週┋♡𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖉𝖎𝖊𝖈𝖎𝖔𝖈𝖍𝖔

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¿Que tan difícil es hallar el camino a la gloria? Sana no lo sabía, jamás en su larga vida había querido gozar de gloria. ¿Sería esta dulce? ¿Haría de tu vida menos miserable y más soportable?


Acostada en el césped, pensaba con la mirada puesta en las blancas nubes, su anaranjado cabello estaba regado por todo el suelo y se podía ver como se complementaba con la tierra. Hace apenas dos días hablo con sus hermanas y padres acerca de la competencia, después de un corto sermón - realmente un horrible sermón- por parte de sus padres por ser tan descuidadas, se liberaron de aquel peso y ahora, simplemente, dejaron todo a la suerte.

¿Irónico no?

La sana de hace algún tiempo atrás jamás diría eso, se estaría esforzando hasta la muerte por demostrar que era de valor, pero ahora, algo es diferente. Ahora ya no desea demostrar nada, porque, realmente no quiere hacerlo, después de mucho, después de todos sus años de vida, sabe lo que vale. Ya no necesita la aprobación de alguien, por ende, ya no le importa demostrar a los demás algo. Se siente bien, ya no está confundida respecto a lo que es.

Sin embargo.... Aún sigue ocultándole cosas a jihyo. Es decir, no son nada, no han formalizado una relación o si quiera le han puesto una etiqueta, esta bien así, no hay necesidad. Pero, sana desea con toda su alma - y siendo esta su única preocupación actual- poder tener la valentía y el valor de decirle a su amada todos los secretos que la atormentan hostilmente en las noches, mañanas y tardes, que no la dejan expresarse ni librarse de esa opresión en su pecho: la culpa.

¿Cómo lo haría? Pensó, mientras pasaba su mano por su cabello. El césped alrededor se encogió tras ella levantarse. Ahora sentada con sus manos apoyadas detrás de si misma, su mirada en el cielo jamás fue apartada; trataba, simplemente, de encontrar las respuestas en el azul manto. Sin éxito. Todo lo que veía eran formas sin sentido, que se movían lento arriba. Cerro los ojos y suspiro fuerte. El aire en sus pulmones fue como una descarga eléctrica qué la revitalizo y la hizo pensar en soluciones, sin éxito nuevamente. Sus dedos bailaron encima del verde, a sus alrededores habían muchos árboles y una qué otra flor a comienzos de crecimiento; lo admiro todo con sus ojos, buscando, así sea un indicio de fantasía. Todo parecía irreal, todo se movía - en su cabeza - con extremada calma, sospechaba que su vida fuera una simulación. Sus sentidos lo veían, y su interior lo olía: algo malo pasaría. Se llamó así misma supersticiosa y volvió a recostarse con la misma confusión que la había golpeado hace unos segundos. «Debería dejar de leer esos libros, me están volviendo loca» pensó en sus adentros mientras sus comisuras se elevaban levemente, al menos, había llegado a una conclusión aceptable ese día: eso significa que no fue un desperdicio.

El tiempo transcurrió con normalidad, las horas se sentían minutos: y ahora el cielo, que antes era azul, se teñía de un rosado sutil, pintando hasta la última nube sobre su cabeza. A lo lejos escucho que alguien se acercaba. Sonrió.

Confusión - Sahyo G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora