hacia la puerta, sin siquiera pensarlo, y al abrirla, encontró a Jungwon, con una expresión de preocupación.

—*¿Estás bien?* —preguntó Jungwon, notando el sudor en la frente de Sunoo.

Sunoo no sabía cómo responder. La figura. El juego. ¿Era todo una ilusión?

—*No...* —musitó Sunoo, su mente aún nublada por la experiencia. —*Creo que acabo de ver algo... algo raro.*

Jungwon lo miró fijamente, pero antes de que pudiera preguntar más, Sunoo lo interrumpió.

—*Solo... olvídalo.* —dijo rápidamente, con una sonrisa nerviosa. —*Estoy bien.*

Pero Jungwon no estaba tan convencido. Algo en su mirada decía que sabía que algo extraño estaba ocurriendo, aunque no podía entender qué exactamente.

Y en lo más profundo de la mente de Sunoo, las palabras de la figura seguían retumbando: *"Solo estamos jugando..."*

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¿Acabas de sentir un escalofrío en la espalda? ¿Estás solo? Si lo estás, mejor cierra las puertas y ventanas. No te confíes. A veces, las sombras nos observan.

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Vampire's Game.  - Sunoo Harem ღDonde viven las historias. Descúbrelo ahora