DAMIÁN
—No está, llamé al aeropuerto para ver si Lilibeth había tomado algún vuelo, pero no, al parecer no se ha ido sin mí.
Dice Elsa cayendo al lado mío.
—Ella no te dejaría —le aseguro para dejarla tranquila.
Cosa que no funciona, ya que frunce el ceño ligeramente y se queda mirando un punto fijo.
—Ella me dijo que ya era momento de que hiciera mi vida contigo y con el pequeño Xan —dice volteando a mirarme—. Eso es lo que más quiero en la vida, pero tampoco quiero dejarla sola cuando el idiota de tu primo está obsesionado con ella.
Lilibeth siempre ha pensado en los demás antes que, en ella, el saber que no he convivido con mi hijo como me gustaría, sé que le está pesando, y mucho. Lo cierto es que jamás imaginé que mi primo llegaría a lastimarla tanto, está enfermo, necesita ayuda, pagar por sus actos. Pero la cárcel queda descartada, nuestra familia tiene muchos contactos.
Entrar en conflicto conllevaría una guerra campal en la que nadie ganaría y la única perjudicada sería Lilibeth.
—Saldrán de esto —insisto tratando de convencerme a mí mismo de ello.
Quiero lo mismo que ella, pero en este caso, solo sucederá hasta que Artemis se tranquilice.
—¿Has hablado con Oliver? —me pregunta.
Abro la boca para responderle, pero justo en ese momento suena mi móvil con el nombre de Teal, frunzo el ceño y me pongo de pie.
—¿Qué quieres?
—Joder, joder, tienes que venir a la casa de Artemis —se escucha nerviosa.
—¿Por qué?
—Tienes que ver esto —cuelga.
Meto mi móvil, podría ser una trampa, pero al mismo tiempo no, así que me armo de valor y agarro las llaves de mi auto.
—¿Quién era?
—Teal, necesita que vaya a la casa de Artemis, al parecer sucede algo que quiere que vea —le explico.
—Voy contigo.
—No.
Niego con la cabeza, no pienso poner en más riesgo a la madre de mi hijo.
—Quédate por cualquier cosa, prometo estar en contacto —le doy un beso en los labios.
—Por favor, cuídate.
Salgo de la casa de Oliver y entro al auto pisando el acelerador, los nervios me dejan el corazón acelerado, Lilibeth es como una hermana para mí, y el saber que en estos momentos se puede encontrar en peligro, me hacen sentir impotente.
Al llegar a la casa de Artemis, bajo rápidamente, Teal me está esperando nerviosa en la entrada, sentada en uno de los escalones, al verme se pone de pie.
—Más vale que no sea una trampa, Teal —amenazo.
Ella mueve las manos con nerviosismo.
—No, pero antes, juro que no tengo nada que ver con esto, no sabía a qué grado de enfermedad y obsesión se encontraba Artemis.
Entramos y la sigo, subimos por las escaleras hasta llegar a lo que conozco como su habitación de adolescente, una a la que solía llevar a las chicas para que le hicieran mamadas. Pasamos hasta lo que es el cuarto de closet.
Y al abrirlo la boca se me seca, la garganta se me cierra. Las paredes están llenas de fotos de Lilibeth, desde que éramos niños hasta la actualidad, pero eso no es lo que me inquieta, sino, el hecho de ver varias de ella donde se muestra embarazada y con su hijo.
—No sabía que ella era madre —arguye Teal a mis espaldas.
Arrebato una foto de ella con su hijo, no hace falta ser demasiado inteligente como para darse cuenta de que se trata del hijo de...
—Creo que Artemis la tiene.
La voz de Teal me regresa a la realidad. Volteo a verla y por primera vez me parece frágil.
—¿Tanto lo amas?
—Es el hombre más importante para mí.
—¿Pese a que ama a otra?
—Si me da la oportunidad, sé que puede enamorarse de mí.
Asiento.
—Gracias, no te preocupes, es mi primo, a partir de aquí, me encargo yo.
Le doy un beso en la mejilla y salgo de la casa, subo a mi auto y acelero, Oliver no me responde las llamadas, pero resulta que, al llegar a su casa, ambos lo hacemos al mismo tiempo. Sus ojos son penetrantes, su aura es oscura y parece más molesto de lo habitual.
—Oliver.
Él me mira, es como si no se hubiera dado cuenta de mi presencia. Y tomando una larga bocanada de aire, digo:
—Artemis tiene a Lilibeth.
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Un Corazón Maligno #2 © [COMPLETA]✅
Romance"Él no es un rey de cuento de hadas, el amor es un castigo y el odio un juego abierto" Sabía que entre Artemis y yo nada sería sencillo, pero jamás imaginé que fuera un monstruo que me arrebataría todo, dejándome triste, aterrada, insegura y desol...