Capítulo 42

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LILIBETH

Camino de un lado a otro, no puedo pensar bien, Damián me ha hablado por teléfono asegurando que no va a dejar que ninguno de los dos se mate, al igual que Levi estará al pendiente, pero no es suficiente.

Elsa no está, solo me mandó un mensaje diciendo que iba al aeropuerto a recibir a su hijo. Nani cuida de Cole y yo me encuentro como León enjaulado dentro del vestíbulo. Respiro hondo y, sin embargo, eso no funciona.

—Idiotas —espeto con dureza.

Los dos son importantes para mí, pese a los errores de Artemis. Uno es el hombre que amo, y el otro el amigo que quiero recuperar y sanar. Me quiebro la cabeza pensando una y otra vez en un plan.

Estoy a punto de subir por las escaleras, cuando la puerta principal se abre, por un segundo pienso que es Oliver anunciando que han aceptado que los dos son idiotas y que lo han dejado por la paz, sin embargo, se trata de uno de los hombres de seguridad que ha contratado el padre de mis hijos.

—Señorita —dice acercándose a mí.

Veo que trae un sobre en las manos y me lo tiende.

—Le ha llegado esto.

Me pienso en si debo tomarlo, al final lo hago.

—Gracias.

—A sus órdenes.

El hombre se marcha y enseguida rompo el sobre que no tiene más que mi nombre escrito, no necesito preguntar de quién se trata, reconocería esa letra en millones de años. Saco la hoja y noto que es una carta de Artemis, una muy larga.

Lilibeth:

Imagino cómo te debes sentir en estos momentos, te conozco tan bien como me conoces tú, o puede que con todo lo que ha pasado, ya no me reconozcas. No puedo dejar de pensar en que me gustaría estar contigo, regresar al pasado, a cómo cuando éramos inseparables, abrazarte y decirte que todo estará bien. O contarte historias tal cual hacía bajo las noches de tormentas hasta que te quedabas dormida.

Lo siento tanto, siento tanto el daño que te he hecho, siento no haber estado a la talla y haberte lastimado de tal manera, que ahora me veas como un monstruo. Hay muchas cosas de las que me arrepiento, pero de lo que nunca lo haré, es de haberme enamorado de ti. Siempre vas a ser lo mejor que me ha pasado. No hubo ni un solo segundo en el que no fuera feliz a tu lado.

Has iluminado tanto mi vida, que al verte perdida en los brazos de alguien más, me hundí en la oscuridad. Tenía miedo de perderte, no hay nadie en el mundo que exista de quien me pueda volver a enamorar, nadie se comparará contigo. Dicen que el tiempo lo cura todo, los dos somos fuertes, sin embargo, creo que me tomará tiempo aceptar algunas cosas.

Solo quiero que sepas que pase lo que pase en la pelea, debes seguir adelante, siempre me voy a sentir orgulloso por el camino que vayas a elegir. Han pasado demasiadas cosas este último año, vivo en un limbo en donde repito una y otra vez el recuerdo de la última noche que estuvimos juntos, abrazados. No cuando fuiste mía e inició toda esta locura, sino, cuando éramos amigos y nos quedamos abrazados en tu cama viendo películas de terror.

Esa noche sentí tu calor y supe que viviría para cuidarte y protegerte, no lo cumplí, hice todo lo contrario. Ahora, pensar que estabas destinada a ser de otro hombre, me sigue doliendo en el alma. Es como decirle adiós al niño pequeño que fue abusado por una de sus nanas, que su lugar seguro pertenece a alguien más, que el sueño de estar contigo toda la vida se derrumba poco a poco para enfrentar la realidad, una en la que ya no vas a estar.

Sé que debo soltarte, dejarte ir, que estoy enfermo, que necesito ayuda, ahora lo entiendo perfectamente. No obstante, quiero y necesito esto último. Sé que después de esto, si ya no puedo estar cerca de ti, mi amor por ti nunca morirá, siempre serás la chica de mis sueños.

Así que si algo me llega a pasar esta noche, solo quiero que recuerdes al viejo Artemis, no al actual que te ha roto el corazón.

Te amo una eternidad, ahora y siempre, tuyo, Artemis Francori.

Cierro la carta y el corazón se me apachurra, las lágrimas no dejan de caer mojando mi rostro, porque este es el Artemis del que me enamoré, el Artemis que todavía puede ser rescatado. Limpio los surcos con el dorso de mis manos y tomo mis cosas. Saco mi celular mientras salgo, llamando a Damián, este no me contesta, por lo que le llamo a Levi, por un segundo creo que tampoco me va a responder hasta que lo hace.

—¿Sí?

—¿Ellos?

Suelta un suspiro y en tono bajo me responde.

—La pelea acaba de dar inicio.

Cuelga, las manos me sudan, uno de los tipos que Oliver dejó para cuidarme, me detiene el paso argumentando que no puede dejarme salir de la propiedad, que fueron órdenes de Oliver, por lo que saco una pistola y le apunto haciendo que este levante las manos.

—Te apartas o te mato —exclamo.

—Señorita...

Sin dejar de apuntarle me subo al auto y enciendo el motor.

—Es peligroso —agrega el hombre.

Dejo de apuntarle y tomo el volante con fuerza.

—Lo sé, pero hay una pelea que debo detener.

Y diciendo esto, piso el acelerador.  

  

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Un Corazón Maligno #2 © [COMPLETA]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora