LILIBETH
Siento que el mundo me da vueltas, las manos me tiemblan y creo que las rodillas están a punto de fallarme, el móvil se me resbala y lo primero que hago es tomar el arma que tiene Artemis debajo de la cama, si le toca un solo cabello a mi hijo, se acaba.
No recojo el móvil, no me detengo a pensar en las consecuencias, su locura ha ido demasiado lejos, intenté ayudarlo, pero si no se deja, si no quiere, entonces esto se acaba aquí y ahora.
Bajo las escaleras y estoy a nada de dirigirme a la puerta de salida, cuando la puerta principal se abre y el llanto de Cole hace que las lágrimas se me derramen.
—¿Qué mierda haces? —me pregunta Artemis.
Quien tiene en brazos a Cole, mi hijo no para de llorar, y detrás de él entran veinte de sus hombres de seguridad, con bolsas y juguetes.
—Dame a mi hijo —le apunto con el arma.
La mano no me tiembla, me mantengo firme.
—¿Por qué me apuntas? ¿Crees que le haré daño?
—Cole no es tu hijo, claro que lo pienso, después de todo su padre está en coma por tu culpa —suelto quitando el seguro del arma—. Ahora dame a mi hijo.
—No le voy a hacer daño, te lo traje, pero antes pasé a hacerle algunas compras —espeta con dureza.
Se acerca a mí y con cautela me lo da, cuando lo tengo entre mis brazos, deja de llorar en cuanto siente mi calor y me lamento por lo que debe estar sintiendo en estos momentos, quise alejarlo de todo esto y es arrastrado de nuevo conmigo.
—Lilibeth —Artemis da un paso adelante.
—No te me acerques —pido sin dejar de apuntarle con el arma—. Quiero estar sola.
—Pero... solo intentaba...
Niego con la cabeza.
—Estás loco, Artemis —voy subiendo las escaleras de a poco hacia atrás—. Necesitas ayuda, no puedes seguir así con esta maldita obsesión hacia mí, tú y yo jamás vamos a estar juntos.
Se queda callado y me mira fijamente.
—¿Ya no me amas? —inquiere y sigo subiendo.
Trago grueso y sigo subiendo hasta que llego al final.
—Ya no te amo, Artemis, tienes que superarlo de una puta vez.
Giro sobre mis talones y camino hacia la habitación, me encierro y aseguro las ventanas. Luego me dejo caer sobre la cama con mi hijo.
—Todo está bien, mi amor, mamá está aquí —le susurro a Cole, dándole muchos besos en sus mejillas.
Cuando por fin se queda dormido, recuerdo la llamada de Elsa y le llamo.
—Joder, Damián va para la casa de Artemis —me dice en cuanto respondo.
—Cole está conmigo —aclaro—. Elsa, dile a Damián que necesito salir de aquí.
—Por fin entras en razón, por los gastos del hospital no te preocupes, al parecer mañana van a desbloquear las cuentas de Damián, él se encargará de ahora en adelante de todo en lo que Oliver despierta —me explica y siento que puedo respirar de nuevo.
—Gracias.
—Por cierto, hemos encontrado las pruebas que necesitamos para culpar al padre de Artemis, de hecho, la orden de captura ya fue emitida en cinco estados, y me he encargado de toda la información que me has pedido para meter a Artemis a un centro psiquiátrico, Levi está de acuerdo, pero se mantiene a raya para evitar que enloquezca.
—Esas son buenas noticias.
—Lo son.
—Ya no quiero estar aquí.
—Vamos a sacarte, lo prometo, solo aguanta un par de horas más.
—Vale.
Cuelgo y me quedo el resto de la noche velando el sueño de mi hijo. No sé en qué momento me quedo dormida, el cansancio me gana, pero en cuanto abro los ojos, me sobresalto al ver que ya ha amanecido.
—Por fin despiertas.
Me incorporo de golpe, Artemis está sentado en el suelo con una botella de vino en la mano, tiene los ojos inyectados en sangre.
—Sé que está mal lo que hago —musita—. Pero te necesito, en mi vida si no estás, me temo que ya no tiene sentido, llevo todos estos años cuidando de ti, para dejar que Oliver te aleje. Me niego.
Busco el arma y no está.
—¿Buscas esto? —me lanza el arma sin municiones.
—Tengo que irme, Artemis, vas a estar bien, pero necesitas ayuda.
Se pone de pie y protejo a mi hijo con mi cuerpo.
—Claro que estaré bien —chasquea los dedos.
Entran dos tipos con varias cajas que dejan sobre la mesa.
—Vístete, si no quieres que esto acabe mal.
Miro las cajas y las abro, veo el interior y las náuseas me avasallan.
—¿Qué es esto?
Esta vez me apunta con un arma.
—Lo que es, hoy nos casamos.
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Un Corazón Maligno #2 © [COMPLETA]✅
Roman d'amour"Él no es un rey de cuento de hadas, el amor es un castigo y el odio un juego abierto" Sabía que entre Artemis y yo nada sería sencillo, pero jamás imaginé que fuera un monstruo que me arrebataría todo, dejándome triste, aterrada, insegura y desol...