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La carretera serpenteaba frente a ella, ya había caído la noche y su tiempo se agotaba mientras intentaba concentrarse solo en lo oscura y solitaria que era la ruta misma. El sonido del motor y el ligero gemido de Ward Cameron desde el asiento trasero eran las únicas interrupciones al incómodo silencio que llenaba la camioneta.

Se replanteaba cada decisión que la había llevado hasta ese momento. Había girado el volante hacia el muelle cuando debería haber seguido hacia el aeropuerto. Había ayudado a Rafe y ahora lo tenía de copiloto, en su espacio, en su burbuja, y detestaba cómo eso la hacía sentir.

Desde el asiento trasero, Ward soltó un quejido antes de intentar sentarse un poco más derecho. Julie miró por el retrovisor, con las cejas fruncidas.
—¿Qué pasó?

El hombre alzó una mano, como restándole importancia: —Simplemente malas decisiones que uno toma. A veces, por intentar proteger a quienes amas —ella no respondió, pero su agarre al volante se tensó. Ward suspiró y añadió: —Por cierto... siento mucho lo del barco, aquella vez. Querer lanzarte al mar y lo de Sarah... te di una mala impresión. —Hizo una pausa, su voz adquiriendo un tono algo más humano—. Eres una buena chica.

Julie rodó los ojos, claramente sin intención de aceptar sus disculpas.
—La mala impresión la diste al matar al padre de John B. O al fingir tu muerte. O al robarnos el oro. O al querer matar a Sarah... O- —él mayor la interrumpió con una risa frustrada.

—Ya entendí. Lo merezco. Eres hija de Chandler Groff, ¿no es así? —ella lo miró una vez más por el retrovisor y asintió—. Y Larissa Genrette... en su momento fue una historia que impactó a todo Kildare.

—Y ahora la historia Cameron le robó el puesto —respondió ella, cortando de una vez por todas la conversación. Ward no insistió más, recostándose nuevamente con un gemido bajo.

Desde el asiento del copiloto, Rafe la observaba en silencio y fijamente, con los labios apretados, claramente luchando con algo que quería decir. Finalmente, se atrevió: —Julie, yo... —empezó, en un tono que sonaba más vulnerable de lo que esperaba—. Necesitaba hablar contigo.

Ella no le dirigió la mirada, enfocándose en la carretera.
—Habla rápido.

—Es que... estoy pensando en decirte algo que llevo tiempo queriendo decir —murmuró, vacilante, y se atrevió a tocar ligeramente su brazo, intentando captar su atención.

Julie reaccionó al instante, apartando su mano con brusquedad.
—Ni lo intentes —le espetó, su tono helado—. Ya lo sé todo.

Rafe frunció el ceño, desconcertado.
—¿Qué sabes?

Ella apretó la mandíbula, mirando al frente, pero su voz salió cargada de resentimiento.
—Te vi en el club de golf. Con esa chica. Deberías haberla llamado a ella. Así que no te confundas, Cameron. No te estoy ayudando a ti. Estoy aquí por los Pogues, porque realmente necesitamos que Ward nos preste el avión.

El golpe de sus palabras fue tan contundente que Rafe quedó mudo por un momento. Quiso explicarse, justificar lo que había pasado, pero no encontraba cómo hacerlo. Abrió la boca para decir algo, pero en ese instante, el celular de Julie comenzó a sonar.

Con una mano al volante y el ceño fruncido, revisó la pantalla. Era su padre. Suspiró pesadamente antes de responder:—Hola, papá.

—¡Julie! ¿Dónde estás? —La voz de su padre sonaba molesta, como era de esperarse—. ¡Otra vez desapareciendo sin decir nada! ¿Qué sucede?

Julie cerró los ojos un segundo, intentando mantener la calma mientras conducía.
—Papá, estoy bien. Solo estoy... con unos amigos.

—¿Otra vez esos Pogues? —gruñó él, claramente perdiendo la paciencia—. Ya te he dicho que esas personas no son buena influencia. Vas a volver a casa ahora mismo.

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⏰ Última actualización: 5 hours ago ⏰

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Tesoros escondidos - Rafe CameronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora