Capítulo 41

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ARTEMIS

PASADO

Los truenos de la tormenta me hacen despertar, mis padres no están, como ya es costumbre, me quedo al cuidado de las nanas, observo la hora que marca el reloj, son las doce de la noche y la lluvia no para, los truenos iluminan mi habitación y me levanto de la cama, me coloco un abrigo.

No le temo a las tormentas, siempre he creído que son hermosas a su modo, pero la persona que más me importa sí le teme. Y es por ello que con sigilo, me escabullo de mi habitación, no hay nadie en los pasillos, así que camino rápidamente hasta llegar a las escaleras, estando ahí, un nuevo relámpago estalla haciendo que sienta que las paredes retumban.

Me doy prisa, llego hasta la puerta cruzando el vestíbulo, me resbalo porque el mármol blanco está un poco húmedo, seguro los sirvientes han entrado, pero no me detengo, sin importar que me moje, salgo de casa y cruzo a la de Lilibeth, entro por la parte trasera.

Sus padres tampoco nunca están en casa, subo las escaleras, los relámpagos siguen iluminando algunos sitios de la enorme casa, llego a su habitación y entro con cuidado.

—¿Lilibeth? —susurro con cuidado.

Un nuevo relámpago ilumina su habitación y es cuando la veo, escondida en una de las orillas de la cama, abrazando sus rodillas, sus ojos se agrandan en cuanto me ven, tenemos cinco años y me siento su protector.

—¡Artemis! —chilla.

Corre hacia mí y no dudo en abrazarla, la quiero mucho, es como si fuera mi pequeña hermana, pero no lo es, no nos une nada.

—Shhh, todo va a estar bien —la envuelvo en un abrazo de oso.

De esos que tanto le gustan, su respiración poco a poco se establece.

—Vamos a la cama —le indico.

—¿Dormirás conmigo? —pregunta mientras toma mi mano.

—Pues claro, boba —resoplo.

Nos subimos a la cama y nos metemos debajo de las sábanas.

—¿Contaremos historias? —pregunta con un brillo de emoción.

—¿Eso te gustaría? —le hago cosquillas.

—¡Sí!

Los truenos siguen, la tormenta por igual, el viento sopla tan fuerte que se escucha con claridad su silbido. Comienza a temblar y me acerco más a ella.

—Tranquila, yo te voy a cuidar.

—¿Siempre?

—Toda la vida.

—¿Prometes que nunca nos abandonaremos? Pase lo que pase siempre estaremos juntos ¿cierto?

Asiento con la cabeza.

—Eres mi chica —afirmo con seguridad—. Toda la vida voy a estar contigo y te voy a cuidar.

Ella sonríe.

—Vamos a ser amigos toda la vida.

—Juntos.

PRESENTE.

—Juntos —susurro.

Esa noche no dormí, como las que le siguieron cuando había tormenta, me quedaba contándole historias de hadas hasta que se quedaba dormida en mis brazos.

Recuerdo que en realidad fue esa la primera vez que le robé su primer beso, ya que al amanecer, aplasté mis labios sobre los suyos.

Y ahora estaba aquí, terminando de escribir lo que realmente siento, la tinta se me ha acabado, pero las ganas de luchar nunca, no importa lo que haya dicho Oliver, amo a Lilibeth y siempre será así. Nadie nunca me va a hacer cambiar de opinión.

Respiro profundo. Muevo el cuello con estrés y termino de escribir, sello el sobre y en él, dejo una parte importante para mí. Enseguida llaman a la puerta y entra Levi.

—¿Estás seguro de hacer esto? Es un largo viaje.

—Lo estoy —volteo a verlo.

Le doy el sobre que toma con el ceño fruncido.

—Dáselo cuando todo esto termine.

—¿Estás...?

—Lo estoy, ahora andando.

Tomo mis cosas, cansado de todo esto en lo que yo solo me he metido, pero ahora con un nuevo objetivo.

—Artemis, no eres malo —dice Levi.

Ladeo una media sonrisa, pero no digo nada.

—Vamos, que hay una última pelea a la que tengo que asistir.

—Puedes morir.

La imagen de Lilibeth pasa por mi mente y respiro hondo.

—Nadie me extrañaría de todos modos.

Y con ello salgo de la oficina, sabiendo que puede que sea la última vez en la que muchos me vean, porque esta noche alguien morirá, Oliver o yo.  

  

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Un Corazón Maligno #2 © [COMPLETA]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora